Bienvenido, Invitado
Nombre de Usuario: Contraseña: Recordarme
  • Página:
  • 1

TEMA: ¿Es siempre aporético el pensamiento filosófico?

¿Es siempre aporético el pensamiento filosófico? 05 Jul 2011 21:07 #3067

  • Nolano
  • Avatar de Nolano
  • DESCONECTADO
  • Escolástico
  • Mensajes: 4001
  • Gracias recibidas 3979
Nolano escribió:
Cuanto más leo y estudio filosofía, más convencido estoy de que es imposible, si no se quiere incurrir en contradicción, no acabar viéndose envuelto en argumentos circulares y, por lo tanto, el pensamiento de todos los filósofos, al intentar escapar de la circularidad, acaba siendo siempre aporético.

Retomo este comentario mío del hilo dedicado a Leibniz. Ferrater Mora, en su diccionario, dice que:
aporía significa literalmente «sin camino», o «camino sin salida»; de ahí, «dificultad». En sentido figurado la aporía es entendida casi siempre como una proposición sin salida lógica, como una dificultad lógica insuperable. La aporía podría, pues, ser también llamada –y así efectivamente lo ha sido- antinomia o paradoja

Estoy estos días leyendo la excelente obra de Pierre Aubenque “El problema del ser en Aristóteles”, en la que he encontrado unas muy oportunas ideas al respecto del tema que propongo en este hilo. Cito traduciendo de la edición francesa de la obra de Aubenque, pp. 221-222, con pequeñas modificaciones en las notas a pie de página que incluyo entre corchetes en el propio texto, previa advertencia de que las palabras en negrita indican que son trasliteración de las palabras griegas que utiliza Aubenque (y que sería engorroso escribir en griego en este foro):
Aubenque escribió:
La dificultad (cuya forma, podría decirse, cristalizada es la contradicción) es en Aristóteles el momento esencial de la investigación filosófica: es aporía, es decir, interrupción de la marcha {en el sentido etimológico, la aporía es la ausencia de paso -poros-}, y su solución es la condición de un nuevo comienzo. Porque «la buena marcha (euporía) futura se confunde con la solución de las aporías precedentes». Pero resolver una aporía no es eludirla, sino desarrollarla (diaporesai), no pasar a su lado, sino hundirse en ella y recorrerla de lado a lado (diá). Aporeín, diaporeín, euporeín: no haríamos justicia a la originalidad del método aristotélico si omitimos el segundo momento, que es verdaderamente esencial. «Buscar sin recorrer las dificultades (áneu toú diaporésai), es como si marcháramos sin saber a dónde vamos, es exponerse incluso a no poder reconocer si, en un momento dado, hemos encontrado o no lo que buscábamos.»

Las citas de Aristóteles, que van entre comillas, corresponden a la Metafísica, libro B, I, 995a.

Creo que merece la pena reflexionar sobre el concepto que tenía Aristóteles de la investigación filosófica.
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


Jesús M. Morote
Ldo. en Filosofía (UNED-2014)
Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla
Última Edición: 05 Jul 2011 21:14 por Nolano.
El administrador ha desactivado la escritura pública.
Los siguientes usuarios han agradecido: Rafel, Thunderbird

Re: ¿Es siempre aporético el pensamiento filosófico? 05 Jul 2011 22:21 #3068

  • Thunderbird
  • Avatar de Thunderbird
  • DESCONECTADO
  • Aristotélico
  • Mensajes: 527
  • Gracias recibidas 219
.
Última Edición: 11 Sep 2013 14:50 por Thunderbird.
El administrador ha desactivado la escritura pública.

Re: ¿Es siempre aporético el pensamiento filosófico? 09 Jul 2011 11:36 #3187

  • Thunderbird
  • Avatar de Thunderbird
  • DESCONECTADO
  • Aristotélico
  • Mensajes: 527
  • Gracias recibidas 219
.
Última Edición: 11 Sep 2013 14:50 por Thunderbird.
El administrador ha desactivado la escritura pública.
Los siguientes usuarios han agradecido: Nolano

Re: ¿Es siempre aporético el pensamiento filosófico? 09 Jul 2011 12:29 #3188

  • Thunderbird
  • Avatar de Thunderbird
  • DESCONECTADO
  • Aristotélico
  • Mensajes: 527
  • Gracias recibidas 219
.
Última Edición: 11 Sep 2013 14:50 por Thunderbird.
El administrador ha desactivado la escritura pública.

