Para evitar los enfoques excesivamente particulares yo me voy a remitir a lo que recomiendan los profesores del Grado en Filosofía de la UNED y a una de las publicaciones de metodología investigadora de obligatoria consulta en el Máster en Filosofía de la UNED.
En la carpeta Documentos de la asignatura TFG (en alF) hay un documento que lleva por título
Cómo escribir un ensayo o un artículo filosófico. Se desconoce la autoría del artículo, pero se entiende que se trata de alguno de los profesores de la Facultad de Filosofía. Se trata, pues, de un documento oficial, es decir, de un documento de obligatoria consulta para los alumnos de la asignatura TFG; para que, en la medida de lo posible, lo tengan en cuenta a la hora de redactar sus trabajos de final de carrera. Me pregunto, no obstante, cuántos alumnos lo habrán leído.
Pues bien, ya la primera página se abre con una cita de Berkeley que pone al estudiante sobre la pista y que dice así:
"Los filósofos levantan polvaredas para después quejarse de que no se ve bien
". Berkeley.
Lo cierto es que más de acuerdo no puedo estar. Y tal vez buena culpa de la nefasta situación académica de la filosofía sea precisamente la cantidad de estupideces que se dicen en nombre de la filosofía y lo enrevesadas de muchos de sus publicaciones para, sin duda, fingir erudición donde no la hay.
Pero voy más al grano, so pena de incurrir yo también en dar demasiados rodeos. En la página 1, bajo un primer epígrafe que lleva por título
Objetivo, dice así (la tipografía es mía):
"Los ensayos filosóficos son diferentes de otro tipo de textos, como pueden ser los artículos científicos, los de opinión o los textos literarios. Generalmente, presentan un argumento a favor o en contra de alguna tesis en particular. Por ello, no consisten simplemente en mostrar unos hechos, opiniones o creencias; siempre es necesario proponer argumentos que sustenten la afirmación principal. Pueden construirse en torno a una idea defendida previamente por un filósofo, intentando criticar o mostrando sus puntos débiles. En otras ocasiones se puede mostrar el acuerdo que se tiene con las ideas de otro. Pero hay que tener muy presente que lo importante no es nuestra postura al respecto, sino la calidad de los argumentos que expongamos para sostenerla.
Un ensayo no puede consistir en una concatenación de datos que puedan encontrarse en cualquier enciclopedia. Es preciso centrarse en la afirmación principal y descartar esas otras ideas que pueden hacernos perder el hilo del argumento principal. Como decía
Ortega,
la claridad es la cortesía del filósofo, por ello es preciso intentar no perder de vista nuestro objetivo y defenderlo con claridad.
Un ensayo o trabajo filosófico ha de mostrar que se
entienden ciertos problemas y que se es capaz de pensar críticamente acerca de ellos. Por lo tanto es preciso mostrar un pensamiento independiente. Esto no significa que deba proponerse necesariamente una teoría propia o que se deba hacer una contribución completamente original al pensamiento. Sin embargo, es preciso intentar proponer argumentos propios, o una manera novedosa de elaborar, criticar o defender algún argumento del que se haya tratado anteriormente. Limitarse a resumir lo que han dicho otros no es suficiente.
"
Sospecho que si nos enredamos con el lenguaje para fingir erudición donde no la hay a lo
escándalo Sokal, difícilmente vamos a cumplir con el objetivo principal de cualquier escrito filosófico (científico) según las indicaciones del documento académico de la asignatura TFG: mostrar que se entienden ciertos problemas y que se es capaz de pensar críticamente acerca de ellos.
Pero, yendo ya directamente a la cuestión que nos atañe, esto es lo que se apunta en esa pequeña guía redactada para los estudiantes. En la p. 2, bajo el epígrafe
El lenguaje empleado, dice así (la tipografía vuelve a ser mía):
"Debemos tener siempre presente la frase de Ortega —la claridad es la cortesía del filósofo—, y evitar las construcciones barrocas y la terminología oscura, puesto que
el objetivo es que se nos entienda. Un ensayo filosófico ha de estar escrito de tal manera que cualquier persona con un buen nivel educativo pueda entenderlo, una vez informada de la terminología filosófica consensuada, que el ensayo debe contribuir a aclarar.
Los problemas filosóficos ya suelen resultar bastante embrollados de por sí, por lo que es recomendable
no contribuir más aún a la confusión. Para ello es preciso emplear los términos con rigor, no queriendo decir algo en un momento y lo contrario en otro. Para ello debemos esforzarnos en
emplear el castellano de manera correcta, teniendo cuidado con la ortografía, los acentos y los signos de puntuación. Si se tienen dudas se puede consultar el manual de ortografía de la RAE (en
www.rae.es). Además, el ensayo debe estar bien organizado, dejando claro qué se va a intentar mostrar desde el principio, con un desarrollo central de las ideas y con una conclusión en la que se recoja en forma resumida el planteamiento inicial y las conclusiones finales.
"
Pues esas son las indicaciones que se dan para los estudiantes de la asignatura TFG del Grado en Filosofía de la UNED. Quien lo desee puede perderse en disquisiciones varias. Pero el hecho objetivo es que al alumno se le pide
rigor y claridad, que es justo lo contrario de lo que se encuentra en muchos libros escritos por profesionales de la filosofía, que en mi opinión son los culpables nº1 de que ésta esté a punto de ser barrida por completo de los planes de estudio (vale ya de echarle la culpa otros: a una o varias personas, a determinada ideología político-económica, al ministro de educación de turno y etc.).
Si recurrís a otros libros de metodología investigadora como por ejemplo el archiconocido libro de Umberto Eco,
Cómo se hace una tesis doctoral, bibliografía
obligatoria en una de las asignaturas metodológicas del Máster, os vais a encontrar lo mismo:
"¿A quién se habla cuando se escribe una tesis? ¿Al ponente? ¿A todos los estudiantes o estudiosos que luego tendrán ocasión de consultarla? ¿Al vasto público de los no especialistas? ¿Hay que plantearla como un libro que irá a parar a manos de miles de personas o como una comunicación erudita a una academia científica?.
Son problemas importantes porque están relacionados no solo con la
forma narrativa que daréis a vuestro trabajo, sino también con el
nivel de claridad interna que queráis añadir.
Para empezar eliminemos un equívoco. Existe la creencia de que un texto de divulgación donde las cosas son explicadas de manera que todos las comprendan, requiere menos habilidad que una comunicación científica especializada que, por el contrario, se expresa a través de fórmulas comprensibles solo para unos pocos privilegiados. Esto no es totalmente cierto. Es verdad que el descubrimiento de la ecuación de Einstein E=mc2 ha supuesto mucho más talento que cualquier brillante manual de física. Sin embargo, normalmente, los textos que no explican tranquilamente los términos que utilizan (y proceden por rápidos guiños de ojo) hacen pensar en
autores mucho más inseguros que aquellos en que el autor explicita cada referencia o cada pasaje. Si leéis a los grandes científicos o a los grandes críticos veréis que, salvo pocas excepciones, s
on siempre clarísimos y no se avergüenzan de explicar bien las cosas.
"
ECO, Umberto (2001),
Cómo se hace una tesis. Técnicas y procedimientos de estudio, investigación y escritura, Gedisa, Barcelona (novena reimpresión de 2010), p. 153.
Saludos.