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TEMA: Unamuno: Dios y patria.

Unamuno: Dios y patria. 07 Sep 2015 10:22 #32288

  • Herrgoldmundo
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Si en España ha habido un escritor polémico y visceral, pero sobre todo un atormentado hombre de carne y hueso, ése ha sido Miguel de Unamuno.
Unamuno, que se confesó español por los cuatro costados, sin renegar jamás de sus orígenes vascos, pudo haber sido un gran filósofo, quizás incluso de mayor prestigio que el "creativo" Ortega o el disciplinado y sistemático Zubiri. Pero Unamuno no pudo dedicarse a hacer filosofía con mayúsculas; filosofía académica de la que tanto gustan los barberos, curas y bachilleres de las Españas, porque a Unamuno solo le interesaba, como el buen Quijote que era, los transcendens de la existencia: alma, espíritu, Dios, consciencia subjetiva, patria...

Y Unamuno se interesó por lo etéreo del ex-sistere porque le dolía la vida, el alma entera y todo su subjetivo y particular yo, no porque creyese en la perversa trampa moral de querer el conocimiento por el conocimiento. Desde luego no fueron hombres de carne y hueso quienes endiosaron y encumbraron la Razón a expensas de la vida, ni quienes decidieron refugiarse en virtuales mundos ideales antes que afrontar las adversidades de las circunstancias terrenales. No, esos ya no eran hombres, sino humanos; humanos civilizados y domesticados que nada querían saber del dolor ni de los sinsabores de la existencia.
Pero allí estuvo Unamuno, pluma en ristre, para demostrar al mundo, pero sobre todo a los timoratos españoles empeñados en renegar de sí mismos, que sin dolor no hay ser; allí estuvo obcecado en la difícil y noble tarea de ofrecerse en sacrificio a todos sus lectores; ofreciéndose a sí mismo y a su inseparable y sanchopancesco dolor, fiel compañero de fatigas.

¿Pero qué le dolía al iracundo y siempre irascible Unamuno? ¿Le dolía Dios? ¿Le dolía España?

Quizás le dolía TODO, es decir, le dolía la vida misma; ese sentimiento trágico que, en sus propias palabras, se generaba en los hombres por el hecho de ser estos conscientes de lo efímero de la existencia; conscientes de su condición de mortales.
A Unamuno se le podría echar en cara que nunca fuese un auténtico y ferviente defensor de causa alguna que no fuese la suya propia: la de su propio yo.

¿Era creyente Unamuno? ¿Acaso fue un verdadero patriota?

Cuando a Unamuno le dolía Dios era porque, realmente, se veía incapaz de creer ciegamente en él y en su promesa de vida eterna. Cuando le dolía España era también, precisamente, porque sabía que el otrora sugestivo proyecto de vida en común no era más que una amalgama de particularismos enfrentados entre sí que difícilmente podrían aspirar a un destino universal.
Mucho se ha debatido sobre la “religiosidad” de Unamuno, sobre si fue o no un verdadero creyente, pero poco se ha cuestionado su “supuesto” patriotismo, en ocasiones magnificado con grandes dosis de épica grandilocuente. Conocidas fueron sus llamadas a salvar la juventud española o el lastimero dolor que manifestaba sentir por España, pero ¿de verdad fue tan patriota?
Yo creo, personalmente, que Unamuno ni fue un ferviente creyente ni, por tanto, pudo llegar a ser un verdadero patriota. Me explico:
¿De verdad podía sentir dolor por algo alieno a sí mismo quien estuvo tan egocéntricamente centrado, inmerso y preocupado, en la subjetividad de un atormentado yo que, por encima de todo y sobre todo, ansiaba la inmortalidad?
Sospecho que a Unamuno, como al buen depresivo que sin duda era, le dolía todo de puro nihilista que se sabía; por ser un hombre atormentado ante la idea de que la NADA fuese la única respuesta a su anhelo de tener garantizada la perdurabilidad de su ser. Ni el positivismo científico, pero tampoco la filosofía ni la teología podían mitigar su "trágico sentimiento de vivir". Por eso Unamuno creó nivolas; por eso fue más poeta que filósofo.

