Onofre escribió:
Así es. En definitiva se establece una jerarquía, se lanza una mirada sobre la existencia y se crean valores. Creo que es en este punto donde Nietzsche admira a los filósofos presocráticos.

Lo que yo separaría (y ocurre lo mismo en el otro hilo sobre Sócrates) es la visión académica, tradicional, que se establece como canon del pensamiento de un filósofo (por ejemplo, "la virtud en Sócrates se puede enseñar", "Apeiron es lo ilimitado", etc.), separaría esto de la lectura de Nietzsche sobre esos mismo filósofos.

Es como la idea canonica sobre Kant, y el Kant de Deleuze. O el Nietzsche que todos podemos leer directamente y el Nietzsche del mismo Deleuze. El problema para establecer un canon sobre los presocráticos es la distancia temporal, lo limitado y precario de los materiales que tenemos, y por supuesto el idioma.

Saludos!

Onofre escribió:
Si lo indefinido juzga, ya no es indefinido porque se define (como juez). Así que no acabo de entender.

Onofre escribió:
zolaris escribió:
En efecto, no parece ser el ápeiron el que juzga.

«De donde las entidades tienen su origen, hacia allí tiene también lugar su corrupción por necesidad. Pues dan pago unas a otras de la injusticia según el orden del tiempo.»

El que juzga (la necesidad) es el orden del tiempo. En Anaximandro, el tiempo es arché. El orden es el tiempo mismo, entendido como justicia. El texto no permite decir que el arché sea lo infinito-indeterminado. Lo es el tiempo cíclico. La necesidad tiene carácter cíclico. Kýklos es el vínculo entre la posibilidad y la realidad, al que llamamos Chrónos o tiempo. El orden del tiempo es el que juzga.

Recordemos la interpretación de Marzoa:

"Justicia tiene el sentido de ensamble, de trabazón. A cada cosa su lugar. Como la cosa solo es en virtud de la trabazón, debe conceder de nuevo la palabra, abandonando su propio insistir en sí, su presencia."

"Cada cosa es sólo negando su otro, predominando; pero, como en definitiva sólo es cuando lo otro es, ha de reconocer a lo otro, otorgarle aprecio, estimación, reconocer a lo otro, reconocerle lo que le pertenece, renunciando al predominio, esto es: a la presencia"

Sí, parece ser que el orden del tiempo es el que juzga la presencia y la ocultación. Pero no veo en la sentencia de Anaximandro un sentido de la justicia que acople un factor de estrés. Anaximandro introduce más bien un logos de cortesía que gestiona el tiempo En esa sentencia hay implícita una hermosa serenidad.

Un saludo.

zolaris escribió:
Es cierto. El estrés lo ponemos nosotros. El orden del tiempo marca el ritmo entre presencia y ausencia, el ciclo de lo limitado y de lo no-limitado. Y parece ser un ritmo cadencioso y medido, como un metrónomo.

Por otra parte, sin ocultamiento (a fin de dar lugar a lo ausente posible) no habría inteligibilidad. Cualquier determinación excluye su contraria dada a la vez.

(Por cierto, Marzoa es cristalino.)

Por cierto, hablando de la "justicia" en Anaximandro. ¿Ésta es una determinación? Si es así, ¿logra escaparse del pago por su injusticia? No entiendo donde está esa "justicia". Marzoa explica que la "justicia" aquí es similar al "logos" de Heráclito, pero el "logos" de Heráclito también es "fuego".

Te saluda,

Oc.