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TEMA: Criterios en la distinción de épocas históricas

Exámenes de mayo y junio de 2015 29 May 2015 07:19 #30045

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Sólo una observación sobre el papel de la Fortuna. Uno de los lemas favoritos del humanismo cívico florentino era: "virtú vince Fortuna", la virtud vence a la suerte. Ese lema se da de patadas con el servo arbitrio y la predestinación luteranos.
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No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


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Exámenes de mayo y junio de 2015 29 May 2015 09:08 #30046

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Nolano escribió:
Sólo una observación sobre el papel de la Fortuna. Uno de los lemas favoritos del humanismo cívico florentino era: "virtú vince Fortuna", la virtud vence a la suerte. Ese lema se da de patadas con el servo arbitrio y la predestinación luteranos.

Claro, cierto... pero solo pretendía acotar que para Maquiavelo, prototipo de la modernidad y del Renacimiento, la virtù no siempre vence a la fortuna: "juzgo que quizá sea cierto que la fortuna sea árbitro de la mitad de nuestro obrar, pero que el gobierno de la otra mitad, o casi, lo deja para nosotros". Pero claro, Maquiavelo estaba bastante lejos del humanismo cívico florentino, y el asunto de la fortuna, yo diría que es menor en comparación con la virtù política desligada (que no enfrentada) de la virtud moral (cristiana), precisamente como arma de control de esa mitad de la fortuna que el Príncipe puede someter.
El Renacimiento es inimaginable sin el humanismo cívico florentino, pero este quedó superado por gente como Maquiavelo o Lutero. Obviamente cuando digo superado no pretendo hacer ningún juicio moral.
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Última Edición: 29 May 2015 09:42 por cuervo ingenuo.
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Exámenes de mayo y junio de 2015 29 May 2015 10:43 #30050

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Naturalmente no pretendo decir que Lutero no fuera renacentista (lo era en muchos sentidos y no sólo por su datación cronológica). Pero el luteranismo es el "principio del fin" del rasgo más relevante (filosóficamente hablando) del Renacimiento: el Humanismo, la centralidad del hombre en la interpretación del mundo, desplazando (o empezando a hacerlo) a Dios.

Con Lutero se produce una ruptura de ese optimismo humanista del primer renacimiento (llamémoslo así, para entendernos). En la plenitud del Barroco se desarrolla ya el enfrentamiento en el terreno de la filosofía moral y política entre la posición luterano-jansenista y la posición católico-jesuítica.

La muestra gráfica de ese "principio del fin" del humanismo podría ser la siguiente.


Este es el famoso autorretrato de Alberto Durero, pintor alemán, de 1498.

Las "tesis de Wittenberg" de Lutero son de 1517.

En 1529 Lucas Cranach, pintor alemán contemporáneo de Durero, pintaba este retrato de Lutero:


Es tan evidente la "degradación" de la imagen del hombre que se había producido en la cultura alemana en esos 30 años que, en este caso, sí que se podría decir que una imagen vale más que mil palabras.
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Última Edición: 29 May 2015 10:46 por Nolano.
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Exámenes de mayo y junio de 2015 29 May 2015 12:07 #30052

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Gracias Nolano.
En lo esencial estoy de acuerdo, en que la Reforma comienza a apuntillar la centralidad del hombre, aunque lo haga desde la eliminación de la intermediación de la Iglesia, y eso sí es "humanista".

En cuanto a las imágenes que comentas, no me parece que la imagen de Cranach sea la de un Lutero degradado… aunque si así lo fuera, lo entendería perfectamente, por lo que venimos comentando.

No creo que sea sencillo encontrar otro pintor “tan renacentista” (en realidad tan italiano) como Durero en Alemania o en el norte de Europa ni antes ni después de las Tesis de Wittenberg.
Pienso en otros alemanes de lo que hemos llamado Renacimiento alemán como Holbein o Grünewald y lo que encuentro se parece más a Cranach que a Durero, quien tuvo una relación intensa con Italia.