El dolor de Dios: sin embargo, y a pesar de lo anteriormente expuesto, Unamuno necesitaba creer en Dios, aunque en su fuero más interno fuese consciente de tan vano y pueril sentimentalismo.
Pero Unamuno no necesitaba al aséptico Dios arquitecto (ente supremum) al que recurrieron los ilustrados por tal de explicar la génesis del universo, de la vida en definitiva. ¿Para qué le podía servir a él el deísmo de aquellos personajillos racionales empeñados en igualar Dios y Naturaleza? ¿Acaso el Dios relojero y arquitecto del universo podía garantizarle la vida después de la muerte? No, claro que no. ¿Y el Dios cristiano, resucitador de muertos y garante de vida eterna, le serviría?
Tampoco, porque, ¿qué es eso que se dice en las Sagradas Escrituras de que en la nueva vida, tras la resurrección, alcanzaremos la perfección del alma, sin cuerpos corruptos, sin penas ni sufrimientos? ¿Acaso esa nueva vida post mortem significaría una desaparición de la memoria consciente, del yo único y particular de cada individuo?
En realidad, Unamuno hizo suya la máxima de Spinoza:

"Lo propio y característico del ser es perdurar en el tiempo" (parafraseo).

Y fue a través de Spinoza que Unamuno comprendió y sintió qué era el dolor de Dios (ver "Del Sentimiento Trágico de la Vida").
Savater, para demostrar el ateísmo de Unamuno, esgrimió, precisamente, el argumento del miedo a la muerte que tenía el maestro de Salamanca; miedo a dejar de ser él mismo, de perder su consciencia y la memoria de su singular y subjetivo yo. El buen cristiano, argumentaba Savater, no temería a la muerte, pues la aceptaría en la creencia de que era el paso a una vida eterna junto al creador. Entonces, añado yo, no existe ningún buen cristiano, ya que, el que más y el que menos, tiene miedo a la nada, a dejar de ser, a morir... ¿Diréis que no?

Y es que ser cristiano, y es opinión personal del que suscribe, significa, en el fondo, ser un poeta, un amante de la poesía y un estúpido afectivo dispuesto, cual Solón, a llorar por las pérdidas más queridas, aunque de nada sirvan los plañideros llantos. De hecho, el propio Unamuno consideraba la filosofía como una suerte de poesía, porque solo la poesía puede ser promesa de vida, en tanto que solo la poesía consigue romper las barreras del rígido y frío racionalismo nihilista. También dijo un gran hombre, asesinado precisamente por ser el mejor de entre sus iguales: "Es necesario anteponer la poesía que promete frente a la que destruye". Y es que la poesía mal entendida y peor utilizada puede ser un arma letal en manos de negadores de la vida y de la misma esencia del hombre.
Creo, por tanto, que, en tanto que autoproclamado poeta, no podemos considerar a Unamuno como un ateo al uso; no, al menos como uno de esos ateos rebeldes, amantes del materialismo científico, siempre obcecados en matar dioses etéreos y celestiales para mejor legitimar y adorar a sus dioses hechos de barro y podredumbre racional.

Unamuno, por tanto, y he aquí mi conclusión al respecto, fue un poeta agnóstico, un ser espiritual sumido en la angustia existencial y enfrentado a sí mismo en eternas contradicciones que jamás pudo conciliar hasta el día de su muerte.

El dolor de España: más conocida en nuestra eterna España invertebrada es la queja reiterada que solía manifestar Unamuno respecto a la preocupación que sentía por su madre patria, por la difícil situación que atravesaba España en los albores del 36 y que habría de desembocar en una cruenta y fratricida guerra civil.
Unamuno no fue un particularista ni estaba de acuerdo con las reivindicaciones de los nacionalistas periféricos. De hecho, consideraba absurdo que los eternos descontentos siguieran prefiriendo "la espingarda al máuser". Unamuno se sentía orgulloso de ser vasco y español, liberal y republicano, pero en absoluto era un tontiloco, como él mismo bautizara acertadamente a Arana y Macià.
¿Pero fue también un ferviente patriota?
En su "Del sentimiento trágico de la vida" Unamuno dejó escrito:

Ni a un hombre, ni a un pueblo- que es, en cierto sentido, un hombre también- se le puede exigir un cambio que rompa la unidad y la continuidad de su persona. Se le puede cambiar mucho, hasta por completo casi; pero dentro de continuidad.