Re: ¿Es siempre aporético el pensamiento filosófico? 09 Jul 2011 19:49 #3190

  • Nolano
  • Avatar de Nolano
  • DESCONECTADO
  • Escolástico
  • Mensajes: 4001
  • Gracias recibidas 3979
Sobre la tesis que apuntas en el primero de tus tres mensajes, Thunderbird, la de la “heroicidad” del filósofo personificado en Sócrates, creo que te adentras en terreno pantanoso y un tanto equívoco; erróneo, si seguimos a Emilio Lledó en la Introducción que hace a la edición de Editorial Gredos de las Éticas nicomáquea y eudemia de Aristóteles.

En esa excelente Introducción, cuya lectura recomiendo efusivamente, Lledó contrapone precisamente el modelo ético al modelo heroico de la Grecia presocrática. Cito algunos párrafos del texto de Emilio Lledó:
Lledó escribió:
"En los poemas homéricos encontramos una primera configuración del comportamiento humano. En ese comportamiento imperan los principios de una sociedad dominada por la tensión bélica, y los héroes que en ella destacan van marcados por los impulsos que promueve y nutre esa sociedad agonal” (p. 31).

“La diferencia que, sin embargo, se establece entre esa areté y la que después irá configurándose hasta llegar a Platón y Aristóteles, señala dos concepciones opuestas de la ética. La areté homérica no se adquiere. Se es aristós. Para que la areté pudiera «aprenderse», habría que pasar todavía por la experiencia de la sofística” (p. 37).

“Sostenido, tal vez, por el instinto de defender y asegurar la propia vida, el «exceso», la hybris marca implacablemente las hazañas heroicas” (p. 38).

“Del mundo homérico parten algunos conceptos fundamentales que configurarán la ética griega (...). Pero es la sofística quien marca un giro importante en esta historia del comportamiento humano, y de los principios que lo rigen y orientan (...). La aparición del demos como fuerza transformadora de las relaciones sociales, el derecho a la ley que no controla ya la arbitrariedad del ánax (isonomía), el derecho a opinar, a romper la imposición del discurso preeminente con el poder de la palabra liberada de sumisión (isegoría), impulsado todo ello por el escepticismo ante el lenguaje, son algunas de las características que configuran la democracia griega.
Estos rasgos definen, además, la nueva ética de la Polis. Lugar de encuentro para el individuo, retícula ideal que tensa los distintos egoísmos en busca de la armonía y de un proyecto de organización colectiva, la Polis representa el espacio en el que volver a plantearse una nueva forma de hazaña individual, muy lejos ya del espejo homérico (...). La Polis no es ya el espejo ideal y distante, no se funda en una «areté» que se es, sino en una «areté» que se consigue, que se construye...” (pp. 40-41).

De esta larga cita extraemos, pues, la conclusión de que Sócrates es, precisamente, el anti-héroe, entendido el héroe en sentido homérico presocrático e incluso prefilosófico. El héroe no se hace, sino que nace; el héroe no sale del ezos, de la costumbre o hábito, sino del éezos, del carácter innato. Sólo a través de la sofística (y Sócrates se forma en el contexto sofístico) la ética se construye a través del hábito que acaba conformando el carácter. Por eso el héroe homérico está siempre al borde de la hybris, del exceso, de la desmesura, pues su carácter, que le impone un rol heroico al que no puede sustraerse, le desborda como hombre; eso no ocurre con el frónimos aristotélico (modelo en que concluye el proceso iniciado por los sofistas), que es la mesura, la prudencia personificada a través del hábito mesométrico del término medio.

Creo que el carácter antiheroico de Sócrates es evidente; y quien esté interesado en la figura de Sócrates no debe dejar de leer Las nubes de Aristófanes, que presenta una imagen de aquél complementaria de la que presenta Platón.

Otra cosa es el deslizamiento que el pensamiento cristiano posterior haya hecho del héroe, desplazando su imagen desde los héroes homéricos de la antigüedad a los santos y mártires, como héroes del nuevo mundo surgido del cristianismo. Es sólo bajo esta nueva óptica, lejana de la original helénica, bajo la que Sócrates aparece como un “héroe” (mártir) de la virtud, tergiversando el sentido original de la figura de Sócrates que es un sabio y no un héroe, que no ha nacido virtuoso, sino que se ha construido como virtuoso dentro de la polis, como apunta Emilio Lledó.