Cualquier obra del Renacimiento alemán que no sea de Durero (y alguna de él) seguramente valdría de ejemplo. Comparto algo tan poco "renacentista" como esta, anterior no obstante a las tesis de Wittenberg.
Se trata del Retablo de Isenheim (hacia 1510-1515), la elijo por su alejamiento de Durero y de Italia, pero cualquier obra de Grünewald de finales del siglo XV o de principios del XVI valdría para lo que comento.

Aunque hemos dirigido la conversación a los límites temporales del Renacimiento, los límites espaciales son incluso más complicados.

RetablodeIsenheim.PNG


Gracias al moderador por el nuevo hilo, y mis disculpas por haber "ensuciado" el otro.
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Exámenes de mayo y junio de 2015 29 May 2015 13:08 #30054

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Cuervo Ingenuo escribió:
no me parece que la imagen de Cranach sea la de un Lutero degradado

No me refería a que el degradado fuera Lutero. La idea que quería expresar es que la imagen de Lutero (podía ser cualquier otro hombre) es la de un hombre intimista (vestimenta y ausencia de paisaje), cuyo destino está en manos de Dios, mientras que la de Durero (podía ser cualquier otro hombre) es la de un hombre extrovertido, triunfador, dueño de su propio destino, relacionado con la naturaleza (ver paisaje por la ventana), fastuoso en su porte, su peinado y sus vestimentas.

Sin duda Durero fue el introductor del Renacimiento pictórico en Alemania (aunque ese impulso duró poco, retrocediendo con el luteranismo); aunque la obra de Grünewald es de esa fecha que dices, el impulso renacentista y humanista todavía no había llegado a esas tierras. También muchas catedrales góticas, incluso en España, son del siglo XVI. En Castilla el Renacimiento pictórico llegó con Pedro Berruguete, y por eso, obras del siglo XVI, pero anteriores, por ejemplo las de Fernando Gallego, son más góticas (medievales en sentido amplio) que renacentistas. En Valencia el Renacimiento pictórico lo introdujeron Fernando Llanos y Fernando Yáñez de la Almedina. Y así, en otros lugares se fue expandiendo, aunque de forma irregular en el tiempo y no de forma sincrónica.

(En cuanto a Holbein, más allá de la dureza del estilo, como es sello también de los pintores flamencos, basta contemplar "Los embajadores" para darse cuenta de que contiene un humanismo mucho más cercano a Durero que a Cranach. Como, por otro lado, el "Matrimonio Arnolfini" de Jan van Eyck).
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Última Edición: 29 May 2015 13:14 por Nolano.
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Exámenes de mayo y junio de 2015 29 May 2015 14:29 #30055

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Estoy esencialmente de acuerdo y creo que se puede resumir en que el Renacimiento no es uniforme ni en época ni en espacio.
Matizo que, a mi juicio, Durero no tiene continuadores en Alemania. El resto del Renacimiento alemán es Cranach, Holbein y Grünewald, un pintor e ingeniero. Grünewald es un Personaje de la Corte que terminó adscrito a la Reforma. El retablo de Isenheim es solo dos años anterior a las Tesis y cinco anterior a La Libertad Cristiana.

Los embajadores, es uno de los cuadros más enigmáticos de la historia de la pintura. Hoy todavía no lo comprendemos bien. Está plagado de recursos que tendrán éxito en el Barroco como las vanitas y la escenografía teatral (en lugar del paisaje del que hablabas antes a propósito de Durero), los instrumentos son a menudo símbolos de la lujuria (estoy pensando en la pintura holandesa del siglo siguiente), la integración de mapas, que se empieza a hacer en el Renacimiento, es fundamental en toda la pintura protestante. No hay Barroco en el norte sin mapas, sin instrumentos de trabajo (de sobra es sabida la importancia que se le da en los países protestantes), etc. La anamorfosis de la calavera es impresionante, no conozco otra igual. Entre los libros que aparecen, hay himnos religiosos y creo recordar que se podía leer algún texto de Lutero.

