Bienvenido, Invitado
Nombre de Usuario: Contraseña: Recordarme
  • Página:
  • 1
  • 2

TEMA: Comentarios informales a Heidegger

Comentarios informales a Heidegger 15 Jul 2016 16:44 #37500

  • ksetram
  • Avatar de ksetram
  • DESCONECTADO
  • Estoico
  • Mensajes: 1063
  • Gracias recibidas 3444
Falsedad del concepto de "autoacreditación de la verdad" en Ser y Tiempo.

Vamos a profundizar en el ejemplo de Heidegger, del "Cuadro Torcido".
Se encuentra en Ser y Tiempo. § 44. Dasein, aperturidad y verdad. a) El concepto tradicional de verdad y sus fundamentos ontológicos. (Analizaremos este epígrafe entero).

(No hay elisiones ni desorden en los parágrafos que tomaremos de Heidegger, para que analicemos su argumentación exclusivamente como él mismo nos la muestra).

Dice Heidegger: <<¿Cuándo se hace la verdad fenoménicamente explícita en el conocimiento
mismo? Se hace fenoménicamente explícita cuando el conocimiento se
acredita como verdadero. La autoacreditación le da al conocimiento la seguridad
de estar en la verdad. Por consiguiente, la relación de concordancia se volverá visible
dentro del contexto fenoménico de la evidenciación>>

Como vemos, Heidegger se halla analizando el sentido del concepto "verdad". Concretamente aquí, nada menos que la "acreditación de lo verdadero". Tal es la importancia que pretende su ejemplo.

Dice Heidegger: <<Supongamos que alguien, de espaldas a la pared, formula el siguiente juicio
verdadero: “El cuadro que cuelga en la pared está torcido”. Este enunciado se evidencia
cuando el que lo enuncia se vuelve hacia la pared y percibe en ella el cuadro
torcido. ¿Qué es lo evidenciado en esta evidenciación? ¿Cuál es el sentido de la
confirmación del enunciado? ¿Se constata acaso una concordancia del “conocimiento”
o de lo “conocido” con la cosa que está en la pared? Sí y no; ello depende
de si se interpreta en forma fenoménicamente adecuada la expresión “lo conocido”>>.

Es importante mostrar desde ya, que Heidegger etiqueta al estado inicial antes de mirar el cuadro como "juicio verdadero", así como "enunciado": "el cuadro que cuelga de la pared está torcido".
Sin embargo, el sujeto ha hecho una pregunta sobre una disposición material sobre la que tenía una duda. Si no tuviese tal duda, no surgiría la pregunta, ya que si ha mirado antes el cuadro eso nos habría mostrado ya la evidencia de que está torcido: es al mirar el cuadro, cuando nos dice Heidegger que se da la evidenciación, la confirmación del enunciado, por lo tanto, al inicio había una duda razonable. Así pues, la situación del inicio no es propiamente un "enunciado, sino que aunque se muestre afirmativamente, lleva oculta una pregunta, que como veremos enseguida, para Heidegger no existirá en ningún momento.

Prosigue Heidegger: <<¿A qué está referido el enunciante cuando hace su juicio sin percibir el cuadro, sino “tan sólo representándoselo”? ¿A “representaciones” acaso? Ciertamente que
no, si representación significa aquí el acto de representarse algo, en cuanto proceso
psíquico>>.
En sentido estricto, la diferencia entre el enunciado y el mirar realmente el cuadro,
nos muestra que hay un previo "representarse el cuadro". El cuadro es una referencia real, pero pensarlo antes de mirarlo requiere representárselo: esto es precisamente lo que diferencia el hecho de pensarlo del de mirarlo. Sin embargo, aún así podemos admitir con Heidegger que el sujeto conoce el cuadro, por lo que podemos acudir a la memoria para negarnos que se lo esté representando; se lo está recordando, pues es claro que preguntarnos por él, es asumir que ya se lo conoce.

