Alma escribió:
Silvanus escribió:
¿Sabes eso, Elias, que se dice para África: no me des agua, enséñame cómo se saca agua del pozo? Pues eso mismo necesita este país desde hace siglos.
No tendrán razón los países de la UE que llaman vagos a los países del sur? Hoy mismo así nos llamaba una revista holandesa. Si la palabra vago hiere susceptibilidades y no se considera correcta, podemos sustituirla por ineficientes. Los empleados que más horas trabajan y menos producen. Pero todo lo que sea recibir dinero nos parece muy bien, así que a aplaudir las medidas estas con las orejas. Genio y figura.
Lo que no creo es en ninguna esencia. Tipo como lo plantean los holandeses, que van un poco de sobrados: "los españoles son vagos porque son del sur, y los alemanes son puntuales y trabajadores porque son del norte".
Todo eso son prejuicios y encima que no nos ayuda en nada, solo desvirtúa. Es lo mismo cuando los nacionalistas catalanes hablan del resto de España: los españoles son fascistas, nosotros somos buenos, los españoles gestionan mal, con nosotros Cataluña sería próspera. etc. Milongas para niños y mentes fáciles.
No, el problema es la educación y el proyecto.
El sistema de educación incentiva un determinado tipo de fuerzas, de mentes, etc. El mecanismo de trabajo incentiva igualmente un determinado modo de hacer las cosas. El sistema parlamentario y de partidos facilita el ascenso de determinados tipos de políticos.
Es decir, que primero habría que cambiar el sistema para que salieran a la luz nuevas fuerzas, nuevos tipos de ciudadanos. No nacemos cojos ni inútiles. Hay gente potente, podríamos dar al mundo premios Nobeles, por ejemplo, y menos deportistas. Pero todo está conformado de un modo conservador, poco emancipatorio. La mayoría de la gente no tiene ni estudios.
Por eso, lo del ingreso mínimo es algo devenido, algo que es consecuencia de una perversión del sistema mismo. Incapaz de dar oportunidades y de crear una meta y unos ciudadanos fuertes y prósperos, pues caemos ante cualquier crisis, y de ahí la necesidad de salvar vidas.
El punto es ese: dado el estado mediocre constante (sobre todo en los tres ámbitos más importantes: político, universitario y productivo) en el que somos criados y en el que tenemos que sobrevivir, pues cualquier viento que sople hace que caiga todo, que la pobreza esté siempre tan cerca en comparación con el resto de Europa. Así que, llegados a este punto, aparece el ingreso mínimo.