El príncipe es consciente del momento histórico que le toca vivir, de que representa el final de una manera de ser y de entender la vida (decadencia de la aristocracia), del juego político y de los intereses, de la familia,..del tiempo que pasa, de la finitud de la vida, del lugar del hombre en el universo,..Hay tristeza, pero también hay plenitud (la que emana de conocerse a sí mismo y comprender las circunstancias de su contexto), no lo calificaría de depresivo. La consciencia se cobra su precio.