A este respecto, siempre me ha llamado la atención el pasaje de la “Apología de Sócrates”, el primero de los diálogos de Platón, en el que Sócrates tasa su vida en treinta minas de plata (38b). Y aún me llama más la atención que los comentaristas no aludan a la asombrosa coincidencia de la cantidad con las treinta monedas de plata en que se tasó la vida de Jesucristo como pago a Judas por su traición. ¿Coincidencia? Yo no creo en ellas, así que pienso que o bien el redactor del Evangelio tomó la cifra de Platón o, lo que es muchísimo más verosímil, el copista medieval de los diálogos de Platón falsificó el diálogo para asimilar la figura de Sócrates a la de Jesucristo. Es, creo, un dato importante para ver ese deslizamiento que comentaba de la figura del héroe desde el guerrero homérico al santo-mártir del cristianismo. Pero se trata, a mi entender, de una heroicidad sui generis y extraña al sentido original heleno de la figura del héroe.
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


Jesús M. Morote
Ldo. en Filosofía (UNED-2014)
Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla
Última Edición: 10 Jul 2011 00:06 por Nolano.
El administrador ha desactivado la escritura pública.

Re: ¿Es siempre aporético el pensamiento filosófico? 10 Jul 2011 00:03 #3192

  • Nolano
  • Avatar de Nolano
  • DESCONECTADO
  • Escolástico
  • Mensajes: 4001
  • Gracias recibidas 3979
Thunderbird escribió:
Es esta dependencia común respecto a un principio último trascendente lo que nos iguala a todas las cosas, y en función de esta condición igual es posible aplicarnos a unas cosas las consecuencias que se extraigan de los fenómenos que se producen en otras.

Realmente, Thunderbird, has dado en el quid de la cuestión con gran agudeza; es un placer tener aquí foreros con ese nivel de sutileza. Tu crítica al platonismo es prácticamente la misma que la que le hace Aristóteles, interpretado por Aubenque, y que resumo a continuación (lógicamente, por las caracterísiticas propias de un foro como éste, dejando a un lado la infinidad de matices que el profesor de la Sorbona va poniendo de relieve, para las que remito al libro “El problema del ser en Aristóteles”).

El problema al que se enfrenta el estagirita es el siguiente: la ousía del hombre es que tiene logos, discurso; pero el número de cosas en la realidad es infinito y, sin embargo, el número de las palabras es finito: no hay nombre para todas las cosas que existen, ni puede haberlo; siempre habrá más cosas que palabras. Por tanto, el problema filosófico fundamental, teniendo en cuenta que la filosofía no es sino discurso sobre el mundo, consiste en que hay palabras que designan varias realidades con el mismo nombre y eso, la polisemia, es el núcleo fundamental de los problemas filosóficos.

Aristóteles identifica dos situaciones diferentes de polisemia: la sinonimia y la homonimia (esas palabras griegas no significan exactamente lo mismo que en nuestro castellano actual, lo que hay que tener muy en cuenta). La sinonimia es el fenómeno mediante el cual se designan cosas distintas mediante la misma palabra porque tienen algo en común, que es precisamente lo que justifica el uso de esa palabra para dos realidades distintas. Así, puedo llamar a Juan “animal” y también llamo “animal” a Fido, pues aunque aquél pertenezca a la especie “hombre” y éste a la especie “perro”, ambas especies son del género “animal”, pertenecen a un género común. Sin embargo, la homonimia es casual o arbitraria; así, hablamos del Can (constelación) o del can (animal) sin que el uso del mismo nombre tenga fundamento real alguno.

El problema filosófico crucial de la metafísica es el uso de la palabra “ser”. ¿Nos halllamos ante un fenómeno de sinonimia o de homonimia? Y el problema es complejo y difícil, pues si bien es cierto que decimos aquel árbol “es” y este libro también “es”, ¿qué queremos dar a entender que tienen en común el árbol y el libro? No parece, en principio, que podamos afirmar que el uso de “ser” en ambos casos sea arbitrario, pues parece que sí queremos significar que tienen algo en común, la existencia. Pero, por otro lado ¿no es cierto que algo que todas, absolutamente todas, las cosas tienen en común es algo que no es nada, que no significa nada, puesto que es un predicado universal y, por lo tanto, insignificante, que no nos dice nada?

