Hola, Nemes.
Yo escribía:
¿En qué situaciones se justifica la intervención coactiva del Estado a fin de nivelar, redistribuir o compensar, y con arreglo a qué principios los ciudadanos debemos aceptar racionalmente que la puesta de largo de las políticas públicas al efecto están justificadas y traen más justicia que si no se llevasen a término?
Y tú respondías:
[...] en la situación de que ese Estado haya sido tomado por las fuerzas revolucionarias de la clase obrera y se esté intentado abolir la propiedad privada de medios de producción socializándolos e instaurando un sistema de economía planificada, acabando con la opresión del hombre por el hombre y destruyendo la sociedad de clases a través de la máxima 'a cada uno según sus necesidades, de cada uno según su capacidad.
En la situación que describes estarían
justificadas muchas cosas que no comparto.
Pero no es preciso salir del marco de las democracias avanzadas y del Estado de bienestar para constatar políticas sociales igualitarias: abundan y se justifican en nombre de una supuesta distribución justa.
Rawls afirma que la única distribución justa es la perfectamente igualitaria, y que la desigualdad en la distribución de los bienes básicos sólo es tolerable si redunda en beneficio de los que se hallan en peor situación. De no ser así, según este pensador, sería indispensable aplicar políticas de compensación a los que se encuentran en desventaja por causa del azar natural (menos habilidosos, menos fuertes, menos avispados) o del azar social (pertenecientes a familias humildes o desestructuradas).
Este extremo nos pone en la tesitura de haber de compensar a los bajos, en el supuesto de que la desigualdad natural existente entre altos y bajos deviniera en unos ingresos económicos proporcionales a su
estatura; y yo no veo cómo podría intervenir el Estado en este asunto para asegurar un reparto equitativo.
(El enlace es cortesía de raven.)