Estilpon escribió:
Lo único que nos faltaba, aprender alemán...; anda, que sugerís cosas que tela marinera.
Fíjate, menudo escándalo. Tener que aprender alemán para hacer una tesis doctoral sobre Heidegger. ¡Hasta ahí podíamos llegar!
A ver, a nivel de Grado nadie os va a pedir que sepáis alemán para estudiar a autores alemanes. Pero a nivel de tesis doctoral e incluso de Máster, si se pretende sacar buena nota, pues la cosa es distinta.
Umberto Eco se expresa al respecto como sigue. Y eso que la primera edición de su libro
Cómo hacer una tesis, originalmente publicado en italiano, data de 1977. Con ello lo que quiero decir es que el mundo no estaba tan globalizado como ahora. Si entonces ya era imprescindible conocer el idioma de los autores objetos de estudio, ahora, 40 años después y ya inmensos en un mundo postglobal, pues imagino que mucho más.
Bien, cito el epígrafe II-5 del libro de Eco y después que cada cual haga lo que le dé la gana. A fin de cuentas no son pocas las tesis chapuceras que se presentan. Entre ellas, supongo, las de aquellos que no han leído los originales de los autores que han "estudiado".
"¿Es necesario conocer idiomas extranjeros? [éste es el título del epígrafe]
Este parágrafo no concierne a los que preparan una tesis sobre una lengua o una literatura extranjeras. En realidad, cabe esperar que todos estos conozcan la lengua sobre la cual hacen la tesis. Cabría también esperar que, si se hiciera una tesis sobre un autor francés, esta tesis fuera escrita en francés. En muchas universidades extranjeras se hace así, y es justo.
Pero expongamos el problema del que hace una tesis de filosofía, de sociología, de derecho de ciencias políticas, de historia de ciencias naturales. Surge siempre la necesidad de leer un libro escrito en un idioma extranjero, aunque la tesis fuera de historia de España, incluso si fuera sobre Cervantes o sobre la Inquisición, dado que ilustres especialistas en Cervantes o en la Inquisición han escrito en inglés o en alemán.
Normalmente en estos casos se aprovecha la ocasión de la tesis para empezar a leer en una lengua que no se conoce1. Interesados por el tema, con un poco de trabajo se empieza a comprender algo.
Muchas veces una lengua se aprende así. Normalmente luego no se consigue hablarla, pero se puede.
Siempre es mejor que nada.
Si sobre un determinado tema existe un único libro en alemán y no se conoce el alemán, se puede resolver el problema haciéndose leer los capítulos considerados más importantes por alguien: se tendrá el pudor de no basarse demasiado en ese libro, pero al menos se podrá incluir legítimamente en la bibliografía puesto que ha sido examinado.
Pero todos estos son problemas secundarios. El principal problema es:
Es preciso escoger una tesis que no implique el conocimiento de lenguas que no conozco y que no estoy dispuesto a aprender. Muchas veces se escoge una tesis sin saber los riesgos que se corren. En consecuencia, nos proponemos considerar algunos
casos imprescindibles:
1) No se puede hacer una tesis sobre un autor extranjero si éste no es leído en su lengua original. Esta verdad es evidente si se trata de un poeta, pero muchos creen que para una tesis sobre Kant, sobre Freud, o sobre Adam Smith tal precaución no es necesaria.
Pero lo es, y por dos razones: en primer lugar, estos autores no siempre tienen todas sus obras traducidas, incluso a veces la ignorancia de un escrito menor puede comprometer la comprensión de su pensamiento o de su formación intelectual; en segundo lugar, la mayor parte de la bibliografía sobre un autor dado suele estar en la lengua que él escribía, y si el autor está traducido no siempre lo están sus intérpretes; por último, las traducciones no siempre hacen justicia al pensamiento de un autor; y hacer una tesis significa justamente redescubrir su pensamiento original, sobre todo allí donde ha sido falseado por las traducciones o por las vulgarizaciones de diversos tipos. Hacer una tesis quiere decir ir más allá de las fórmulas difundidas por los manuales escolares, del tipo «Foscolo es clásico y Leopardi es romántico», «Platón es idealista y Aristóteles realista», o «Pascal está por el corazón y Descartes por la razón».
2) No se puede hacer una tesis sobre un tema si las obras mas importantes que se refieren a él están escritas en una lengua que no conocemos. Un estudiante que supiera perfectamente alemán y que no supiera francés, hoy en día no podría hacer una tesis sobre Nietzsche, que sin embargo escribió en alemán: y es que de diez años a esta parte algunas de las más interesantes revalorizaciones de Nietzsche han sido escritas en francés. Lo mismo vale para Freud: sería difícil releer al maestro vienés sin tener en cuenta todo lo que han leído en él los revisionistas americanos o los estructuralistas franceses.