En fin, creo que los embajadores es demasiado complejo, como para ejemplarizar el Renacimiento. Y aunque entiendo a lo que te refieres con el Matrimonio Arnolfini, el cuadro de Van Eyck es mucho más fácil de leer... pero claro, si no hubiéramos tenido la lectura de Panofsky... posiblemente no fuera tan sencillo...


holbein.PNG
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Última Edición: 29 May 2015 14:30 por cuervo ingenuo.
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Exámenes de mayo y junio de 2015 29 May 2015 18:52 #30056

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Cuervo Ingenuo escribió:
En fin, creo que los embajadores es demasiado complejo, como para ejemplarizar el Renacimiento. Y aunque entiendo a lo que te refieres con el Matrimonio Arnolfini, el cuadro de Van Eyck es mucho más fácil de leer... pero claro, si no hubiéramos tenido la lectura de Panofsky... posiblemente no fuera tan sencillo...

Precisamente esa complejidad simbólica del cuadro de Holbein, o del de Van Eyck, muestra otro rasgo muy renacentista, la iconofilia, respecto de la cual el luteranismo supone una ruptura, imponiendo la iconoclastia. Es otro debate distinto del del humanismo, cuyo eje central es el servo arbitrio.

Tomo estas ideas de Mario Perniola (La società dei simulacri), que analiza de forma muy aguda estas dos tendencias culturales, la iconofilia y la iconoclastia, como dos formas de ver la relación imagen-realidad. Si la Reforma se decantó por la iconoclastia, la Contrarreforma más que volver a una iconofilia de corte renacentista estableció una nueva relación con la imagen, cercana al simulacro, que guarda escasa relación con la representación de una realidad y tiene más de juego de la voluntad e ingenio libres; cosa muy diferente del simbolismo neoplatónico de la prisca Theologia.
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Última Edición: 29 May 2015 21:50 por Nolano.
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Exámenes de mayo y junio de 2015 30 May 2015 10:09 #30067

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Nolano escribió:
Precisamente esa complejidad simbólica del cuadro de Holbein, o del de Van Eyck, muestra otro rasgo muy renacentista, la iconofilia, respecto de la cual el luteranismo supone una ruptura, imponiendo la iconoclastia. Es otro debate distinto del del humanismo, cuyo eje central es el servo arbitrio.

Tomo estas ideas de Mario Perniola (La società dei simulacri), que analiza de forma muy aguda estas dos tendencias culturales, la iconofilia y la iconoclastia, como dos formas de ver la relación imagen-realidad. Si la Reforma se decantó por la iconoclastia, la Contrarreforma más que volver a una iconofilia de corte renacentista estableció una nueva relación con la imagen, cercana al simulacro, que guarda escasa relación con la representación de una realidad y tiene más de juego de la voluntad e ingenio libres; cosa muy diferente del simbolismo neoplatónico de la prisca Theologia.

Como creo que estamos mezclando muchas cosas, creo que conviene que aclare algunas de las cosas que yo pienso. Trataré de ser lo más sintético y lo menos barroco posible:

-Holbein, como Lutero, es claramente del Renacimiento.
-Holbein, como Lutero, y más en el cuadro que presentabas (Los embajadores), anticipa claramente el Barroco. Esto lo resuelven algunos historiadores de manera, a mi juicio, mediocre y confusa hablando de manierismo en el arte final de Holbein.
-Holbein, como Lutero, defendió el protestantismo. De hecho estuvo en la Corte de Enrique VIII. Llegó a Inglaterra "de la mano" de Erasmo y por su recomendación conoció a Thomas More (es conocida la amistad de Erasmo y Moro) y empezó a trabajar para Enrique VIII. Erasmo, Moro y Lutero son reformadores, son hombres del Renacimiento. Cuando Moro se distancia de Enrique VIII, Holbein no lo hace, de quien se distancia es de Erasmo y de Moro. Los embajadores es un cuadro de de 1533 (Moro dimitió un año antes, dos después era ejecutado). Holbein siguió trabajando para el sustituto de Moro, Cromwell, y participó activamente en la labor propagandística de Enrique VIII hasta su muerte, incluso después de la caída en desgracia de Cromwell siguió siendo pintor del Rey.
-Los pintores protestantes, sean del renacimiento o del Barroco, utilizan símbolos. Su pintura está llena de metáforas y en algunos casos, como el que presentabas son muy complicados de leer todavía hoy (o precisamente porque los leemos hoy ajenos al contexto en el que se pintaron). Supongo que Perniola, al que tengo ganas de leer porque veo que a menudo te refieres a él, se refiere a iconos religiosos y no a otro tipo de símbolos. En cualquier caso ni siquiera los iconos religiosos están completamente eliminados del protestantismo. Recuerdo a este respecto que el Calvinismo permite el culto PRIVADO de escenas religiosas, por eso no es imposible encontrar escenas religiosas en los países bajo su influencia. Esa es la explicación del enorme desarrollo de las escenas de género de la burguesía especialmente en Países Bajos. En cualquier caso, en este cuadro protestante aparece un crucifijo en la esquina superior izquierda.
Acabo con una enumeración de los símbolos que yo veo con mayor claridad en el cuadro del que hablamos (en el enlace que pongo después podéis ver más detalles, yo me quedo en lo que me parece obvio):
1/ La calavera (vanitas: símbolo barroco por excelencia) que por anamorfosis, solo ve el iniciado, el que sabe leer la perspectiva. Demostración de pericia técnica. El camino del artista que había iniciado Alberti en el Renacimiento y que culminó Velázquez, tiene aquí un hito).
2/ El laúd, que además tiene una cuerda rota. ¿Por qué tiene una cuerda rota y además tiene un protagonismo tan exagerado en la composición? No es casual seguro. ¿A qué alude? ¿A que la armonía se ha quebrado? ¿A que no es posible tocar el himno religioso que aparece junto al laúd? Los instrumentos musicales en la pintura holandesa de un siglo después se asocian a menudo a la lujuria, aunque no creo que este sea el caso. Las flautas tampoco están por casualidad, pero no entiendo qué simbolizan... En algún momento hemos hablado en algún hilo a la lisonja asociada a los instrumentos de viento en la emblemática barroca, pero aquí no estoy seguro de que ese sea el sentido.
3/ Los instrumentos de ciencia, incluidos los globos terráqueos. El orgullo científico y geográfico por los descubrimientos es una característica del barroco protestante. Pero aquí aparece con el contrapeso de la religión y de la vanitas (que solo pueden ver los iniciados).
4/ Los libros. No tengo ninguna monografía de Holbein a mano pero estoy casi seguro de que además de los libros científicos/matemáticos podemos ver (cito de wikipedia, siento no tener a mano una "autoridad" mayor): "un libro de himnos luteranos de Johannes Walther, Geistlich Gesangbuhli en su primera edición de 1524. [...] Holbein ha escogido presentar el libro abierto por dos páginas concretas que sin embargo no son consecutivas en la obra verdadera. La página de la izquierda muestra la traducción del primer versículo del himno Veni sancte Spiritus de Lutero y la de la derecha la introducción a la Versión abreviada de los Diez Mandamientos del mismo Lutero [...] sin duda el tema favorito de Lutero es la oposición entre la Ley, representada por los mandamientos, y la Gracia, simbolizada por el himno, una temática que parece haber sido próxima a las posiciones de Georges de Selve. Holbein explotará este tema en otras dos obras, como mínimo: en un retablo que se encuentra actualmente en la National Gallery of Scotland y en la portada de la biblia de Coverdale publicada en 1535".
La cuerda rota del laúd tan cerca del himno luterano no puede ser casual. Los embajadores deben restablecer la armonía, la división (Dividirt) que se lee en el libro de aritmética.

Y después de todo vuelvo al principio. Es muy complicado establecer qué es el Renacimiento y qué es el Barroco, y más fuera de Italia. En ningún caso creo que se pueda hablar de Renacimiento después de la Contrarreforma (esta era mi tesis inicial, que ha terminado en Holbein).