Heidegger: <<Tampoco está referido a representaciones en el sentido de lo representado,
si por ello se entiende una “imagen” de la cosa real que está en la pared. Por el
contrario, el enunciado “meramente representativo” está referido —en virtud de su
sentido más propio— al cuadro real en la pared. Éste y no otra cosa es lo mentado>>.

Ahora sí, Heidegger está confundiendo claramente dos cuestiones. Es evidente en primer lugar, que si hago un enunciado "meramente representativo", no hay pregunta de ningún tipo y por lo tanto carecería de sentido el ejemplo mismo: dejaría de necesitarse una constatación. Para que el ejemplo tenga sentido, ha de ser algo más que el "enunciado meramente representativo" que nos dice Heidegger. Contrariamente, al comprender que la cuestión es comprobar que el cuadro no está torcido, advertimos de inmediato que la cuestión del sujeto que busca la constatación, se plantea en él como una imagen doble: cuadro torcido/ cuadro no torcido. Entonces se nos hace claro que se trata inevitablemente de una representación mental, referida a algo real.
En efecto, la constatación puede tener lugar porque el enunciado es una pregunta sobre dos posibles imágenes de concordancia con lo real: el cuadro, torcido o no.
Ahora sí entendemos que a) se trataba de una representación psíquica, contrariamente a lo que nos dijo al inicio el autor y b) es una representación doble, sin la cual el ejemplo mismo carecería de sentido porque no requeriría de una constatación. Recordemos que Heidegger nos ha puesto este ejemplo, para que entendamos que es esa acreditación que demuestra "lo verdadero" en "la verdad".
En cambio para Heidegger se trata de una simple constatación, que encuentra lo que esperaba encontrar. Adelantamos que Heidegger defenderá constantemente que se trata de un simple enunciado que halla su propia mismidad. Debemos entender por lo tanto que el enunciado inicial, alcanza al mirar, la demostración de lo que ya era desde un principio. Por eso Heidegger dice a continuación:

Heidegger: <<Toda interpretación que interponga aquí cualquier otra cosa, a la que el enunciado
meramente representativo hubiera de referirse, adultera el contenido fenoménico
acerca de aquello sobre lo cual recae el enunciado. El enunciar es un estar
vuelto hacia la cosa misma que es>>.

No es "el enunciar", sino "ese" enunciado (la abstracción es justo lo contrario de un ejemplo tan concreto). Por otra parte, ese mirar el cuadro para asegurarme de no está torcido, ¿qué es? Es una constatación que requiere comprender la propia pregunta que el sujeto se ha hecho. Sólo la pregunta por lo que habrá de encontrarse, nos hace entender lo que está ocurriendo. Mirar para encontrar el cuadro torcido, es un quedarse plenamente satisfecho con lo que se esperaba, en la forma de una demostración. Más aún, ¿qué es este constatar o evidenciar? Según Heidegger, que el enunciado está vuelto hacia lo que es, la cosa misma. Esto quiere decir que para él, se trata de un simple apuntar con el dedo. Sin embargo, a continuación va a defender ante nosotros que se trata nada menos que de un "descubrir".

Dice ahora Heidegger: <<¿Y qué es lo que se evidencia mediante la percepción?
Tan sólo esto: que lo que percibo es el mismo ente al que se refería el enunciado.
Se comprueba que el estar vuelto enunciante hacia lo enunciado es una mostración
del ente, que el enunciado descubre el ente hacia el que está vuelto. Se evidencia
el carácter descubridor del enunciado>>.