Sin duda, Unamuno defendió la unidad de España, pero respetando su pluralidad y haciendo hincapié en lo que de común tenían todos sus pueblos. También, en momentos graves en los que el nacionalismo periférico se mostró más beligerante, Unamuno instó a salvar la juventud española; salvarla de los tontilocos, sí, pero también de los poetas de la destrucción que negaban el legado histórico-cultural y religioso de España. Sí, porque Unamuno quizás no fuese un ferviente creyente, ni tampoco un patriota con la gallardía y el brío del joven José Antonio, pero sí era un intelectual respetuoso con la tradición; era un poeta que necesitaba de poesía prometedora, necesitaba poesía de vida, poesía de carne y hueso, en definitiva, que pudiera dar a los hombres esperanzas alejándoles del nihilismo existencial.
Unamuno pudo parecerle muy cercano al gran patriota que fue José Antonio, pero el dolor que Unamuno sentía por España era el dolor del poeta, no el del guerrero dispuesto a dar su vida por causa alguna. ¿Cómo habría de estar dispuesto Unamuno a dar su vida por España sin la certeza de vida tras la muerte? ¿Qué sentido podía tener defender ninguna causa sin Dios? Dijo Unamuno, y dijo bien, que los hombres se tornaron cobardes al dejar de creer en Dios, y que disfrazaron la cobardía ante el miedo a la nada, a la muerte del ser, con la palabra pacifismo.

Conclusiones:

Los dolores de Unamuno respecto a Dios y a España pudieron ser reales; pero sin que de ellos pueda concluirse que Unamuno fuese verdadero creyente o patriota, ya que "sus dolores" eran provocados por un querer y no poder creer.
Por otro lado, la personalidad en exceso narcisista de Unamuno necesitaba del conflicto y la disputa («¡Y Dios no te dé paz y sí gloria!) porque Unamuno se crecía en las lides dialécticas, seguro de su superioridad moral e intelectual; y nunca, en el fondo de su atormentado ser, deseó hallar la paz, pues creía, de hecho, que la existencia consistía precisamente en una pugna constante en busca de Glorias imposibles.
Los seres eternamente en pugna consigo mismo, sumidos en la angustia vital, no pueden comprometerse con nada ni con nadie salvo con ellos mismos; podrán polemizar y contradecirse mientras juegan en la comedia que es la vida, ora como creativos dioses literatos ora como fervientes patriotas, pero no podrán creer de verdad, no, al menos, como los fervientes dogmáticos o los espíritus más inocentes y puros.
Dijo Albert Camus que la filosofía era la manera de vencer al suicidio, y seguramente por ese motivo, y no otro, Unamuno filosofó e hizo poesía, para escapar de las garras de Thanatos y aferrarse con uñas y dientes, a través de su obra, a la vida.
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Unamuno: Dios y patria. 08 Sep 2015 07:40 #32338

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Saludos, estimado Herrgoldmundo,

Creo obervar una gran admiracion por la obra de unamuno por parte suya, a judgar por sus prolijas aseveraciones.
Con respecto a mi vision particular sobre este aparentemente complejo interfecto, he de decir que usando terminos nietzscheanos, es un destilador de veneno entre tantos muchos otros engalanadores y vendedores de dadivas de ultratumba. Y le dire el por qué, camarada, aunque me duela discrepar con usted (aunque, qué diablos, las relaciones intelectuales mas fructiferos son las que surgen de una continua oposicion de ideas, de un intenso debate e intercambio de ideas).

Sobre la orientacion politica del academico de origen vasco, decir que incurre en la hipocresia al querer compatibilizar los nacionalismos e idiosincrasias propias de los diferentes pueblos constituyentes del estado español, con la ideologia españolista centralista. Con esto, simplemente quiso apaciguar las aguas agitadas de los movimientos soberanistas disgregadores simplemente por una situacion de opresion impulsada desde España. Y con esto No pretendo hacer un himno de la ideologia nacionalista ni de la centralista, a mi ese discurso me es irrelevante.
Por otra parte, también se hace referencia a su compromiso con la juventud española y con el pueblo español, nada nuevo, simplemente siguió las reivindicaciones de intelectuales y poetas nacionales precedentes, a saber: antonio machado y sus «campos de castilla» un poemario lleno de contenido social, poesia comprometida, que viene contando a grandes rasgos lo que contaria años después el señor como no Don Unamuno de Iturbe porlier! (Como que me lo creo! Pues amos ombre...!)

