Hola, Onofre
Aquí te dejo parte de un texto titulado “La Muerte como la posibilidad más cierta del Dasein” de M. Andreina Graterol Mújica por si pudiera aclararte algo.
“ (…) Dasein presentada por Heidegger en Ser y Tiempo, marcan el camino que conduce, desde la propiedad, a una comprensión de la Muerte, tal como debe ser entendida en el horizonte de posibilidades del Dasein, es decir, como aquella posibilidad que imposibilita a todas las otras posibilidades. En este sentido, las bases de esta estructura deben ser ubicadas en los principios de la ontología fundamental propuesta por Heidegger, en la que se establece la prioridad óntico-ontológica del Dasein sobre los restantes entes; pues, tal como explica Escudero parafraseando a Heidegger, “el Dasein es el único ente que posee una comprensión del Ser”.
En este sentido, la Ontología Fundamental destaca al Dasein como el lugar mismo donde se debe buscar el sentido del Ser. Así bien, a través de una analítica existenciaria, es posible alcanzar una comprensión práctica del ser del Dasein, esto, a partir del desarrollo de un análisis fenomenológico de sus estructuras ontológicas fundamentales. Destacan dentro de esta estructura, la disposición afectiva, la comprensión y el habla como las determinaciones fundamentales del ahí del Dasein, cada una de estas determinaciones posee una estructura previa; una reflexión profunda acerca de estos elementos permite reconocer que “el Dasein no es algo que está ahí presente, sino que se define primariamente por la praxis”. La existencia del Dasein está condicionada básicamente al comportamiento con posibilidades, desde esta visión, debemos entender a la propiedad y a la impropiedad como los dos modos fundamentales de ser del Dasein; en este sentido, explica Escudero, interpretando a Heidegger que “todas las estructuras ontológicas del Dasein están determinadas por la tensión entre propiedad e impropiedad”, destaca así mismo que la impropiedad no representa un modo inferior de existencia, ésta representa una “modificación existencial del Dasein” en la que éste no decide por sí mismo, sino que es conducido a partir de las restricciones ya dadas por el uno (Man), por la cotidianidad, por la masa, por la mayoría.
Contrario a este modo impropio de ser del Dasein está la propiedad, entendida ésta como el tipo de existencia que no obedece a los mandatos del uno público; desde esta posición, el Dasein asume la existencia como algo que le pertenece, se apropia de sí mismo y de sus posibilidades. Cuando el Dasein se decide libremente a ocuparse de su propia existencia, alcanza un modo de apertura que lo lleva a oír con atención la llamada de la conciencia, en este estado, Heidegger explica que el Dasein está abierto a la resolución, “en la resolución y en el querer tener conciencia se atestigua el ser más propio del Dasein, (…), la resolución implica la asunción de la existencia propia en su finitud esencial”, en la resolución el Dasein se reconoce como el más propio ser culpable, asume la culpa de su existencia y es entonces cuando puede vislumbrar la luz de algo parecido a la libertad. La resolución, sólo puede ser alcanzada desde el modo de ser propio del Dasein, una vez resuelto, el Dasein, es capaz de proyectar la existencia hacia el horizonte de la propia Muerte como posibilidad última. En este tránsito del Dasein de la impropiedad a la propiedad, Heidegger destaca la labor de la angustia como la “forma de apertura originaria y radical del Dasein que provoca una ruptura profunda con el mundo radical y cotidiano dado por supuesto”. Tal como nos muestra Dostoievski en Crimen y Castigo, a través de la angustia que atormenta al joven Raskolnikov, luego de asesinar a la anciana prestamista que tanto le desagradaba, la angustia sitúa al Dasein ante sí mismo, abriéndole la posibilidad de encuentro con su propio Ser, singularizándolo, es decir, apartándolo del Uno (Man).
Con este fenómeno de singularización viene adjunta la posibilidad de una modalidad de existencia propia, de un poder ser verdaderamente auténtico; la angustia, sin duda, es el camino más seguro hacia la resolución. A la resolución del Dasein le es inherente el reconocimiento de la culpa, en realidad podemos decir que deviene de ella, a través de la llamada de la conciencia que invita al Dasein volver sobre sí mismo, desde la angustia serena, para mostrarle su propia naturaleza, es decir, la culpa del Dasein se desprende del hecho de él no haber decidido su existencia, existencia que es finita, que encuentra su fin en la Muerte.
La culpa, en este sentido, tiene un carácter fundamentalmente ontológico, el Dasein es “esencialmente culpable, y no unas veces sí y otras veces no”, el sentido de la existencia del Dasein encuentra su sentido en esta culpa. Reconocida la culpabilidad como una realidad irrevocable, desde la resolución, el Dasein se identifica con un ser para la Muerte, pues, su finitud lo obliga a proyectarse hasta un horizonte hacia el cual tiende con toda certeza, éste es la Muerte; así, la Muerte es un elemento constitutivo del ser del Dasein, es decir, un existenciario. La Muerte, así entendida, puede asumirse desde un modo de ser impropio o desde un modo de ser propio. Desde la impropiedad, el Dasein huye de la Muerte, le teme y la ignora, éste es el cotidiano modo de vivir la Muerte. Desde la propiedad, el Dasein se anticipa hacia la Muerte y la integra como un elemento más de su propia existencia, destacando su carácter de certeza e indeterminación, pero añadiéndole el reconocimiento de ser la posibilidad más propia, irrespectiva, insuperable e inmanente del Dasein…….”
Un saludo