¿El enunciado descubre exactamente al ente mismo hacia el cual se hallaba vuelto? Efectivamente, desde el principio tanto qué es estar tocido como el cuadro mismo y nuestra pretensión de demostrarnos que estaría torcido, nos son conocidos. No obstante, Heidegger nos dice <<que lo que percibo es el mismo ente al que se refería el enunciado>>. Difícilmente pueden ser el mismo ente, el enunciado previo y su constatación, puesto que sencillamente se producen en dos órdenes de realidad fenomenológica diferentes: lo primero es una representación, lo segundo una constatación visual. Lo que nos quiere decir Heidegger en realidad, es que ambas poseen la misma referencia objetiva, <<una mostración del ente, que el enunciado descubre el ente hacia el que está vuelto>>. Ahora bien, ¿se evidencia <<el carácter descubridor del enunciado>>? ¿Puede alguien descubrir lo que ya conocía? Difícilmente, a menos que retorzamos el lenguaje hasta decir que las palabras son justo lo opuesto a lo que conocemos de ellas: constatar una evidencia está muy lejos de descubrir. No sólo eso, sino que el autor nos ha dicho <<que lo que percibo es el mismo ente al que se refería el enunciado>>. Descubro por lo tanto lo que esperaba, un cuadro torcido. ¡¿En cuál de los mundos posibles puedo llamar a hallar lo que ya sé, "descubrir"?! En el de Heidegger, que a partir de la demostración que acaba de hacernos de ese "descubrir" desplegará en su obra mediante esta idea, toda una serie de argumentos, siendo que el Da-sein mismo tendrá el carácter de "descubridor", etc.
Observemos que en el ejemplo el sujeto ya conoce lo que es estar torcido o no, así como el cuadro, puesto que queda expresado en su propio planteamiento. Por lo tanto, a su pregunta sólo cabe responder con sí o no. Todo el peso argumental se halla en lo conocido en la pregunta y no en la respuesta: no hay posibles sorpresas respecto de la constatación, sino tan sólo un simple sí o no. Más aún, descubro lo que esperaba ver, produciéndose para Heidegger la identidad misma del enunciado con lo que constato; sin embargo, Heidegger es tan extrañamente valiente, como para llamar a eso "descubrir".

Heidegger: <<En el proceso evidenciante el conocer queda referido únicamente al ente mismo. Es en este mismo, por así decirlo, donde se juega la comprobación. El ente mismo se muestra tal como él es en sí mismo, es decir, que él es en mismidad tal como el enunciado lo muestra y descubre. No se comparan representaciones entre sí, ni tampoco en relación a la cosa real. Lo que ha
de evidenciarse no es una concordancia del conocer y el objeto, ni menos aun de lo
psíquico y lo físico, pero tampoco es una concordancia de “contenidos de conciencia”
entre sí>>.
Para Heidegger, se trata de un directo apuntar con el dedo, un apuntar directo del enunciado hacia la evidencia del cuadro torcido. Por eso no hay para él "concordancia de contenidos de consciencia".
Él ha defendido ante nosotros que no hay "representación" alguna en la cuestión. Para nosotros en cambio, debería admitir que si esperábamos comprobar algo, hemos de hacernos previamente una represetación de ello. Pues como es sabido, lo que requiere una comprobación es una hipótesis. Por eso hemos visto ya, que el enunciado oculta una pregunta. Requerir comprobar es en el fondo comprobar al menos entre dos posibilidades. Pues si se tratase de una única posibilidad, sería vano comprobarlo. Heidegger funda su argumento considerando en apariencia tan sólo una de ellas: el cuadro de antemano ya está torcido. Por eso insiste equívocamente en la identidad inicial y la final, como si fuese algo más directo que una identidad referencial. Sin embargo, el estado de enunciado previo y el de la comprobación, aunque poseen la misma referencia objetiva, se producen además en dimensiones fenomenológicas distintas. Esto demuestra que se trata precisamente de la asociación entre dos contenidos de consciencia: el enunciar previo y el mirar posterior. Pero como bien dice Heidegger no se trata de una "concordancia entre contenidos de consciencia", pues la referencia es la misma. Por lo tanto no se trata de una concordancia, sino de una cuestión de identidad, de un simple apuntar hacia el mismo lugar. Al comprender esto, se entiende por qué nos parece impensable que para Heidegger no se trate de una referencia << en relación a la cosa real>>. De hecho ahora a continuación nos va a hablar de <<un estar vuelto descubridor hacia el ente real mismo>>.

