Muchas gracias por vuestras respuestas, Ibaranga y Tasia.
Veo que ponéis el acento en el soporte institucional, y es algo que me preocupa.
Creo que la versatilidad del filósofo lo hace válido para múltiples desempeños profesionales: incluso la Empresa se beneficia de la capacidad organizativa del filósofo. Pero dudo un poco de la operatividad social de la investigación filosófica: faltan las políticas y las actividades susceptibles de reforzarla y de reivindicar el papel social del filósofo.
Por otra parte, leyendo vuestras respuestas, me he dado cuenta de que, al introducir este hilo, lo que pretendía saber realmente era si después de cursar los cuatro o cinco años del Grado, uno puede afirmar que ha aumentado su conocimiento, que es capaz de plantear y zanjar cuestiones con precisión: ya sé que eso depende en buena medida de las aptitudes personales de cada uno, pero, de hecho, la capacidad de resolver problemas es lo que justifica la actividad social y profesional del filósofo: yo me conformaría con que el Grado estimulara esta faceta.
De hecho, me conformaría con haber asimilado todos los conceptos fundamentales de la Filosofía y saber aplicarlos no ya para analizar o investigar, sino simplemente para dialogar con rigor académico. Consideraría un éxito si, al acabar el Grado, pudiera tomar un concepto (como por ejemplo, «técnica», «mujer», «guerra», «legalidad», «régimen») y fuera capaz de contextualizarlo espontáneamente y de ponerlo en danza con las distintas épocas y con el punto de vista que de él tienen los distintos filósofos. Dominar esa trama que hace posibles interrelaciones fecundas es lo que me interesa. ¿Es pedirle demasiado al Grado?
Siento haberme desviado un poco, pero es que, a medida que iba escribiendo, he sentido que desentrañaba las razones por las cuales deseo estudiar Filosofía, y siento el temor de que mis expectativas se vean frustradas en la práctica.
Recibid un saludo.