Uhhh, salgo de la lámpara y te lo explico. En "Arte de contexto", Claramonte distingue muy claramente entre lo que es el arte bueno y el arte malo, en la línea de Adorno, que se refiere como arte malo al de los mass media y habla de amas domésticas que lavan con "música de jabón"; lo que nos quiere decir Jordi es que cualquier cosa puede ser arte, y es arte lo que quieren que sea arte los que manejan el mercado, que selecciona a los artistas y define el arte: por tanto también es arte el arte malo, pero el ser arte no lo convierte en bueno, sigue siendo malo, como la brillo vox, el urinario o el vaso de agua medio lleno o medio vacío. Para que el arte de contexto sea bueno ha de ser perfomativo, ha de ser político, tiene que contener y transmitir ideas que no solo nos hagan reflexionar sino también actuar, y consecuentemente hacernos partícipes en la transformación a mejor de la sociedad, pero ello no significa el olvido de la forma estética, al contrario la forma estética es lo que permite mantenernos en la distancia estética que es imprescindible para la valoración, y en esto sigue Jordi al último Marcuse de "Contrarrevolución y reforma".
¿Se ha explicado el genio de la lámpara?
A mí las salvajadas a las que en el fondo te refieres tampoco me gustan, pero Jordi no pretende excusarlas en la noción del arte, ahí te equivocas colega.
Un saludo.