Hay un fenómeno que se da con bastante asiduidad. Consiste en declararse "culturalista" y en Defender la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Entiendo por “culturalismo” aquellas corriente de pensamiento que consideran que todo en el ser humano se reduce a cultura. Todo en el ser humano está “construido”. Todo está mediado y determinado por la cultura.
Ahora bien, qué significa ese Universal de la Declaración. Pues por universal se entiende que existen una serie de valores o principios que deben de regir en todo tiempo y lugar. Que esos valores son eternos e inmutables, y por tanto, no están mediados por la cultura. Son valores o principios que no son dados por el hombre. No son valores o principios que nazcan del consenso humano, del derecho positivo, sino que ése debe de plasmar, negro sobre blanco, un derecho natural. Otra cuestión es cómo cada cual explica el origen de esos principios o valores. Pero al menos, los acepta.
Lo que suele ser bastante habitual es que gentes que se declaran "culturalistas" después igualmente se declaren defensores de los Derechos Humanos.
Un "culturalista" lo que tendría que decir es que no existe un derecho natural, unos valores o unos principios naturales, sino, y al ser todo “construcción”, los valores o principios penden de cada cultura, es decir, declararse relativistas culturales. Pero hete aquí que se declaran fervientes seguidores de los Derechos Humanos.
Si todo es construcción entonces qué problema hay en que existan mujeres “sujetas” a sus maridos o que se siga persiguiendo a los homosexuales. Es que la mayoría de culturalistas (porque coherentes son la minoría) no dicen que en esta sociedad está mal que las mujeres estén "sujetas" a sus maridos o que se persiga a los homosexuales sino que lo que dicen es que está mal en esta sociedad, en todas y siempre ¿Pero no todo era construcción cultural?
Lo que quiero poner de manifiesto es que si se es “culturalista” no se puede defender la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Un "culturalista" no puede decir cuando le conviene, y según el tema, que existen valores, principios o instituciones que son naturales, pero a continuación, y cuando le conviene, decir justamente lo contrario.
Yo, y al igual que muchas mujeres heterosexuales, homosexuales y lesbianas, me opongo a la gestación subrogada. Creo que es incoherente decir que una sociedad patriarcal abusa del cuerpo de la mujer (independientemente de que esté o no de acuerdo con esta tesis) para que después traten de hacer exactamente lo mismo. Pero no es ahora esto lo que deseo criticar. Lo que deseo criticar es a aquellas personas que en unos casos, como en el de la eutanasia, defienden que es suficiente con que una ley no nos obligue a todos y que una persona tome autónomamente una decisión para que dicha situación deba de ser aceptada. ¿Qué problema habría ahora si una ley no obliga a todas las mujeres a una gestación subrogada y si una mujer autónomamente toma esa decisión? Porque claro, no se me va a decir ahora que con eso no es suficiente.
A veces da la sensación de que los principios solo están para defender lo que interesa y cuando interesa. Parece que el gran Groucho Marx tenía razón al decir: «Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros»:
Un saludo