3) No se puede hacer una tesis sobre un autor o sobre un tema leyendo sólo las obras escritas en las lenguas que conocemos. ¿Quién os asegura que la obra decisiva no ha sido escrita en la única lengua que no conocemos? Realmente este tipo de consideraciones puede conducir a la neurosis, pero es preciso andar con tino. Existen reglas de corrección científica en virtud de las cuales es lícito, si sobre un autor inglés se ha escrito algo en japonés, advertir que se conoce la existencia de tal estudio pero que no se ha leído. Este «permiso para ignorar» se extiende normalmente a las lenguas no occidentales y a las lenguas eslavas, de modo que se da el caso de estudios muy serios sobre Marx que admiten no haber tomado conocimiento de obras en ruso. Pero en estos casos el estudioso serio siempre puede saber (y demostrar que lo sabe) qué dicen, en síntesis, esas obras, dado que existen críticas o extractos con resúmenes fáciles de encontrar. Normalmente las revistas científicas soviéticas, búlgaras, checoslovacas, israelitas, etc. ofrecen al pie resúmenes de los artículos en inglés o francés. Y he aquí que incluso si se trabaja sobre un autor francés puede ser lícito no saber ruso, pero es imprescindible leer por lo menos el inglés a fin de cercar el problema.
Por ello antes de establecer el tema de una tesis hay que ser astuto y echar una primera ojeada a la bibliografía existente para estar seguros de que no hay dificultades lingüísticas notables.
Ciertos casos se conocen por anticipado. Es impensable hacer una tesis de filología griega sin saber alemán, pues sobre esta materia hay cantidad de estudios importantes en alemán.
En todo caso la tesis sirve para hacerse con una ligera noción terminológica general de todas las lenguas occidentales, porque aunque no se lea el ruso es necesario por lo menos ser capaz de reconocer los caracteres cirílicos y comprender si un libro determinado habla de arte o de ciencia. A leer el cirílico se aprende en una noche, y a saber que
iskusstvo significa arte y
nanka ciencia se llega después de haber comparado algunos títulos.
Tampoco es cuestión de aterrorizarse; es preciso entender la tesis como una ocasión única para hacer algunos ejercicios que nos servirán mientras vivamos.
Todas estas observaciones no tienen en cuenta que lo mejor, si se tiene que afrontar una bibliografía extranjera, es armarse de valor e ir a pasar algún tiempo al país en cuestión: pero estas soluciones son costosas
2 y aquí se trata de aconsejar también al estudiante que no tiene esas posibilidades.
Pero hagamos una última hipótesis, la más conciliadora. Supongamos que un estudiante se interesa por el problema de la percepción visual aplicado a la temática de las artes. Este estudiante no conoce lenguas extranjeras y no tiene tiempo para aprenderlas (o tiene bloqueos psicológicos: hay personas que aprenden sueco en una semana y otras que en diez años no consiguen hablar admisiblemente francés). Además tiene que hacer, por motivos económicos, una tesis de seis meses. Con todo está sinceramente interesado por el tema; quiere terminar con la universidad para ponerse a trabajar pero tiene intención de continuar con el tema ya elegido y de profundizarlo con más calma. También tenemos que pensar en él.
Bueno, este estudiante puede proponerse un tema del tipo
Los problemas de la percepción visual en su relación con las artes figurativas en algunos autores contemporáneos. Será oportuno trazar en primer lugar un cuadro de la problemática psicológica del tema, y sobre esto hay una serie de obras traducidas, desde
Ojo y cerebro de Gregory hasta los textos más importantes de la psicología de la forma y de la psicología transaccional. Después se puede considerar la temática de tres autores, por ejemplo Arnheim por su enfoque desde la
Gestalt, Gombrich por el semiológico-informacional y Panofsky por sus ensayos sobre la perspectiva desde el punto de vista iconológico. En estos tres autores se debate bajo tres puntos de vista diferentes la relación entre naturalidad y «culturalidad» de la percepción de las imágenes. Para situar a estos tres autores en un panorama de fondo existen algunas obras de conexión, por ejemplo los libros de Gillo Dorfles. Una vez trazadas estas tres perspectivas, el estudiante querrá releer los aspectos problemáticos que ha encontrado a la luz de una obra de arte particular, quizá planteándose una interpretación ya clásica (por ejemplo el modo en que Longhi analiza a Piero della Francesca) e integrándola con los datos más «contemporáneos» que ha recogido.