Lo mas deplorable de hunamino es sin duda su marcada pedanteria intelectual, creyendose poseedor el y solo el en la que las criaturas ignorantes llaman ignorantemente tierra...no hay proceder mas antiintelectual y contra la propia labor que eso! Un falso intelectual prepotente, eso es lo que es la ilustrisima magestad imperial de unamuno, y su obra, un vomito de perro moribundo. No hay nada que mas asco y repulsion me dea que judgar desde un injustificado desden intelctual fundamentado en banal narcisismo, puro y duro. I despues va el majo de unamuno y crea ese palabrejo sacado de su manga de dios en posesion de la verdad absoluta: las nivolas. Si... desde luego eso era lo que tenia por la cabeza, mucha nivola y sobre todo mucha paja mental, parece borges de pesao divagando y farfullando gratuitamente sobre el tiempo, que esque el tio escribio varias biblias hablando del tiempo, menudo muermo!

Despues esta la famosa angustia existencial de unamuno (ya pretendia patentar el vocablo y todo, vio venir el negocio por el aire, y exento de IVA!). Siempre andaba de amargao de resignao, andaaa hombree! que sus falsos libros solo servian para poner al lector de mal humor o bien coaccionarle a saltar por la ventanas, antes de tomarse las.molestias de abrir las persianas de cartonpiedra, como no! Su angustia existencial me suena mucho a heidegger y sus afiliaciones politicas mas que moralmente cuestionables, promulgadores del gran holocausto europeo (pues recordemos la afiliacion al partido socialnacional aleman), despues cuanfo fue de. Nuremberg y los juicios, el bueno de mister heidegger philosophater demostro como buen falso intelectual de cartonpiedra: escapando y autosalvandose el culo.
Unamuno vete ya
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Unamuno: Dios y patria. 08 Sep 2015 10:27 #32346

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Hola Hiperbóreo.

Denso y comprimido comentario el tuyo, ¡voto a bríos!
Intentaré, no obstante, aclarar y/o rebatirte algunos de tus argumentos. No podré con todos.
Dices que Unamuno fue un hipócrita. Podría ser. De hecho, existen numerosos documentos que así podrían atestiguarlo, como el que relata el encuentro entre Unamuno y el falangista Sánchez Mazas en Salamanca, al que acudió Don Miguel en calidad de invitado. Allí, el contrariado Mazas no comprendió por qué el maestro reprobaba lo que en otras ocasiones, en el parecer del joven falangista, el mismo Unamuno había defendido. ¿Hipocresía? Tal vez, en cualquier caso, Unamuno arguyó que, efectivamente, solía contradecirse y que eso "era lo humano", en su parecer.

Yo me he leído la magnífica "Vida de Don Quijote y Sancho", y en esta gran obra se puede comprobar, de forma clara, la tan famosa contradicción unamuniana.
Se pasa Unamuno una gran parte del ensayo defendiendo el idealismo del buen Alonso Quijano, al tiempo que critica la vida mediocre y sanchopancesca; la vida de los veletas que, cuales juncos, se doblegan siempre a favor de los vientos. Sin embargo, al final de la novela, tras sesudos análisis y reflexiones sobre ambos personajes, Unamuno llega a la conclusión de que al bueno de Alonso le iría mejor si hiciese como Sancho; si se casara con una aldeana de carne y hueso, en vez de soñar con utópicas Dulcineas. Incluso le recomienda hacerse pastor y dedicarse a cuidar ovejas para, así, olvidar sus insensatos y grandilocuentes anhelos de épica y Gloria.

Yo diría que, más que hipócrita, Unamuno fue un cobarde. Pero es que la España de los albores del 36 estuvo llena de una élite intelectual que mostró una gran cobardía; como Ortega, sin ir más lejos. Unamuno se quería demasiado a sí mismo, y no creo que estuviese dispuesto a ser crucificado por las hordas rojas, por más que, efectivamente, se declarara español por los cuatro costados y España le doliese profundamente (¿de verdad?).

El posicionamiento de Unamuno fue calculadamente aséptico, "no soy bolchevique ni fascista" (llegó a decir para excusarse) y siempre se cuidó mucho de no identificarse abiertamente ni con los "hunos ni con los otros".

Sobre la pedantería de Don Miguel, ¿qué puedo decir? Es, con diferencia, lo que más me atrae de Unamuno. Su carácter soberbio y prepotente fue producto de saberse una de las mentes más privilegiadas de su tiempo, en absoluto fue fruto de un vano narcisismo.
¿Era narcisista? Pudiera ser, pero con todo el derecho que le dio la madre Naturaleza para serlo, pues como bien dijera Unamuno: "Lo que Natura no da, Salamanca no lo proporciona" (parafraseo).