Dice Heidegger: <<Lo que necesita ser evidenciado es únicamente el estar‐descubierto del
ente mismo, de el en el cómo de su estar al descubierto. Este estar al descubierto se
comprueba cuando lo enunciado, esto es, el ente mismo, se muestra como el mismo.
Comprobación significa lo siguiente: mostrarse del ente en mismidad1. La comprobación
se realiza sobre la base de un mostrarse del ente. "Esto sólo es posible si el conocimiento
enunciador y autocomprobatorio es, por su propio sentido ontológico, un estar vuelto descubridor hacia el ente real mismo.>>.

Dijo H: <<Lo que necesita ser evidenciado es únicamente el estar‐descubierto del
ente mismo>>, es decir, << el cómo de su estar al descubierto>>. Este "estar al descubierto" del ente, nos muestra al ente patente, el cuadro real torcido. Sin embargo, no es que hallamos "descubierto", sino que hemos hallado lo que esperábamos, pues se ha dado un "conocimiento autocomprobatorio".
Veamos... Para entender qué es la consciencia, Sartre la extrema en un "Consciencia corriendo tranvía". Empleemos la misma argucia filosófica de amplificar lo que queremos comprender:
Al entender qué es un gran descubrimiento, entendemos qué es "descubrir". Descubrir es pues (en entremo), descubrir un tesoro o incluso un continente. Ahora entendemos que "descubrir" tiene por definición algo de impensado, en el sentido de sorpresa. Sólo entonces se hace claro que efectivamente puedo encontrar lo que ya esperaba, pero no puedo bajo ningún concepto "descubrirlo". Sencillamente, porque "descubrir" quiere decir "encuentro lo que no esperaba". Difícilmente insiste igualmente Heidegger en lo imposible: descubrir lo que ya sabía previamente, de lo cual se requiere simple "comprobación".
(Poco más adelante en la obra, Heidegger mismo asociará este "descubrir" a un des-ocultar, en la forma clásica de la aletheia. Y esto significa necesariamente dar con lo que un momento antes estaba oculto).


<<Que el enunciado sea verdadero significa que descubre al ente en sí mismo.
Enuncia, muestra, “hace ver” (ἀπὀφανσις) al ente en su estar al descubierto>>.
Nota: αποφανσις = Apofántica (del griego αποφαντικα –αποφανσις: decir respecto a algo –) es la sección de la lógica referida a los juicios.
Heidegger nos ha dicho al inicio que la verdad se hace explícita cuando acreditamos el conocimiento como verdadero. Pero acreditar el valor del conocimiento, requiere comprender que lo que teníamos antes de mirar el cuadro, era una "hipótesis". En tanto que hipótesis, se trataba de una pregunta. Es justamente en este sentido que "demostrar", "constatar" o "evidenciar", es una forma de respuesta. Ahora bien, ni "descubrir" ni "desocultar", son aplicables al caso.
Por otra parte, ha sido desde el principio un apuntar hacia el cuadro con el pensamiento, un imaginar el objeto real, y raramente podría esto tener el valor de "verdadero". Esto es lo que confunde a Heidegger: no se trata de un enunciado verdadero o no, sino de la relación dada de antemano entre una imagen de algo real y el propio objeto real. Un <<conocimiento enunciador y autocomprobatorio>>, cuyo "cómo" es simplemente estar vuelto <<hacia el ente real mismo>>. De otro modo, Heidegger tendría que habernos explicado que había allí una pregunta oculta. En lugar de eso, argumentó hacia el extremo opuesto: el enunciado acaba descubriendo aquello hacia lo que estaba vuelto, descubre al ente en su mismidad. Pero el enunciado inicial no es el cuadro torcido mismo, sino una posibilidad doble: cuadro torcido / cuadro no torcido; únicamente es por eso que requiere comprobación. Pero Heidegger ha ocultado esta cuestión, por lo que es forzado que nos hable de acreditación de verdad.
Tal y como él nos muestra el ejemplo, el enunciado es verdadero, porque en el propio enunciado ya se daba este directo apuntar hacia el objeto. Si no, Heidegger no podría hacer todas estas equiparaciones, que por su manera de expresarlo semejan absolutas, entre el primer estado y el segundo.
Sus equiparaciones son tan absolutas, que ni tan siquiera explicita que se trata de registros de consciencia distintos, "referenciar con el pensamiento" y "mirar". Siendo que además nos ha dicho que hará un análisis fenomenológico y que se trata de una cuestión ineludible para entender lo que ocurre: la "comprobación" toma la forma de "adecuación" perfecta entre dos registros de consciencia en el interior del Dasein.

