Hola, Zolaris:
Te felicito por ese post, no sólo por lo bien expuesto sino porque sintetizas muy bien el sentido de la libertad del estoicismo. Séneca, Marco Aurelio o Cicerón son lecturas que nunca dejan indiferentes desde un punto de vista anímico. Su concepción de la libertad es bastante transgresora y nos sigue chocando. En el examen de Historia de Filosofía Antigua II, en la pregunta autoformulada, expuse el suicidio como acto de libertad.
Hace muchos años, cuando estaba en la veintena, alguien muy querido optó por quitarse la vida. Como sufría mucho, lo hizo de manera muy violenta. Puedo decir que es la única muerte que no he acabado de superar. Era filósofo de formación, alguien muy erudito y en gran medida quien me transmitió el amor a la filosofía. En algún momento me di cuenta que la forma de poder afrontar aquello era encarar el suicidio de forma filosófica.
El suicidio es un acto eminentemente humano, no existe en ninguna otra especie aunque se sospechase hace años de los Lemmings. Quitarse la vida de forma autónoma da cuenta de esa singularidad que tenemos los humanos y de una libertad que no gozan los otros seres. Quitarse la vida libremente es, por tanto, una muestra de esa voluntad humana.
Séneca, frente a Pitagóricos, Aristóteles o Platón, defendía el suicidio en unos términos muy revolucionarios. Alababa a los esclavos o gladiadores que se quitaban la vida por no prolongar una vida de sufrimiento. Ponía el ejemplo de un bárbaro que ante la tesitura de tener que pelear en la arena optó por matarse ante el público que atónito se preguntaba el por qué de tal acción. Séneca alababa al bárbaro diciendo: ''es mucho más honorable saber morir que saber matar''.
Como decía María Galiana en la película Solas que comentaba en el otro hilo, mi vida, por muy desdichada que sea, es mía, es lo único que tengo y me la quito cuando desee. A mi no me define una nación que vea amenazada por inmigrantes o una etnia o similares que no dejan de ser relatos para mantener un orden de poder. A mi me define mi vida, su historia.
El sociólogo Durkheim fue el primero en estudiar el suicidio como fenómeno cultural mostrando que hay algunas formas, como el suicidio altruista propio de un bombero que sabe que perderá la vida o el de alguien cuya escala de valores transcendentes, como el honor, ha sido afectada, son ampliamente aceptados tanto en Oriente como en Occidente. En estos casos, donde se muere por la nación o el pueblo o movimiento, se acepta e incluso con honores. Sin embargo, el suicidio de alguien que lo hace por saber que la fortuna siempre estará en su contra no es aceptado porque rompe esa dinámica de amo-esclavo en la que se basan nuestras sociedades.
Enlazo con lo que comentan Estilpon y Alma. En mi opinión, la filosofía sirve para vivir y morir bien. Si me veo abocado a dormir en un cajero espero estar preparado para morir bien. Si me veo abocado a tener que arriesgar mi vida cruzando el Mediterráneo para escarnio de algunos que se sientan amenazados y tentados por el fascismo, también espero estar preparado para morir bien. No me llevaría a nadie salvo a mí mismo, en soledad, tal como vine a este mundo me marcharía de él.
Como decía Juan Ramón Jiménez y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando; y se quedará mi huerto, con su verde árbol, y con su pozo blanco. . Los pájaros se quedarán cantando pero los fascismos y las naciones se acabarán porque como todo pensamiento enfermo de quien depende no es de uno mismo sino de otro. Es algo enfermo, como un virus, no tiene autonomía vital, vive de parasitar la vida. Si los otros, los podemitas, los migrantes, los negros, entre otros, nos vamos entonces morirán, no tendrán a quien parasitar. Pero se quedarán los pájaros cantando y eso merece la pena.
Un abrazo