Hasta Aristóteles el problema había quedado irresuelto. Por un lado, los eleatas, al dar un significado de “género universal” al “ser” habían derivado en el inmovilismo del Ser parmenídeo: si todo es, todo es lo mismo, puesto que, en última instancia predicamos lo mismo de todas las cosas, y no hay diferencia entre ninguna de las cosas (salvo sólo diferencia aparente); a esta conclusión se llega si se considera que la palabra “ser” es un caso de sinonimia en el sentido antes dicho. El punto de vista opuesto es el de los sofistas que, considerando que “ser” es un caso de homonimia, derivan en que sólo hay individuos, no hay géneros, y de ahí la continua equivocidad del lenguaje, que usa menos palabras que realidades hay y, por lo tanto, que permite defender tanto una cosa como su contraria.

La respuesta platónica al desafío sofista es el sistema de las Formas o Ideas. Hay efectivamente un género universal común, un Ser real en el mundo de las Ideas, del que “participan” las cosas del mundo sublunar y material. Pero esta solución no convence a Aristóteles, le parece que no acaba de solucionar el desafío sofista. Ése es el sentido de la conocida frase de Aristóteles en la Metafísica: “el ser se dice de muchas maneras”. Frente al ser único de Platón (sinonimia), un ser homónimo (que tiene diferente significado cada vez que se usa, que no refiere a una única realidad). Pero un ser homónimo no, como querían los sofistas, por pura arbitrariedad o azar, sino porque no podemos “decirlo” de otra forma que usando la misma palabra aunque se trate de realidades diferentes. Ésa es la aporía a la que se enfrenta Aristóteles y no es capaz de resolver. Aubenque lo expresa con meridiana claridad (p. 222 de la edición francesa, la traducción es mía):
Aubenque escribió:
En nuestra investigación sobre un discurso único sobre el ser, hemos vuelto a encontrar las dificultades inherentes al proyecto de una ciencia del ser en tanto que ser. Esas dificultades se resumen en una aporía fundamental, cuyo desarrollo radical nos pondrá quizá en la vía de una nueva salida. Esta aporía podría formularse en tres proposiciones que Aristóteles sotiene de forma alterna y que son, no obstante, tales que no podemos aceptar dos de ellas sin rechazar la tercera:

1) Hay una ciencia del ser en tanto que ser.
2) Toda ciencia trata de un género determinado.
3) El ser no es un género.

Como se puede ver, la crítica de Aristóteles a Platón es la misma que la tuya, Thunderbird: los platónicos consideran que hay analogía o similitud (mismo género) incluso al último nivel (el del ser), cuando eso no es así: el ser no es un género, no es una Idea o principio común del que participe todo lo que existe, una idea universal aplicable a todo absolutamente.

Y ya que tu interés, más que ontológico, es de carácter ético-político, hay que reseñar que Aubenque pone de manifiesto que hay un paralelismo entre esa posición de Aristóteles en el ámbito ontológico y la que sostiene en el ámbito moral. Lo mismo que ocurre con el Ser ocurre con el Bien: que hay una homonimia (aunque justificada, sin que podamos decir en qué radica esa justificación). Por eso, en la Ética nicomáquea, afirma Aristóteles que “el bien, igual que el ser, se dice de muchas maneras”. La palabra bien (que para Platón era una Idea real, el Bien) es otro caso de homonimia: no hay un género para lo bueno, pues tanto se dice de un cuchillo (si corta) como de un paseo (si es saludable), etc. No es posible identificar el Bien como género; pero tenemos la sensación de que cuando hablamos de lo “bueno” no estamos en el mismo caso que cuando hablamos del “can” (constelación o animal).
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


Jesús M. Morote
Ldo. en Filosofía (UNED-2014)
Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla
Última Edición: 10 Jul 2011 22:51 por Nolano.
El administrador ha desactivado la escritura pública.

Re: ¿Es siempre aporético el pensamiento filosófico? 10 Jul 2011 09:30 #3193

  • Thunderbird
  • Avatar de Thunderbird
  • DESCONECTADO
  • Aristotélico
  • Mensajes: 527
  • Gracias recibidas 219
.
Última Edición: 11 Sep 2013 14:50 por Thunderbird.
El administrador ha desactivado la escritura pública.
  • Página:
  • 1
Tiempo de carga de la página: 0.211 segundos