flipper escribió:
Kierkegaard escribió:
flipper escribió:
¿Por qué, entonces, no es más bien una rama de la antropología filosófica? Sería más adecuado, a mi entender.
Conforme a ese reduccionismo, ¿cómo salvarías la especificidad de la ética, de la filosofía política, de la teoría del conocimiento, de la filosofía de la ciencia...? Al final, con el cuento del "giro antropológico" de la AF, parece que todo tiene que pasar por ella...
Lo del "giro antropológico" lo indica Fraijó como una de las causas que también hicieron posible el nacimiento de la filosofía de la religión, junto con la quiebra del pensamiento dogmático y el descubrimiento de religiones distintas. Me corrigo, pues creo que la antropología filosófica tiene problemas parecidos a la hora de justificarse como asignatura (creo recordar que al menos SanMartín le dedica a eso un par de capítulos de su libro base, y Fraijó casi dos temas). Yo diría que es un resumen de lo que dicen los distintos autores sobre la religión. Y en cambio sí me parece algo más adecuado que se dedicara la asignatura a la fenomenología de la religión, aunque la fenomenología es un método y no un sistema. Lo mismo con la asignatura de Antropología Filosófica: amplísimo temario que usa la fenomenología como método, pero que le niega el estar en el título de la asignatura.
Con el giro antropológico me refería a la defensa de San Martín de la primacía de su asignatura. Evidentemente, la centralidad del hombre a la hora de afrontar una inmensidad de cuestiones, lanzada probablemente desde el Renacimiento, ha conocido muchos hitos, como en particular el del propio Kant (¿qué puedo conocer? ¿qué debo hacer? ¿qué me cabe esperar? y en definitiva, ¿qué es el hombre?). Pero resulta en mi opinión demasiado bizantina la discusión sobre el correcto enfoque que por ello debe tener cada disciplina. En el totum revolutum al final cada cual arrima el ascua a su sardina.
El giro antropológico del que habla Fraijó es una nueva vuelta de tuerca a lo mismo que aconteció entre la Edad Media y el Renacimiento, ese cambio de perspectiva desde un teocentrismo más marcado hacia un antropocentrismo, y que se dio al perder fundamentos la teología natural en pro de una filosofía de la religión más "cauta" o titubeante, mucho menos asistida por la revelación. Sobre si por ello tiene o no entidad como rama o asignatura es otra cuestión que en buena medida estamos ya discutiendo en otros hilos.
flipper escribió:
"no sé cómo se puede compaginar la religión dentro de los límites de la mera razón de Kant, proyecto sobre el que parece apoyarse la asignatura, con la sola experiencia y el sentimiento como parte no sólo accidental, sino sustancial, de la religión. [...] Y lo de Kant ahora sí lo entiendo en el sentido de que si pones el acceso a Dios sólo por vía moral, relegas su reflexión filosófica o racional a una descripción sobre los sentimientos que provoca la religión. es un agnosticismo equivalente a otros muchos.
El enfoque de la asignatura aplaude en Kant su reconocimiento a la reflexión filosófica sobre la religión, pero no aboga por ahogar la experiencia y sentimiento de lo numinoso (Otto) o lo sagrado como su germen o nervio (Söderblom). La tensión tantas veces mentada por Fraijó entre Atenas y Jerusalén es reincidente en ello.
Aunque profundizaré sobre Kant a este respecto en otro hilo que tengo pendiente contestar de Nolano, resumiré aquí mi impresión de que Kant, aun pretendiendo quedarse dentro de los límites de la mera razón, otorga a ésta cierta legitimidad para "orientar" en ausencia de objetividad, para reclamar cierta legitimidad en no tomarse por absurdo lo que le cabría esperar (tal y como recoge Caffarena). Así, el argumento central de la fe racional sería:
1. Todos tenemos el deber moral de promover el bien supremo.
2. Si tengo ese deber (absoluto, incondicional), el bien supremo (derivativo) de mi conducta debe de ser realizable (en última instancia).
3. Para que el bien supremo sea realizable,
es legítimo esperar que exista un bien supremo originario que garantice su factibilidad (a pesar de nuestra finitud, fragilidad y propensión al mal).
No hay estricta deducción racional - ni Kant la pretendía - pero tampoco me parece que se trate con ello de "relegar su reflexión filosófica o racional a una descripción sobre los sentimientos que provoca la religión".