Dice Heidegger :<<El ser verdadero (verdad) del enunciado debe entenderse como un ser‐descubridor. La verdad
no tiene, pues, en absoluto, la estructura de una concordancia entre conocer y objeto, en el sentido de una adecuación de un ente (sujeto) a otro (objeto)>>.

Estamos de acuerdo. Sin embargo la "adecuación" se da, pero en cuanto a adecuación entre dos órdenes de consciencia diferentes.
Por otra parte, "la verdad" no debe confundirse con "lo verdadero". La "verdad" es un sustantivo singular, y se refiere en sentido estricto a una sola verdad, al conocimiento como síntesis extrema.


Si bien Heidegger nos ha hablado en lo que antecede a este ejemplo del cuadro torcido, de la diferencia entre verdad ideal y verdad real, relacionar la "verdad" con lo "verdadero", semeja en mi humilde opinión grandilocuente. Al tiempo, debido a este uso forzado de los vocablos, se nos está mostrando de este modo que tanto "la verdad" como "lo verdadero", son asuntos netamente empíricos en el sentido de las ciencias: la "verdad" es esta adecuación perfecta entre el enunciado y la comprobación empírica de mirar el cuadro. No obstante, la simple validación de un argumento no nos muestra "la verdad", sino exclusivamente la "cualidad de "verdadero" del propio argumento. La distancia entre ambas cuestiones es abismal. Al tiempo, tomar "la verdad" en su cualidad estrictamente empírica de validación de un enunciado, deja a la filosofía misma y a la propia obra Ser y Tiempo, en una autoanulación argumental; la filosofía no es empírica. Al tiempo, formular filosóficamente el empirismo, no alcanza según creo nada nuevo, si bien eso es lo que parece haberse hecho aquí. (Acaso yo esté equivocado).

Heidegger finaliza el punto a) de § 44, con estas palabras:
<<A su vez, el ser‐verdadero, en cuanto ser‐descubridor, sólo es ontológicamente
posible en virtud del estar‐en‐el‐mundo. Este fenómeno, en el que hemos
reconocido una constitución fundamental del Dasein es el fundamento del fenómeno
originario de la verdad. Este último deberá ser examinado ahora más a fondo>>.

Entonces, << Este fenómeno, en el que hemos reconocido una constitución fundamental del Dasein es el fundamento del fenómeno originario de la verdad>>? ¿En serio? He debido de andar muy despistado en el análisis... ¿Ha elevado el giro copernicano a una nueva dimensión? ¿Sueño cuando me parece que resulta evidente un lenguaje forzado hacia la grandiosidad, cuyo argumento no se demuestra a la altura de lo que pretende?

