Hola, Castlelita
Yo dije: “Pues claro que la madre Teresa de Calcuta obraba en función de sus propios intereses. Pero es que entre sus propios intereses se encontraban los demás.”
La verdad es que cité a la madre Teresa de Calcuta simplemente por ser una figura conocida. Pero ahora aprovecharé que la he citado para hacer algunas pequeñas reflexiones.
Yo distinguiría entre lo social y lo personal. Las relaciones de “ayuda” dentro del cuerpo social son relaciones entre personas, pero no en tanto que personas, sino de forma despersonalizada. Lo que caracteriza a las relaciones sociales es la despersonalización. Precisamente a esa despersonalización es a lo que denominamos “cosificación”.
Es por ello por lo que no termino de estar totalmente de acuerdo con Alma cuando dice: “Si amas o ayudas a una persona, esperas que haga lo mismo por ti. Si no lo hace, tarde o temprano terminas por decepcionarte y abandonar”. Ese “amas” al que se refiere Alma yo lo encuadraría dentro de las relaciones sociales o despersonalizadas. Si todos damos parte de nuestro sueldo para pagar a los jubilados, es decir, a personas que no conocemos (despersonalización), es con la esperanza de que el día de mañana personas que no conocemos (despersonalización) nos paguen las nuestras. En esto consiste la “solidaridad”. Somos solidarios porque esperamos algo a cambio. Es que si se nos dijera que a nosotros nadie nos va a pagar nuestras pensiones entonces adiós a la solidaridad. Por tanto, y en este contexto, no ser solidario no conlleva el ser egoísta.
Pero cuestión aparte son las relaciones personales. Cuando una madre o un padre ayudan a un hijo no tiene que pensarse que “si amas o ayudas a una persona, esperas que haga lo mismo por ti.” Podría darse el caso, pero no tiene necesariamente que darse. Es más, si se da, entonces no estamos hablando de “amor”. Así como el “amor” o solidaridad social conlleva el dar con la finalidad de recibir no creo que ello deba de aplicarse en el caso de la comunión personal.
Lo cual no quiere decir que los padres sean unos seres angelicales. Lo que quiero decir es que unos padres no tienen que actuar en todo momento pensando en que si ama o ayuda a su hijo es porque espera que el hijo haga lo mismo por ellos.
Me gustaría también diferenciar entre los valores éticos y los valores religiosos. Los valores éticos se basan en la justicia. Pero esto último es precisamente lo que no acontece con los valores religiosos. Los valores religiosos no se basan en la justicia.
Un valor ético te dirá, por ejemplo, que si no debes de insultar a los demás entonces ellos tampoco deberán de insultarte a ti. De no ser así diremos que la situación es injusta. Pero es que los valores religiosos no se basan en la justicia sino en la donación, en la entrega, y en el agradecimiento. Sí, se podrá una reír cuanto quiera o podrá decir, con razón, que sólo muy pocas personas son capaces de ello ( lo cual es cierto).
No hay ninguna legislación ni ningún código ético que te obligue a tener que perdonar a los que te ofenden o a los que te causan daño. Pero sí que puede haber un código religiosos que te obligue a perdonar a quien te ofende o te cause daño. Es que no es lo mismo no hacer daño a los demás que amar al prójimo.
Esa es la gran diferencia que existe entre las Organizaciones No Gubernamentales y los misioneros/as. Diferencia que al parecer algunos no quieren ver. Es que las primeras se basan en códigos éticos y los segundos en códigos religiosos.
No cabe duda que las buenas ONG,s, como los buenos misioneros, hacen una extraordinaria labor. De ello no cabe duda alguna. Pero eso sí, un misionero no dedica parte de su tiempo al cuidado de los demás (como es el caso extraordinario de las ONG, s) sino que consagran su vida a ello. Y esa es precisamente la razón por la que cuando se inicia una guerra o hay un peligro real e inminente sobre una población las ONG,s son repatriadas mientras que los misioneros se mantienen con su “pueblo” aún a sabiendas que su vida corre un peligro real e inminente. La ética no te puede “obligar” a dar la vida por los demás. Las religiones, sí. Y cuando alguien se siente obligado, por ejemplo, a dar la vida por su patria es porque en el fondo “sacraliza” aquello por lo que desea dar su vida.
Dices, Castlelita: “Voy a intentar ir al grano: todo ese "supuesto" amor a los demás, ¿es así de verdad? Es lo que tiene de cómo usamos las palabras, de cómo las significamos y de cómo a menudo, no refleja lo que hay en juego realmente. No sé. A mí me encantaría profundizar en las vidas, en los orígenes de personas buenas como Teresa de Calcuta ¿qué hay detrás de esas personas?. ¿No creeis que "el amor", puede ser muchas cosas, pero que nunca es incondicional aunque así nos lo "vendan"?”
Verás, hay algo que me molesta. Pero no digo, porque no lo creo, que eso que me molesta lo estés diciendo tú. Simplemente aprovecharé para decirlo. Me molesta mucho esa “filosofía de la sospecha” que sospecha de todo menos de sus propias creencias. ¿A qué me refiero? Pues me refiero a todos aquellos que sospechan de todas aquellas personas, como es caso de la Madre Teresa de Calcuta ( y he escuchado el argumento), de que en realidad aquellas personan que ayudan a los demás no lo hacen porque desean hacer el bien sino porque en el fondo lo que desean es sentirse bien con ellos mismos o que lo que verdaderamente desean es que los demás digan de ellos que son buenas personas. Y esto último tiene un nombre, a saber, fariseísmo. Con lo cual, y al final, toda buena persona se convierte en un fariseo.
Nos dices, Castlelita, que el amor nunca es incondicional. La cuestión es saber qué entiendes por incondicional. Si por incondicional entiendes absoluto entonces tendríamos que preguntarnos qué significa absoluto. No sé si lo que quieres decir es que si uno ama a los demás deberá hacerlo al margen de uno mismo, al margen de cualquier motivación o motivo. Pues bien, esto último es lo que juzgo como imposible en cualquier ser humano. Pues claro que uno tiene que poseer un motivo para amar a los demás. Es que de no ser así no seríamos seres humanos. Es que no existe ningún ser humano que no actué sin motivación alguna.
Precisamente por eso inicié mi intervención anterior tratando de delimitar, peor o mejor, qué ha de entenderse por egoísmo. Pues claro que la madre Teresa de Calcuta o cualquier madre o padre cuando cuida a sus hijos lo hace con algún motivo. Pero la cuestión es sin entre esos motivos se encuentran inserto los demás o dichos motivos se reducen únicamente a él.
Un saludo
Un saludo