Dios es el ser máximamente necesario. Es, además, infinito y absolutamente simplísimo: es necesario y causa de sí. Es infinito porque no se le puede atribuir ningún límite ni carencia. Y es simple porque lo compuesto es degenerable, corruptible y alterable.
Que no hay nada de potencia en su ser está claro, es acto puro. Ello implica nada de movimiento, inmutabilidad suprema. Tampoco albergará ninguna finalidad en su ser inmanente, puesto que ello le llevaría a transcenderse a sí propio, pero siendo infinito, como es, esto es imposible. Por ello, todo lo abarca.
Como es máximamente simple, en su naturaleza nada hay de compuesto tampoco habrá nada de materia. Ello es claro, porque la materia es divisible, alterable, corruptible y degenerable… y a dios nada de eso le casa con su ser. Pero de esto se deriva, que si no es material, tampoco tiene sentidos para conocer. Conoce por el entendimiento. Si no conoce lo material, puesto que conocerlo implicaría conocer cosas imperfectas, y eso es propio de seres finitos, dios no conoce el mundo.
Al ser máximamente simple, es identidad absoluta. Inmanencia total. Nada de alteridad en su ser, nada de transcendencia, nada de traspasar sus límites (como es infinito esto sería una contradicción).
Agustín de Hipona establece tres grados ontológicos en la realidad: existir, vivir y entender. Se dice que dios existe necesariamente. Si aplicamos las otras categorías agustinianas a dios también vivirá necesariamente y entenderá necesariamente. ¿Qué implica ello? El que exista necesariamente le da a los seres posibles o contingentes su ser. El que viva necesariamente le da a los seres finitos su vida. Y el que entienda necesariamente le da a los seres finitos pensantes su inteligencia. Pero ello transciende su ser, el mundo transciende su identidad simple y absoluta. De otro modo, si es máximamente simple, ¿cómo puede ser infinito? ¿Y si es máximamente infinito, cómo el mundo le es transcendente?
Si existe necesariamente, vive necesariamente y entiende necesariamente, entonces, su proceder será, si es que estos atributos casan con su realidad, máximamente identitario, por simple que es. Pero ello excluye una serie de cosas, a saber: podemos preguntarnos, ¿qué es lo que entiende un ser infinito, eternidad absoluta, máximamente simple, si por entender supone conocer o inteligir? O el conocimiento es finito, o es infinito.Tertium non datur. Si lo primero, entonces habrá un período eterno en el que dios no entienda (por acabársele los contenidos inteligibles). Si lo segundo, no acabará de abarcar todos los posibles elementos de intelección (por carecer de límites). Ello excluye también las interrogaciones, porque dios lo conoce todo. Excluye las elucubraciones y los dilemas y las disyunciones, las contradicciones y los sofismas. Conoce de modo absoluto y directo. Nada ignora. Pero hemos visto que no conoce el mundo porque no tiene sentidos, luego hay una parcela de la realidad que desconoce, pues conocer el mundo implica representárselo por imágenes, y eso es contrahipótesis.