Sobre Heidegger, también de acuerdo. Heidegger, como antes hicieran Unamuno y Ortega en España, salvó su culo.
Y aprovecho para recomendarte, joven hiperbóreo, que también salves tu culo en los graves momentos que nos van a tocar vivir.
El conocimiento por el conocimiento no sirve de nada, es la última trampa de la moral (Nietzsche). Hay que saber para sobrevivir, por imperativo vital. Solo los locos, ebrios de imposibles y utópicos idealismos, mueren en la cruz o autoinmolándose en un búnker.

Un saludo.
Última Edición: 08 Sep 2015 12:08 por Herrgoldmundo.
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Unamuno: Dios y patria. 08 Sep 2015 11:52 #32360

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En fin, ni calvo ni con tres pelucas. Decir de Primo de Rivera, motivo de su exilio a París, que era un “putañero, un borracho” o decir en un acto de un general de Franco, y fundador de la Legión ( Millán Astray) , tras dar éste vivas a la muerte : "venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir. Y para persuadir necesitaríais algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España. He dicho".

Por cierto, se dice que en este último acto si el insigne Unamuno se salvó de ser acribillado allí mismo a balazos fue debido a la mediación de la mujer de Franco.
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Unamuno: Dios y patria. 08 Sep 2015 12:24 #32362

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Hola elías.

El episodio que relatas, entre Unamuno y Astray, se ha tergiversado mucho.
He aquí una fuente donde se relata muy bien, o al menos muy parecido a como yo lo recordaba:

ies.albeniz.leganes.educa.madrid.org/00_..._y_Millan_Astray.pdf

Hombre, que Unamuno era un "bocas" lo reconocía hasta él mismo. Le podía "el pronto" y era incapaz de morderse la lengua. Yo no creo, como dejé entrever en mi comentario anterior, que Unamuno fuese necesariamente un hipócrita. Quizás sí fuese un cobarde, o un "tibio", como gusta de calificar un conocido mío a quienes nos proclamamos liberales.

¿Y qué significa ser "tibio", al fin y al cabo?
Si nos ceñimos a la psicobiografía y hechos vitales de Unamuno, yo diría que el genio de Salamanca más que "tibio" fue aséptico. Pero claro, ser "aséptico" en momentos de graves crisis históricas (albores del 36) podría considerarse como eufemismo o disfraz de cobardía.
Por eso, yo no descartaría que, en el fondo, Unamuno fuese un cobarde, no para abrir la boca y enmendarle la plana a quien fuere menester, pero sí al no posicionarse política e ideológicamente en un momento en el que España necesitaba de su legitimidad moral e intelectual para combatir la sinrazón del bolchevismo y la inconsciencia de los separatismos.
No seré yo quien juzgue a Unamuno, como ha hecho el osado hiperbóreo. A mi edad se aprecian mucho más las tonalidades grises, aunque reconozco que en mi juventud, y como Barricada, también "lo veía todo en blanco y negro". ¡Ah, juventud, divino tesoro!

Un saludo.
Última Edición: 08 Sep 2015 12:25 por Herrgoldmundo.
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Unamuno: Dios y patria. 08 Sep 2015 14:01 #32370

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Hola Herrgoldmundo

Efectivamente, juzgar es algo muy complejo. Y para hacerlo se necesita de una cierta sabiduría ( difícil o casi imposible de alcanzar en la juventud). Y no digamos ya cuando juzgamos sobre una época tan compleja y dramática ( ¿acaso hay alguna que no lo sea?) como era la de España (¿dos ó tres?) justo antes de la guerra civil o durante la dictadura de Franco.

Aunque hay a ciertos hombres a los que se les debe de pedir más. Francamente, no sé si ese era el caso o no de Unamuno. Es precisamente por ello por lo que no considero a Zubiri como un intelectual pero sí a Ortega, por ejemplo. ¿Era o no Unamuno un intelectual?

Un saludo.
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Unamuno: Dios y patria. 08 Sep 2015 14:37 #32371

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elías escribió:
Por cierto, se dice que en este último acto si el insigne Unamuno se salvó de ser acribillado allí mismo a balazos fue debido a la mediación de la mujer de Franco.

Herrgoldmundo escribió:
El episodio que relatas, entre Unamuno y Astray, se ha tergiversado mucho.

