Xna escribió:
En cuanto a los acreedores del Estado, no pueden reclamar de golpe y porrazo el pago de sus derechos de crédito porque estos bonos tienen un vencimiento. Igual que no pueden reclamar de golpe la devolución del préstamo a una persona que compra un inmueble pues la hipoteca se ha pactado a tantos años. También tienen un mercado propio, el secundario muchísimo más potente que la bolsa.
Sí, mi intención con ese ejemplo extremo era intentar ilustrar que la banca no siempre gana, sobre todo porque mantiene riesgos muy elevados con el sector público. Estos riesgos no suelen realizarse en pérdidas porque cuando llegan los vencimientos de las deudas, se refinancian. Patada hacia adelante y a otra cosa. Cuando el banco no está dispuesto a acordar la refinanciación, ocurre lo que a los banqueros venecianos y otros con la Monarquía de Felipe II.
Xna escribió:
La crisis del Covid 19 se diferencia por el choque de demanda y de oferta, lo que pide reacciones diferentes a otras crisis anteriores vividas (2008). Choque en la oferta por el parón repentino de las economías por decretarse en los países medidas similares al estado de alarma en España, lo que origina con carácter de urgencia los expedientes de regulación temporal de empleo, para evitar la destrucción de puestos de trabajo, pero también la inyección de liquidez mediante créditos ICO a las empresas, aplazamientos del pago de impuestos, prórroga de cotizaciones, de alquileres. Se para la economía y se confina a la población produciéndose un choque en la demanda, no salimos, no gastamos, no consumimos en establecimientos, más ayudas para evitar la quiebra de los negocios, aquí voy a incluir también las ayudas a los más vulnerables. Esto supone la necesidad de una fuerte inyección de dinero para los Estados.
La única gran diferencia que encuentro entre esta situación y la iniciada en 2007 es que los gobiernos tienen que decidir hasta en qué grado el virus afectará al nivel de demanda existente con anterioridad al ataque del bicho.
No hay un problema de demanda por escasez de ahorro, sino por coacción. Por tanto, si:
- Inyectamos liquidez en la economía para que los peores negocios, lo más endeudados, no quiebren y…
- Estos negocios no reducen el precio de sus artículos en venta, porque esperan que la situación se recupere en el corto plazo, y…
- La demanda de bienes distintos de dinero efectivamente recupera niveles previos a la crisis, porque finaliza el Estado de Alarma y desaparece el riesgo sanitario,
Entonces, opino, muy probablemente el ahorro anómalamente acumulado (incremento excepcional de la demanda de dinero) por los agentes, se destinará en tromba al consumo de bienes distintos de dinero y en el medio/largo plazo empujará al alza los precios, que ya parten de los niveles iguales a los que había a finales del 2019.
elías escribió:
Desde mi punto de vista eso fue lo que ocurrió en la última crisis. Es decir, que se inyectó arbitrariamente dinero en el sistema. Por eso considero que la deuda fue principalmente privada y no pública (cuestión aparte fue que a quien hubo que rescatar fuera a las “cajas” públicas en España).
De acuerdo con tu análisis, Elías. La expansión crediticia de los bancos crea una espiral que les fuerza a demandar más dinero. El BCE inyectó ese dinero principalmente mediante lo que se llama “operaciones en mercado abierto”, que básicamente son préstamos a la banca. Los bancos, a su vez, filtraron el dinero en la economía. Una mayor oferta de dinero tiende a reducir el tipo de interés, porque cuanto más dinero hay disponible, menos valor (tipo de interés) tiene. Ese nuevo crédito barato crea en los empresarios y consumidores la ilusión de que hay más ahorro en la economía del que realmente existe, y tienden a embarcase en proyectos más arriesgados. El nuevo dinero se dirigió en gran medida en el sector inmobiliario, de modo que los precios de los inmuebles se dispararon en proporción al incremento del precio de otros bienes (esto es el Efecto Cantillon).
Este marco teórico, muy resumido, es el que mejor explica hasta el momento las crisis económico-financieras modernas, y fue elaborado rudimentariamente por la Escuela Monetaria inglesa en la primera mitad del siglo XIX. Esta teoría ha ido perfeccionándose desde entonces y se ha convertido en un arma muy potente, si bien todavía mejorable.