Suelo distinguir tres planos cuando hablamos de filosofía: a) La filosofía en el sentido vulgar, "cada cual tiene su filosofía". No es una postura baladí. Detrás de esto se puede descubrir la universalidad subjetiva kantiana, o bien el sujeto fenomenologizante husserliano. No me detengo; b) La filosofía como actividad sujeta a criterios objetivos y revisables. Con una perspectiva "geométrica" y "terapéutica" ( lo de "emancipadora" siempre me pareció de broma, sobre todo en boca de catedráticos que son funcionarios estatales y cobran del estado; ejemplo 1: Sartre; ejemplo 2: Heidegger; ejemplo 3: Habermas. El mismo Kant asumía la distinción entre razón pública/razón privada que venía a ser una traducción del "consejo" que le dió Federico el prusiano: " pensad lo que queráis, pero obedeced". Bendita autonomía, así cualquiera; c) La filosofía como gremio. Es aquí el lugar en el que se inscribe la discusión. Si eres un buen comisario político del sistema, ideología social-académica, o como lo quieras llamar, entras. Si no, te quedas fuera, así de simple.
Ejemplo:
www.rtve.es/alacarta/videos/pienso-luego...a-valcarcel/1242494/. Aquí Amelia Valcárcel expresa su filiación hegeliana para hacer una autobiografía almodovariana en la que confiesa el alivio que sintió al sacudirse de las garras de la escuela católica. Aunque no precisa muy bien el por qué, y no obstando mi completa ignorancia ante estas almas gemelas, recuerdo que la religión en el sistema hegeliano es el segundo momento del espíritu absoluto. Y recuerdo que todos los momentos del "Espíritu" en Hegel son finitos, sí, pero todos necesarios, pues la verdad -dice Hegel- está en el proceso, de modo que son todos necesarios para el saber absoluto. Es más, la "síntesis" no elimina el momento anterior, sino que establece su lugar en el sistema, que integra la articulación de las distintas afirmaciones y negaciones. Algo así: ni en lo más alto del cielo, ni en lo más profundo de la tierra hay ser alguno que no se componga de ser y no ser. Es cita de Hegel o casi, y dicho sea de paso, no soy hegeliano; y al comparar a Hegel con la inefable Amelia Valcárcel, me atrevo a decir que ella tampoco. O un hegelianismo cuyo acceso está vedado a los que tenemos una inteligencia muy simple. Si se trata de una excusa para justificar su cátedra y su adhesión a ciertas políticas de ciertos políticos, está en su puro derecho, pero no es menester tamaño circunloquio.
En "Cuestiones quodlibetales sobre Dios y la religión", cuenta Gustavo Bueno que cuando llegó a Salamanca se encontró en la Universidad Pontificia con bibliotecas enteras con libros de filosofía escolástica, y cuenta que se le ocurrió lo siguiente: que si tanta gente se había molestado en desarrollar ciertos pensamientos, se podría encontrar algo aprovechable. Tanto es así que su "materialismo filosófico" tiene buenas dosis de tomismo, barrido como es obvio de "res cogitantes" sin duda, pero en su distinción entre totalidades atributivas y totalidades distributivas, se puede ver una inspiración en la distinción tomista entre analogía de atribución y analogía de proporcionalidad, un tema nada simple por cierto, y que no es -como parece dejarse caer- nada "catequístico" ni un temible intento apologético para hacernos jurar solemne protestación de los ideales ilustrados.
Se dice ahí que la simple alusión a Dios puede hacernos desconfiar. Si es que no resulta fácil sin referirse a la idea de "Dios" exponer a Aristóteles, Plotino, San Agustín, Boecio, Anselmo de Canterbury, Santo Tomás, Escoto, Ockham, Descartes, Pascal, Malebranche, Spinoza, Leibniz, Kant, Hegel, Bergson, Nietzsche, Kierkegaard, por poner algunos ejemplos. Me viene a la cabeza que una de las ayudantes de Husserl, y que permitió desencriptar muchos de sus escritos fue una tal Edith Stein, que profesaría de monja carmelita, moriría en Auswitch (ignoro si se escribe así) dado que era judía, y a la que hoy en día supongo que se le rezan supersticiosas -y sospechosas- novenas bajo el nombre de santa benedicta de la cruz, nombrada copatrona de europa por el papa anterior. Todo muy engorroso.
Cuando se murió Aranguren, recuerdo haber leído de Gustavo Bueno una recensión interesante sobre su obra filosófica. Decía que Aranguren disputó la cátedra con el p. Tordolí, dominico y representante del más rancio tomismo en el momento. Bueno indica que ambos eran igual de medievales, sólo que Tordolí sabía mucho más que Aranguren, aunque tenía menos padrinos. Un tipo con hábito blanco y la cabeza con peinado a lo "san antonio" ¿cómo va a saber más que Aranguren? imposible. Demasié pal body.
Es el problema del "gremio". Pero no hay que ir tan alto. Entiendo que tan sospechoso de ser tendencioso puede ser un cura como algunos reputados filósofos que escuchaban las consignas de la "komintern" como revelaciones progresivas del Espíritu absoluto. Y nadie se rasgaba las vestiduras. Yo tampoco lo hago, y la verdad que me da igual. Me importa lo que leo, lo que puedo concluir de lo que leo, y las conexiones con otros pensamientos, su eficacia político-social (o su dependencia, etc.) tratando de inmiscuir lo menos posible mis "debilidades humanas" como pueden ser los propios criterios existenciales. El problema es que hay algunos que consideran que no los tienen, y que son los demás los que son tendenciosos, apologetas y poco rigurosos. Es cosa de viajar un poco.
Digo que no hay que ir tan alto. No declararse europeísta, disentir del genio y maestría de algunos "killers" como Aranguren o Punset, o plantear críticas de fondo a ciertos planteamientos "metafísico-democráticos", es suficiente para quedarse fuera del gremio, donde, en el fondo no se vive tan mal.
Concluyo con una cita muy impolítica de Santo Tomás de Aquino, apta para transgresores a los que les place vivir fuera del gremio y crear sonoros escándalos (apta para clases de filosofía, o para conseguir ser mencionado en claustros profesoriles como "rara avis"): "Si alguien, gloriándose en la ciencia de falso nombre, quisiera decir algo contra estas cosas que anotamos, que no lo diga en las esquinas ni de cara a los jóvenes, que no saben juzgar acerca de cosas tan arduas; sino que conteste a este escrito, si se atreve; y tropezará no sólo conmigo, que soy el menor de todos, sino con muchos otros defensores de la verdad, por los cuales se retracte de su error, o se confirme en su ignorancia".