Ese capítulo lo cuenta muy bien Manuel Barrios en su libro. Debe ser así como sucedió. Permitidme que cite ese bello pasaje del libro:

"Se celebraba en el salón de actos de la Universidad salmantina el Día de la Raza, formando el estrado doña Carmen Polo, el Rector Don Miguel de Unamuno, el general Millán Astray -al que le faltaba un ojo y un brazo, una calamidad- y el obispo Plá y Deniel. La atención era expentante, ya que el militar había instrumentado un discurso de exaltación patriótica que, según era costumbre del Caballero Mutilado, acabó con un estentóreo «¡Viva la Muerte!.»

Se sentó vibrante aún el general, tras su fogoso envite, y Unamuno, al que le tocaba hablar, con la mano en la frente parecía meditar, se levantó pausadamente.

Con una serenidad no del todo embriagada, dijo:

«Estáis esperando mis palabras; me conocéis bien y sabéis que soy incapaz de permanecer en silencio. A veces quedarse callado equivale a mentir. Porque el silencio puede ser interpretado como aquiescencia.

Quiero hacer algunos comentarios al discurso, por llamarle del algún modo, del general Millán Astray. Dejaré a un lado la ofensa personal que supone su repentina explosión contra vascos y catalanes. Yo mismo, como sabéis, nací en Bilbao. Y el obispo -Unamuno señaló con su dedo acusativo al asustado prelado-, lo quiera o no lo quiera es catalán, nacido en Barcelona.»

Se detuvo Unamuno. La sala repleta estaba enmudecida. Algo grave iba a pasar. Lo que iba a decir el Rector, nadie lo imaginaba...

«Acabo de oír el necrófilo e insensato grito de ¡Viva la muerte!, y yo, que he pasado mi vida componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que no las comprendían, he de deciros, como experto en la materia1, que esta ridícula paradoja me parece repelente.

El general Millán Astray es un inválido. No es preciso que digamos esto en un tono más bajo. Es un inválido de guerra; también lo fue Cervantes.

Pero, desgraciadamente, en España hay, actualmente, demasiados mutilados y, si Dios no nos ayuda, pronto habrá muchísimos más. Me atormenta el pensar que el general Millán Astray pudiera dictar la norma de la psicología de la masa.

Un mutilado que carezca de la grandeza moral de Cervantes, es de esperar que encuentre terrible alivio viendo cómo se multiplican los mutilados de su alrededor».2

En ese instante saltó Millán Astray, gritando: «¡Abajo la inteligencia! ¡Viva la muerte!».3

El Rector pronunció aún dos párrafos para helar la sangre:

«Este es el Templo de la Inteligencia, y yo su sumo sacerdote. Estáis profanando su sagrado recinto; venceréis, porque tenéis la fuerza bruta, pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir, y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha.

Me parece inútil pediros que penséis en España. He dicho.»

Hubo un amago de agresión contra Unamuno, pero los exaltados se abstuvieron al ver que doña Carmen Polo tomaba el brazo de Unamuno y salía con él del parainfo.

El Rector había hablado en el Templo de la Inteligencia por última vez. Así era el hombre de la España que soñara José Antonio." (BARRIOS, Manuel, Consigna: Matar a José Antonio. Crónica de una traición, Madrid: Nowtilus, 2005, pp. 41-42).

1 Nótese el egocentrismo, típico de los pensadores de la generación del 98.

2 Esto suena muchísimo a esa idea tan incómoda de Nietzsche según la cual el rebaño sólo se consuela viendo sufrir a los demás. Aquí el general Millán Astray se estaría comportando como ese rebaño nietzscheano.

3 Algo análogo sucedió en 1794 cuando durante el terror jacobino de Robespierre el químico Antoine Lavoisier fue guillotinado. Avisado el tribunal de la talla intelectual del reo, el jurista Coffinhal contestó: "la República no necesita sabios". Al poco de la ejecución de Lavoisier su amigo Lagrange dijo: "ha bastado un solo instante para acabar con su vida, pero harán falta más de cien años para que salga otra inteligencia igual".
David Feltrer Bailén Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla
Graduado en Filosofía (UNED - febrero de 2016)
Estudiante del Máster en Filosofía Teórica y Práctica (UNED - octubre de 2018)
Estudiante del Grado en Geografía e Historia (UNED)
Última Edición: 08 Sep 2015 14:44 por Conrado.
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Unamuno: Dios y patria. 08 Sep 2015 15:59 #32373

