Hay muchas formas de definir la Vida. Aunque existes dos propiedades que considero indispensables para concebir lo que es la vida, a saber: cierta independencia del medio y cierto control específico sobre él. Lo cual significa que no todos los denominados seres vivos poseen la vida en la misma medida. Es que simplemente hay realidades vivas que poseen más independencia del medio y más control específico sobre aquel. Digamos, y espero que se me entienda, que uno seres vivos están más vivos que otros.
En el caso del hombre la cosa cambia de raíz. Porque así como los demás seres vivos tienen que a-justarse al medio en el caso de los hombres no ocurre tal ajustamiento. Es justamente al contrario. Los hombres no es que se a-justen al medio sino que lo modifican para que aquel se ajuste a éste. Es decir, lo que realizan es una humanización del medio. Y es precisamente a esa humanización del medio a lo que cabe llamar propiamente cultura. Y a ese medio, más que medio, cabe llamarlo mundo.
El hombre, a diferencia que el resto de los animales (porque el hombre también lo es, aunque sea un animal de realidades) es el único (desde mi punto de vista) que aprehende realidades (entendida la realidad como una formalidad). Lo cual, y para resumir, significa que el hombre es el único animal que actúa en relación a su propia realidad. Es una realidad que posee su propia realidad. Es decir, que se auto-posee. Y es precisamente está auto-posesión la que constituye todos los actos por los cuales dicha realidad actúa en orden a su propia realidad.
Una realidad personal es toda aquella realidad que posee “su” propia realidad, y por tanto, que operativamente actúa en relación a su propia realidad. Persona es auto-posesión. Por tanto, toda realidad que posea “su” propia realidad es una realidad personal. Y por ello cabe hablar de persona humana, de persona divina o de persona marciana si fuera el caso.
Ahora bien, en toda realidad hay que distinguir una dimensión trascendental y una dimensión talitatitaviva. No son dos dimensiones independientes. Por ello, en el concepto de persona habría que distinguir entre “personeidad” y “personalidad”. La “personeidad” sería la dimensión trascendental de la persona. La persona, trascendentalmente considerada, es decir, la personeidad, sería aquella realidad que posee su propia realidad independientemente de sus notas talitativas. Por ello, en el Cosmos podrían existir otras realidades personales. Eso sí, no serían personas humanas sino personas marcianas (para seguir con el ejemplo).
Distinguir entre personeidad y personalidad es concebir al hombre como una esencia abierta. O dicho de otra forma, ni el hombre está dado definitivamente mediante su esencia ni el hombre es pura aperturalidad.
En lo que respecta a la dimensión talitativa de la persona, si bien es verdad que la personeidad consiste en poseer su propia realidad, lo que no está dada es la figura concreta de dicha personeidad. La personalidad, es decir, la figura concreta de esa realidad personal trascendentalmente considerada, es algo que no está dado. La personalidad es algo que tiene que hacer-se. Si bien es verdad que la dimensión talitativa no es independiente de la trascendental, ni la dimensión trascendental posee una anterioridad cronológica con respecto a la talitativa, formalmente, la dimensión tatilativa está fundada en la trascendental. Es decir, es porque la realidad humana es una realidad que se posee a si mismo por lo que podrá determinar su propia figura (personalidad).
También, y desde el punto de vista talitativo, habría que distinguir entre agente, actor y autor. El hombre no sólo es agente de sus acciones, sino que también es actor y autor de las mismas. Es agente en tanto en cuanto es él el que lleva a cabo sus acciones. Pero eso sí, al hombre le ha tocado en suerte vivir en un determinado momento histórico, vivir unas determinadas circunstancias, etc. Y en ese sentido cabe decir que el hombre es actor de su propia vida. Pero también es verdad, y yo al menos así quiero creerlo, que el hombre es capaz de crear nuevas posibilidades de estar en la realidad, de definirse, de concretarse él mismo, por tanto, y en mayor o menor medida, también es autor de su propia vida.