Hola Goriot
Me preguntas, Goriot: “¿De verdad consideras que tales visicitudes están tan sólo mediadas por alguna suerte de raciocinio puro?
Si me hubieras leído con atención habrías podido leer: “Por supuesto que no existe un yo puro o un ego puro incontaminado. El hombre, es, o mejor dicho, posee inteligencia, sentimiento y voluntad. Y quien actúa es el hombre entero, y no un presunto sujeto puro, con sus tres dimensiones. Por supuesto que en dichas acciones forman parte lo pulsional, lo afectivo y lo inconsciente pero dónde está demostrado, o en qué piedra está escrita, que el hombre se reduzca a lo pulsional, a lo afectivo y a lo inconscientes. Que dichas facetas forman parte de las decisiones morales es algo indudable pero que la moral se reduzca a lo afectivo, a lo pulsional o a lo inconsciente es algo que está por demostrar.” Si yo cité el ejemplo de que una persona empuja a otra al mar era simplemente para distinguir entre el principio de no-maleficencia y el principio de beneficencia.
Dices, Goriot: “·En pocas situaciones parecidas te has debido de encontrar si crees que en ellas se pierde un solo minuto más en reflexionar que en reaccionar. No reduzcas al absurdo aquellas opiniones que no has comprendido o que has creído comprender sólo por haber visto reflejados en ellas aquellos puntos prejuiciosos que ya guardas en ti ante cierto tipo de opiniones. Lo que aquí se viene abogando desde un mísero principio es que la vida real es más compleja que intuir cuándo y respecto a qué uno se ha de sentir responsable moralmente, cuándo uno va a dejar o no de actuar.”
Aquí no se está hablando, o al menos yo no lo estoy haciendo, de por qué y cómo reacciona una persona en un instante determinado y en una determinadas circunstancias. Aquí, y como en cualquier tema moral, se está hablando de cómo se debería actuar. Pero de cómo se debería de actuar en unas determinadas circunstancias siempre y cuando ello fuera posible, claro está.
Si uno se despierta en mitad de la noche en medio de un pavoroso incendio y siente que su vida corre verdaderamente peligro, y salvo que se posee cierto entrenamiento, posiblemente el inconsciente o el instinto de supervivencia actúe por nosotros. Y muy posiblemente, e insisto, en una situación verdaderamente crítica, pues pongamos pies en polvorosa sin volver la vista atrás. Y por tanto, sin tener en cuenta si lo que se queda atrás es nuestro vecino o nuestra mascota.
Dices, Goriot: “El contexto lo es todo porque es imprescindible.
No, el contexto no lo es todo. Sí, será imprescindible, claro está, pero no lo esto. Es que también dependerá de la “figura” que uno se haya forjado a lo largo de su vida. En fin, trataré de explicarme. Lo haré de forma sencilla y rápida pero aún así espero que se entienda lo que quiero decir. Hay personas que son insobornables o que no delatan a un compañero aunque los torturen y mueran. Pero es que ello no ocurre por casualidad. No es que el contexto o su genes hayan hecho de él un ser insobornable mientras que a otros el contexto o los genes lo han hecho sobornable ( seguro que la inmensa mayoría de los políticos se apuntarían a esta tesis). No, es que cada persona se va forjando su propio carácter en los contextos que le toquen en suerte. Y cuanto más forje su carácter menos incorruptible será.
Si a esa persona le ofrecen un soborno pues muy posiblemente ni siquiera les deje terminar de hablar a los que tratan de sobornarle y los despida con cajas destempladas. Si le preguntan a esa persona si actuó racionalmente pues muy posiblemente conteste que no fue consciente y que sus palabras salieron despedidas o disparadas de su boca sin que pudiera hacer nada. Pero ¡Ojo!, si ello ocurrió así es porque previamente había forjado dicho carácter. Lo que sería extraño es que un corrupto no les dejase terminar y menos aún que los echase con cajas destempladas.