  • Hugo
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Sobre Unamuno escribí este pasado junio un pequeño texto en mi blog, con el que sigo estando de acuerdo y del que reproduzco una parte a continuación, con vuestro permiso y por si puede contribuir a este o a futuros debates:
Desconfío de esa afirmación, pronunciada entre otros por Savater, que dice que Nietzsche o Unamuno eran filósofos de la contradicción, así, sin más, sin ninguna clase de condena, quizá incluso como atenuante, como si eso no los posicionase en un lado más que en otro, como si esa aparente incertidumbre teórica no se plasmara en la práctica en acciones políticas y cotidianas concretas (a pesar de su liberalismo o tal vez debido a él, Unamuno, casi igual que Nietzsche, casi igual que Ortega y Gasset, casi igual que Marañón, casi igual que el primer Aranguren, estaba mucho más cerca del nacionalcatolicismo que del socialismo y del anarquismo), o esa otra afirmación que dice que una cosa es la persona y otra su filosofía; si se estudia sin idealizaciones la vida personal de los autores y, al mismo tiempo, su obra literaria o filosófica se puede ver que casi todos los filósofos académicos (desde Platón, nunca mejor dicho, hasta la mayoría de los profesores y alumnos de todos las épocas) y los grandes literatos (Baroja, Azorín, Machado, Cernuda... con matices) tenían bastante claro a qué clase social y cultura pertenecían y, por ende, qué clase de privilegios económicos, históricos y geográficos querían seguir manteniendo, y así lo manifestaban implícita o explícitamente y consciente o inconscientemente en sus obras y en sus actos (tan importante es lo que se hace y se escribe como lo que no se hace y no se escribe). Toda filosofía aparentemente apolítica, neutral, relativista, posmoderna o "confusa" esconde una determinada manera de comprender y comportarse en el mundo, y no precisamente la mejor. Bajo la bandera del liberalismo y del librepensamiento se han refugiado históricamente no pocas personalidades tempranamente reprimidas y conservadoras.

La simpatía (que no carta blanca) de Unamuno por el franquismo se puede apreciar en sus últimas declaraciones, a pesar de que intentara acallar su mala conciencia con aquello de "no soy fascista ni bolchevique; soy un solitario": es.wikipedia.org/wiki/Miguel_de_Unamuno#...3.BAltimos_d.C3.ADas

Sobre esto último ("soy un solitario"), tal vez en otra ocasión estaría bien abordar, con vuestra ayuda y con más detalle por mi parte, la relación causal –una entre muchas- que parece existir, paradójicamente, entre el solipsismo liberal-burgués del siglo diecinueve (Stirner, etc.) y los fascismos del siglo veinte. Si fuera cierto que los polos opuestos se atraen, este podría ser un buen ejemplo de ello (la fuerza atractiva o punto en común podría estar en el autoritarismo o jerarquismo de ambos). Y digo que es paradójico porque el fascismo es colectivista y antiliberal por esencia. Sin embargo, da que pensar el hecho de que Pío Baroja (un individualista “exaltado”, como llegó a autodefinirse una vez) , Miguel de Unamuno (y su “individualismo extremo”, según Fernando Savater) y Friedrich Nietzsche (y su “superhombre” hecho a sí mismo) justificasen de un modo u otro regímenes fascistas (en el caso de Nietzsche, prefascistas) al mismo tiempo que ensalzaban cierta dosis de egoísmo o narcisismo conservador e irracionalista, como si su defensa existencialista y aparentemente universal del individuo y de lo privado se refiriese en realidad a su propia libertad personal en tanto que beneficiarios históricos de una clase social relativamente privilegiada.
Entonces lo importante era colaborar anónimamente al triunfo de grandes principios universales, estar comprometidos en una batalla histórica cuyo ámbito abarcaba el mundo entero; en la actual era narcisista el único principio por el que se lucha es el de la conservación, imposición y plenitud del propio yo –que también puede ser una identidad nacional, de grupo o secta- sin rendir pleitesía ni a veces prestar tan siquiera consideración a la armonía de conjunto. Pues bien, Miguel de Unamuno fue lo que podríamos llamar sin chuscada un narcisista trascendental.

Fernando Savater, 1986.