El producto final no será en absoluto original, se quedará a mitad entre la tesis panorámica y la monográfica, pero habrá sido posible elaborarlo a partir de traducciones. Al estudiante no se le reprochará no haber leído todo Panofsky, hasta lo que sólo existe en alemán o en inglés, porque no se trata de una tesis sobre Panofsky, sino de una tesis sobre un problema en que el recurso a Panofsky cuenta solamente en ciertos aspectos, como referencia a algunas cuestiones
3.
Como ya se ha dicho en el parágrafo II. 1.,
este tipo de tesis no es el más aconsejable porque corre el peligro de quedar incompleta y genérica: quede claro que se trata de un ejemplo de tesis de seis meses
4 para un estudiante urgentemente interesado en reunir datos preliminares sobre un problema que se toma a pecho. Es una solución de repuesto pero al menos puede ser resuelta de modo digno.
En todo caso,
si no se conocen lenguas extranjeras y no se puede aprovechar la preciosa ocasión de la tesis para empezar a aprenderlas, la solución más razonable es la tesis sobre un tema específicamente castellano en el que las referencias a literatura extranjera sean fáciles de eliminar o de resolver recurriendo a unos pocos textos ya traducidos. Así, el que quisiera hacer una tesis sobre
Modelos de novela histórica en el «Sancho Saldaña» de Espronceda, habría de tener algunas nociones básicas sobre los orígenes de la novela histórica y sobre Walter Scott (además, naturalmente, de conocer la polémica del siglo XIX sobre este tema y el de la autoría del Sancho Saldaña), pero podría encontrar algunas obras de consulta en nuestra lengua y tendría la posibilidad de leer en castellano al menos las obras más importantes de Scott, sobre todo buscando en bibliotecas las traducciones del siglo XIX. Y todavía plantearía menos problemas un tema como
La influencia de Maragall en el catalán literario moderno. Naturalmente, evitando partir de optimismos preconcebidos; y valdrá la pena consultar bien las bibliografías para ver si hay autores extranjeros que han tratado el tema y cuáles son.
"
ECO, Umberto (2001),
Cómo se hace una tesis. Técnicas y procedimientos de estudio, investigación y escritura, edición y traducción a cargo de Lucía Baranda y Alberto Clavería Ibáñez, Barcelona: Gedisa (9ª reimpresión de 2010; original en italiano de 1977), pp. 38-42.
El texto de Eco ha servido de guía a muchas generaciones de estudiantes de doctorado. Tras haberos citado lo que ahí se dice, haced en el futuro lo que queráis. Si no estáis dispuestos a aprender alemán, como por ejemplo podría ser mi caso, no hagáis una tesis sobre algún autor alemán (no si se trata de autores primarios, se entiende).
Yo os traje el ejemplo de una brillante alumna de doctorado con premio extraordinario. Creo sinceramente que hay que fijarse en los mejores. A fin de cuentas tampoco será el primero ni el último alumno que se molesta en aprender el idioma de sus filósofos de cabecera.
Lo dicho, ahora ya sabéis un poco lo que se aconseja respecto al conocimiento de idiomas extranjeros. Que cada cual haga lo que le plazca, por supuesto.
Visto lo visto no me extraña que haya por ahí "tesis doctorales" de esas que podrían servir a modo de combustible de caldera, que diría el profesor Solís.
Notas:
1. Ése fue el caso de Cristina Rodríguez que os traje a colación, mira por dónde.
2. Ahora ya no tanto, pues para eso están los programas Erasmus y otras becas que sirven para pensionar una parte de la estancia en el extranjero.
3. En cambio, si Panofsky fuese uno de los autores principales de estudio, sería imposible prescindir de sus textos originales en su idioma original. En otras palabras: a los autores secundarios (estudios) no es necesario leerlos en su idioma original, aunque sí recomendable.
4. Es decir, una tesis chapucera que no debería ser aceptada. De hecho, Bolonia es ahora mucho más restrictiva que la normativa anterior, que no era a nivel europeo, sino nacional. Ahora no es posible presentar cualquier estupidez. Y, además, hay que ir dando cuenta año tras año del trabajo realizado. También es obligatorio publicar algo antes de leer la tesis. Por último, tampoco es posible eternizarse a costa del contribuyente. Existe un máximo de años establecido para realizar la tesis. En el
Real Decreto 99/2011, de 28 de enero, es donde se especifica la regulación de las enseñanzas oficiales de doctorado y donde constan las condiciones que ha de cumplir el doctorando. La normativa es ahora mucho más exigente que cuando Eco publicó su libro en 1977.