Dices, Goriot: “Resumen para que no tengáis resquicio de donde rascar prejuicios: De la situación depende el juicio, y de éste la voluntad. Cualquier juicio apriorístico o a posteriori que no tenga en cuenta tal situación solo concluye con axiomas cada vez más alejados de la realidad.”
Verás, Goriot, entiendo perfectamente que no me hayas leído en otras ocasiones. Así que simplemente ( y para que te ahorres la acusación de hipócrita) voy a explicar, y también a modo de resumen, la ética que yo defiendo. Yo defiendo una ética situacionista. He dicho que en un proceso de valoración hay que tener en cuenta unos principios morales, que servirán de fundamentos o de guía heurística, la situación concreta en que se desarrolla la acción, y además, las consecuencias que pudieran derivarse de dicha acción. Así que recuerda, y en lo sucesivo, que mi ética también es situacionista. Esta vez perdonaré tus palabras; la próxima ya no.
Dices, y estoy de acuerdo, que de la situación depende el juicio moral. Sí, efectivamente, depende de la situación como depende de las circunstancias que pudieran derivarse como depende de los principios morales que poseamos. Es por ello por lo que no estoy de acuerdo con aquella afirmación tuya que dice “ el contexto lo es todo porque es imprescindible. No, el contexto o la situación concreta en la que desarrolla una acción no lo es todo. También hay que tener en cuenta unos principios morales, junto con las circunstancias concretas, y las posibles consecuencias que se puedan derivar de una determinada acción.
Dices, Goriot: “Todos sabemos que hay niños sudaneses que con tan sólo 8 años se han visto obligados a violar a una mujer hasta la muerte como rito de iniciación, también sabemos que los hay asiáticos que son contratados de palabra porque son los únicos que por su tamaño pueden meterse por conductos peligrosísimos hasta vetas de metales preciosos. Claro que hay niñas, mujeres, niños y hombres que les ha tocado vivir una vida indigna, escalofriante, violenta y real. Y poner la exigencia moral hasta el punto de que todo el mundo es culpable/responsable de inacción……….
Pero si yo lo que he dicho es: ” Según Adela Cortina, y fundamentado en estudios neurocientíficos, parece que el ser humano (y de lo cual se poseía intuición) ayuda a los otros seres humanos según, y por así decir, según círculos concéntricos. Se ayuda más a mejor a los más cercanos mientras que a medida que los vínculos van desapareciendo pues el socorro a los demás va disminuyendo. Y de este “hecho” cabría sacar dos conclusiones:
1.- La primera sería de orden psicológico en el sentido de que no nos deberíamos castigar “tanto”, y castigar a los demás, porque poseemos limitaciones constitutivas. O dicho de otra forma, pero ya no en el orden psicológico, sino en el ontológico, realmente no somos tan libres como nos consideramos.
2.- Que el punto 1 no nos lleve por tanto a justificar cualquier tipo de actuación moral. No valdría el decir o el tratar de justificar todo o cualquier cosa apelando a esa limitación constitutiva. Por supuesto que nos será más difícil ayudar a los demás cuanto más lejos estén de nuestro círculo, pero ello no significa que por tanto no tengamos obligaciones con los mismos.”
¿Pero de dónde demonios sacas que yo he dicho que todo el mundo es culpable de inacción, Goriot?
Yo lo que he dicho o he dado a entender es precisamente que no podemos culparnos o culpar a todos por lo que pasa en Sudán. Lo cual no quiere decir que en la medida de nuestras posibilidades, y si ello fuera posible, o hasta el punto en que fuera posible, y si pudiéramos mejorar la situación, deberíamos de mejorarla.
Dices, Goriot: “Es decir, aquí soy yo el que viene diciendo desde el principio que las emociones son imprescindibles a la hora de juzgar e interpretar la realidad, pero que, en cambio, no son más que una parte más de todo un contexto imprescindible para el ejercicio del juicio moral………..”
Sí, y yo también. Por supuestos que las emociones son imprescindible. Por supuesto que no existe un sujeto puro. Por supuesto que hay que tener en cuenta la situación a valorar. Y digo todo esto para que no creas que eres el único menda lerenda.
Un saludo