Saludos :)
Última Edición: 08 Sep 2015 16:26 por Hugo.
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Unamuno: Dios y patria. 08 Sep 2015 17:13 #32376

  • Silvanus
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Unamuno: Dios y patria. 08 Sep 2015 19:08 #32388

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Gracias por tu respuesta, Silvanus :)

Coincido en que el estatismo de estos autores es más, digamos, humanista o culturalista que político, burocrático, militar, etc. (Unamuno distaba mucho de ser Franco, de eso no hay duda). Sin embargo, si bien no te falta razón en que "es justo que situemos a las personas en su contexto vital" y que separemos "la dimensión cultural de la dimensión del Estado", en mi opinión no habría que separarlas mucho, je... Diferenciarlas sí, ciertamente, y te lo agradezco (mi perspectiva estaba y está todavía muy simplificada), pero sin dejar de relacionarlas.

De Nietzsche, por ejemplo, se ha dicho generalmente, incluido por personas de izquierdas, marxistas y anarquistas (entre las que me incluyo a grandes rasgos), que no es legítimo vincularlo con el nazismo o con el estatismo en general (yo mismo suelo citar en su favor el famoso fragmento de Así habló Zaratustra que tanto me encandiló y en el que dice con la estética que le caracteriza: "Estado se llama el más frío de todos los monstruos fríos. Es frío incluso cuando miente; y ésta es la mentira que se desliza de su boca: «Yo, el Estado, soy el pueblo»). En ese sentido, se le ha llegado a llamar más poeta o filólogo que filósofo, y sin duda más filósofo que político, pero yo tengo mis dudas. El siguiente texto de Nicolás González Varela me parece bastante revelador de hasta qué punto su filosofía política era un pilar principal no solo de su vida sino también de su obra:
Nietzsche fue siempre un reaccionario, desde joven, gran admirador de Napoleón III y Bismarck, opuesto a la campaña abolicionista en la guerra de Secesión entre el Sur y el Norte en EEUU, fanático prusiano, wagneriano militante (ya hay que sopesar lo que significaba en esa época ser mano derecha de Richard Wagner), abanderado de la aristocracia natural y la figura del Genio, enemigo a muerte de la democracia y el sufragio universal, contrario a la liberación de la mujer, exaltador de la guerra como medio de purificación y cura de las razas, defensor del estado militar (pedía un golpe militar contra Alemania por el exagerado peso de los socialistas) y la institución de la esclavitud, odiaba todo lo que representaba la Gran Revolución Francesa, a Rousseau y Hegel, anti socialista y anticomunista (basta ver las "marcas" de las revoluciones de 1848 o de la Commune de 1871 en sus textos, fragmentos y cartas), etc. Más que conservadoras, diríamos que sus posiciones son "reaccionarias". Tenemos además su admiración por pre fascistas como Paul de Lagarde o Gobineau (en quien admiraba hombre y obra). Pero aquí ocurre un síntoma: el gremio de filósofos estatales se niega a leer literalmente a Nietzsche, ni reconocer que sus tesis anuncian al fascismo y al nacionalismo. Se niegan a leer a Nietzsche tal como Nietzsche hubiera deseado.

www.rebelion.org/docs/172913.pdf

O dicho de otra manera, quien quiere jerarquías (porque las cree naturales, o necesarias, o inevitables, o deseables, o ...), quien quiere conductores de pueblos (como dice Unamuno en Del sentimiento...), quien desea "alguien que mande" (como defiende Ortega y Gasset en La rebelión...), no puede luego sorprenderse de que lo que para él solo era una dimensión cultural se materialice después en una jerarquía política y económica que oprime al individuo en favor de las "minorías superiores" (otra vez Ortega), como actúan todas las jerarquías en mayor o menor grado (liberales, socialdemócratas, fascistas, comunistas... Estatistas y capitalistas, en suma). De hecho, mi tesis es que no solo no les sorprende, sino que es intrínseco a su pensamiento. No es que se adaptaran a un contexto difícil, que también, sino que esos mismos intelectuales liberales contribuyeron años y décadas antes a dotar de soporte ideológico a aquel contexto, tanto si eso les benefició personalmente como si no.

Creo haber interpretado y haberme ceñido más o menos a lo que comentas, pero agradeceré cualquier puntualización que me quieras hacer. A veces pasa que uno argumenta no lo que se le pide en ese momento sino lo que está acostumbrado a decir, je... y claro, llegan los malentendidos innecesarios. No me dejes caer en ese error ;)

Un abrazo y a seguir bien.
Última Edición: 08 Sep 2015 20:37 por Hugo.
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