Hola Thunderbird.
El mito contiene una narratología racional, pero se diferencia de la filosofía en que el mito no puede ser discutido, pues sus partes incluyentes no son discutidas. O se aceptan como tales o uno es apartado o desterrado de la tribu, o peor aún, obligado a afiliarse mediante la mitología y los rituales de readaptación.
Los filósofos griegos asumían sus límites de ser-hombres. En los oráculos de Delfos y Delos, era la phitya quien hablaba en nombre de lo vetado a los mortales. El mortal que iba más allá de su límite divino-efímero incurría en hýbris, en des-mesura por creer que poseía el conocimiento que sí era de los dioses (véase la mitología en Prometo, como bien mencionas; véase el Ayax de Sófocles, el cual enloquece por querer asemejarse a la divinidad).
Siempre que se habla de Grecia se habla de politeísmo, y se nos viene a la mente los dioses antropomórficos de Homero y Hesíodo. Pero ya en la época clásica, el politeísmo se vuelve racional, por lo que aparece son las diferentes manifestación ed lo tehión, de lo divino de todo cuanto hay. Este ámbito, el de lo plurar-diferencial que nace muere y que tiene el principio de vida en sí mismo (kath autó) es la tan olvidada noética presocrática y Aristotélica; un modo de vida espiritual-racional que nada tiene que ver con los dioses antropoteístas que es lo que la doxografía se ha encargado de hacernos conocer de Grecia. Pues claro, aceptar la pluralidad originaria de seres, eternos, diferenciales, con vida, activos, muerde en el centro del monologismo con la tan ansiada escisión de un Uno-todo-extenso; de la Idea de Bien, de la Mónada; del Señor con Barba y toga blanca que nos acusa a todos con su dedo justiciero...
En resumen, Thunderbird, quiero dejar claro que en los mitos si hay racionalidad y, como bien apuntas, hay crítica hacia los dioses de las antiguas aristocarias ligadas a la tierra. Lo que aparece con la filosofía, por tanto, es también lógos, pero esta vez sin figuras ni dioses de humo, por lo tanto, hay lógos y diálogos, des-antropomorfizados. El misterio, el límite que nos es vetado por nuestra propia condición, es puesto en medio de la plaza pública (tó mesón) y discutido. Esto favorece la aparición de la isonomía de seres y la democracia como respeto por las opiniones sin vinculos de autoridad (éndoxa).