Existe aún una razón mucho más fidedigna que diría que anula de plano el ejemplo de Heidegger:
Pensemos por un momento en el conocimiento. El juicio inicial de Heidegger “El cuadro que cuelga en la pared está torcido” es desde el principio un juicio verdadero (nos presenta así el ejemplo al inicio), en el que el enunciado inicial y la posición final o constatación, se asimilan completamente. Como dijimos, no hay sorpresa, sino como mucho la posibilidad de un sí o no de la "comprobación".
Tomemos cualquier argumento filosófico o científico: ¿"descubre" alguna vez la ciencia o la filosofía lo que ya sabía? Sencillamente Nunca. ¿Como iba a acreditarse entonces como nueva comprensión o hallazgo? En el ejemplo de Heidegger, tomado como átomo, como esencia que se pretende del conocimiento de lo "verdadero", no hay avance posible; si encuentro simplemente aquello a lo que ya apuntaba desde el principio, nada descubro. Pues el "cómo" de mi descubrir que dice Heidegger, es simplemente verificarme a mí mismo en lo que ya hipotetizaba. (Esta comprensión es lo que decimos que quizás es la más definitiva en cuanto a entender que el ejemplo empleado es inadecuado). Mil ejemplos distintos habrían podido mostrarnos mejor lo que se pretende al analizar la acreditación de lo verdadero. No había siquiera en fin, posibilidad de aprendizaje alguno, sino un reduccionismo tan extremo, que en demasiados puntos se aleja de lo real. ¿Por qué? Porque por otra parte el conocimiento requiere, no algo diferente del ejemplo de Heidegger, sino justo y exactamente lo contrario de él: extraer algo nuevo del ahí. El conocimiento mismo nunca se halla agotado en el ahí, sino siempre y por definición un paso más allá de él, como extracción generalizable de los diferentes "ahí" concretos. A eso llamamos por ejemplo "ley": ninguna ley científica puede ser agotada en un ahí, como tampoco puede serlo un Universal.
Al comprender todo esto, ¿sigue conservando su sentido el ejemplo de Heidegger para demostrar no ya el conocimiento, sino nada menos que "el fundamento originario de la verdad"? Y ello, en la simple forma de su cualidad acreditadora de lo "verdadero". Su ejemplo nos muestra ciertamente un "enunciado verdadero", pero en eso se agota.
No sólo "la verdad", sino que tampoco "lo verdadero", pueden además reducirse a tales enunciados verificables:
Los enunciados verificables no pueden agotar la acreditación de verdadero del "conocimiento" puesto que los fenómenos de la consciencia son empíricos y aunque admitan ciertamente la traducción racional, la razón no "muestra" el contenido real de la experiencia y sobre todo: no la demuestra ni acredita como verdadera, sino que tan sólo la mienta. Contrariamente:
Lo que uno enuncie siempre podrá ser verdadero o bien falso, porque esté equivocado o porque mienta. Pero lo fenomenológico puro se demuestra a sí mismo y tiene de por sí valor de verdadero:
sin esta comprensión, ni tan siquiera se sostendría un Dasein cuyo carácter descubridor tan sólo es posible "en virtud del estar-en-el-mundo".
Finalmente, tal ha sido la reducción operada que no había posibilidad en esa "acreditación de lo verdadero", para el descubrimiento fortuito de la penicilina, ni para todos los casos en que la comprobación nos llevará a elegir entre dos hipótesis, ni tampoco se toma en cuenta el posible valor de "acreditación de verdadero" de los silogismos. Pregúntate entonces: ¿qué me ha dicho "realmente" Heidegger, en relación a "la verdad" o incluso sobre lo que puede ser llamado en general "lo verdadero"?

En conclusión:
Heidegger intentó mostrarnos la "acreditación de lo verdadero" mediante un enunciado verificable. Pero hemos visto que:
a) No hay en el ejemplo valor real de "descubrimiento". Siendo que:
b) Lo "verdadero" y "la verdad", requieren al menos, una cierta idea de "descubrimiento" o hallazgo, esto es, lo contrario a una identidad referencial entre el antes y el después como en el ejemplo dado.
c) El conocimiento mismo, así como toda ley o Universal, jamás se agotan en el ahí, sino que son justamente lo contrario, un translocación del ahí, un vertirse en múltiples ahí- concretos. Un apuntar simplemente con el dedo, es esteril en relación a mostrar algo semejante.
d) Los enunciados verificables no pueden agotar la acreditación de verdadero del "conocimiento" puesto que los fenómenos de la consciencia escapan en tanto que objeto empírico, por su naturaleza misma, a este mecanismo de "mentar" o enunciar argumentos; tan sólo los describen esquemáticamente.
El administrador ha desactivado la escritura pública.
  • Página:
  • 1
  • 2
Tiempo de carga de la página: 0.160 segundos