Tasia escribió:
Deleuze me parece de lo más asequible que hay dentro de la filosofía
Ya se sabe que
de gustibus non est disputandum. Pero es un poco difícil de tragar eso de que Deleuze le resulta asequible a alguien, porque nadie ha sido capaz de explicar en cristiano (que yo sepa) qué pueda ser eso de los "pliegues", del "plano de inmanencia", los "rizomas" o tantos presuntos conceptos abstrusos que resulta prácticamente imposible saber qué significan ni aún con ayuda de no menos abstrusas guías como el "Vocabulario" de Sasso y Villani. Si los que entienden a Deleuze fueran tan amables de ir explicando al resto de los mortales todos esos términos serán acreedores de agradecimiento eterno por parte de los estudiantes de filosofía de los tiempos futuros (por ejemplo, en el apartado Metafísica del foro hay varios comentarios a Deleuze y se plantean suficientes dudas como para que los deleuzianos se apiaden de los que no llegamos a tanto; que alguien nos los explique, por favor). Mientras ese milagro adviene, dejemos lo de la "asequibilidad" de Deleuze en un piadoso olvido.
Pero volviendo al asunto principal del hilo, y dejando a un lado los problemas lingüísticos de Oñate, sobre lo que ya se ha dicho bastante, sí que creo, Tasia, que introduces, quizá involuntariamente, un elemento de gran importancia:
Tasia escribió:
Hay autores mucho más complicados (para mi los más complicados son los lógicos, o ciertos metafísicos que adoptan cotas especulativas y categorizantes muy altas). (...) Por cierto, Averroes (no sé si por la traducción), me resultó infinitamente más dificil.
Si no recuerdo mal, creo que tú no hiciste Historia de la Filosofía griega por la UNED, e ignoro con qué textos y con qué profesores preparaste esa asignatura. Pero el caso es que creo que uno de los principales problemas con los que se encuentran los estudiantes de la UNED cuando afrontan la lectura de Averroes o de los "metafísicos que adoptan cotas especulativas y categorizantes muy altas" (quiero entender que se incluyen aquí Descartes, Spinoza, Leibniz, Kant, Hegel y similares) es que carecen de la base necesaria para su comprensión.
Yo creo que en esto de la filosofía no hay atajos. Y no se puede obviar la tradición propia de la filosofía occidental. Por eso, no sé si se puede preparar HFA-I sólo con los textos de Oñate (sospecho que sí); sí sé que se puede preparar sin los textos Oñate (mi experiencia y la de tantos que así lo han corroborado en el foro lo confirman). Pero de lo que sí estoy seguro es de que si uno sólo ha acudido a la interpretación de Oñate y su animismo
naïf para estudiar a Aristóteles, tendrá enormes dificultades para leer a Averroes, y el averroísmo latino, y Santo Tomás; y puede que vaya aumentando ese déficit de conocimiento de la tradición filosófica occidental hasta el punto de que le resulte completamente imposible afrontar a Descartes, Spinoza, Kant o Hegel.
Leer a Averroes o a Santo Tomás no es fácil. Pero es bastante más accesible si uno ha asentado bien las doctrinas básicas de Aristóteles tal como han sido entendidas por la tradición filosófica occidental (que trata de ellas y discute con ellas); esto es como un gran edificio, en el que cada ladrillo se va levantando sobre el anterior; difícilmente encontraremos un gran filósofo que no tenga un profundo conocimiento de sus antecesores y no dialogue permanentemente con ellos. Si uno desconoce con quién dialoga cada filósofo, es difícil entender su novedad y el sentido de su doctrina.
Esto me recuerda a cuando yo estudiaba armonía en el Conservatorio. Cuando se preguntaba al profesor por qué estudiábamos las reglas de Rameau, si la música contemporánea ya había superado el tonalismo, se nos solía responder con una cita de Arnold Schönberg (el padre del dodecafonismo), según el cual para componer música dodecafónica había que conocer en profundidad la armonía clásica.
Por eso hay que desconfiar de los que pretenden llevarnos por atajos; para negar la filosofía precedente hay que conocerla bien; no es un camino válido el saltar a los griegos sin más: no es lo mismo filosofar contra la tradición occidental que saltarse a la torera la tradición occidental al filosofar. Por eso vuelvo a recomendar a los compañeros que empiezan que no recurran a atajos, que aprovechen el estudio de la filosofía griega para empaparse bien de la doctrina de Aristóteles tal y como ha sido entendida y asimilada durante 24 siglos de potentísimos pensadores; que entiendan bien la doctrina del hilemorfismo (y sus conceptos de potencia y acto) y la doctrina de las causas del Estagirita. Y ello conforme a los cánones más acreditados, que se pueden estudiar muy bien y de forma altamente rigurosa en libros bien conocidos y solventes, como el Copleston, el Fraile o, con más detalle, el Guthrie. Muchos compañeros, creo que también bastante solventes, como Conrado, El genio maligno, Rafel, o yo mismo, os hemos aconsejado reiteradamente en ese sentido.
Y esto mismo, que vale para Aristóteles, creo que vale también para Descartes o Kant. Es fácil buscar atajos y dejarse llevar por especulaciones más o menos sesgadas, como las de Heidegger, o más o menos triviales, como las de Deleuze. Pero intentar entender a Kant no desde una sólida tradición filosófica, sino desde dibujitos como éste
es poco serio. Comprendo que es más divertido leer a Nietzsche o los desvaríos de un supericono de los
bistrots de la
rive gauche que rigurosos estudios sobre la sustancia, los atributos, las afecciones, la posibilidad, la inmanencia o la
quidditas. Pero aquí no hemos venido (al menos algunos) a leer novedades sino a aprender a trabajar con conceptos altamente especulativos, adquiriendo una disciplina y rigor en las lecturas que nos permitan afrontar con éxito los textos más elevados a que ha dado origen la filosofía occidental, esa gran obra del pensamiento humano que algunos quieren apartar de un capirotazo para sustituirla por discursos triviales que envuelven su vacuidad en un barroquismo desmesurado y presuntamente esteticista.