Hola compañeros. Abro la mesa para el debate:
Hoy me he topado en otro hilo con un fragmento de entrevista donde Fernando Broncano señala lo siguiente:
"¿Cuál habrá de ser el papel de la filosofía y las humanidades a la hora de orientar el nuevo escenario 'post pandemia'?
Si las ciencias y la tecnología se orientan al conocimiento, las humanidades lo hacen a la sabiduría, que es la conciencia de los límites de nuestro conocimiento. En este sentido, ejercerán su papel si no pierden lucidez y contacto con el tejido social y con el desarrollo del conocimiento, si no se resignan a ser meros jarrones decorativos de una cultura cada vez más mercantilizada.
La estrategia de las humanidades, en un sentido amplio que incluiría a gran parte de la cultura literaria y artística, es hacer las preguntas incómodas, las que hacen resollar a las conciencias y molestan. Algo así como psicoanalistas impertinentes. Ahora, además, les tocará también otra función, la de recordar la fuerza de los lazos sociales que nos vinculan, el poder de la confianza que produce la cooperación y el impulso para la recuperación de la esperanza. Son depositarias de la memoria, de las experiencias históricas de la humanidad, y ahora van a ser más necesarias que nunca."
Fuente:
www.eldiario.es/sociedad/Fernando-Bronca...os_0_1019099155.html
En una línea similar, insiste Ana Carrasco-Conde, otra filósofa, en la dicotomía entre Humanidades y Ciencias para resaltar las bondades de la primera denostando a la segunda.
Lo que hay en el fondo es, de nuevo, la reavivada justificación de las Humanidades en el conjunto del saber; lo cual es, a mi juicio, síntoma de su sustantiva debilidad. Un saber valioso no debería tener ninguna necesidad de justificarse: bastaría con observar sus resultados.
Por otro lado, son también curiosos los dardos envenenados que los humanistas lanzan a las ciencias para subrayar su presunto rasgo de imprescindibilidad en la sociedad. En el primer caso, se invocan términos cuanto menos oscuros como el de "sabiduría", que no es más que un desdoble artificioso e ilegítimo respecto al concepto "conocimiento". No se privan tampoco de atribuir arbitrariamente a las humanidades de funciones que tanto enardecen el alma como tan poco tienen de real: la dinamización de la "cooperación", la recuperación de la "esperanza" o "molestar".
Ya, para finalizar, lo más grave es el cuestionamiento de las Ciencias para resaltar los presuntos destellos de las humanidades. En el caso de Carrasco-Conde, se llega a recuperar la crítica heideggeriana acerca de las ciencias, las cuales "someten" al Hombre y amenaza su existencia.
¿Qué pensáis? A mi modo de ver, sería necesario cancelar la relación antitética entre Humanidades y Ciencias. Por otro lado, si algo ha demostrado la experiencia histórica, es que las humanidades tienen también manchadas las manos de sangre cuando han legitimado la discriminación y el odio, cuanto no el genocidio, de minorías. Las ciencias, por el contrario, aunque han posibilitado un exterminio de poblaciones, no tienen la facultad de argumentar su uso homicida. Lo que es más: no es sino con la medicina y la técnica cuando el Hombre ha podido vivir mejor: desde la cura de enfermedades terminales hasta el ocio y disfrute que las mismas han hecho posible.