Buen fin de semana a todos
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Última Edición: 30 May 2015 11:16 por cuervo ingenuo.
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Criterios en la distinción de épocas históricas 31 May 2015 16:11 #30073

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En realidad eso no son más que unas clasificaciones de estilos o épocas para entendernos nosotros. Ellos no sabían que estaban en el Renacimiento o en el Barroco.
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Criterios en la distinción de épocas históricas 31 May 2015 18:44 #30074

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Es cierto lo que dices Alekhine, aunque sólo hasta cierto punto, pues el hombre renacentista era bien consciente de su ruptura con el mundo medieval. En todo caso, y aunque todos estamos de acuerdo en que la división en épocas históricas no permite fronteras claras y definidas "objetivamente", no creo, en absoluto, que eso signifique que tales clasificaciones sean "arbitrarias" o meramente convencionales.

La cuestión se relaciona con el concepto de "horizonte de expectativas" de Koselleck y también con los "abusos de la memoria" de Todorov, a los que me he referido en otros lugares del foro (puede utilizar la función "Buscar" del menú el que esté interesado en localizar estos mensajes). Se trata de reconocer que la historia como narración del pasado nunca es completa, que una historia que recoja todos los hechos se autocancela (Lévi-Strauss). Por lo tanto, al constituir la Historia como disciplina una narración no exhaustiva (no puede serlo) del pasado para los hombres del presente, el historiador omite lo que cree menos relevante, y conserva e incluso realza lo que piensa que es más importante. ¿Importante con respecto a qué? Por supuesto, con respecto a su propio horizonte de expectativas. Por ejemplo, mi horizonte de expectativas para la sociedad en el momento presente, es la liberación del hombre de las ataduras de la metafísica política. Por ello incido en la importancia del concepto de "servo arbitrio" y predestinación luteranos como "retroceso" filosófico respecto de la imagen del hombre que presenta, por ejemplo, Giovanni Pico de la Mirándola, o el humanismo cívico florentino. No voy a especular en público sobre qué "horizonte de expectativas" pueda tener Cuervo Ingenuo para insistir en que el Renacimiento no empieza a ver socavadas sus bases con Lutero sino con el Concilio de Trento; los usuarios de este foro son, en general, suficientemente avispados como para no necesitar que yo se lo diga. O, en todo caso, si quiere Cuervo Ingenuo, puede hacerlo él mismo. (Por cierto, no confundir luteranismo con calvinismo; muchos creen, por ejemplo, seguramente inducidos por el equívoco título de la obra de Max Weber La ética protestante y el espíritu del capitalismo, que el luteranismo es la ideología del primer capitalismo; craso error derivado de hablar de Weber sin haberlo leído, pues éste se refiere con "protestantismo" sólo al calvinismo y otras sectas protestantes disidentes del luteranismo oficial asentado como religión política de los pequeños principados de Alemania y Europa Central).

Respecto del libro de Perniola La società dei simulacri, es sumamente recomendable. Es muy breve, apenas supera las 100 páginas, y está dividido en tres partes, "Simulacros y política", "Simulacros y filosofía" y "Simulacros y estética", precedidas de un Prólogo y cerradas con una Conclusión. En la parte tercera desarrolla los conceptos de iconofilia e iconoclastia, como líneas existentes en muchas sociedades y culturas, dentro de dos formas de entender las relaciones entre la imagen y realidad, dentro de contextos ideológicos metafísicos de verdad frente a apariencia. Perniola observa que el pensamiento católico jesuita es una respuesta a ese concepto fuerte de verdad, en particular de verdad moral, y diseña, en oposición, un pensamiento del "simulacro", donde las relaciones e interacciones humanas no se fundamentan en un diálogo en busca de la verdad, sino en un juego de seducción, que se desarrolla más allá de unas verdades morales oficiales.

Había iniciado el debate Perniola en la segunda parte de su obra, introduciendo la temática con una comparación entre dos líneas de pensamiento moderno opuestas al pensamiento metafísico occidental, cuya crítica es un lugar común de la postmodernidad. A tal efecto, compara el pensamiento luterano-jansenista del Heidegger de "Ser y tiempo" con el concepto católico jesuítico de los simulacros de Baudrillard, defendiendo Perniola la vigencia de esta última línea (mi interés por esta temática es antiguo, y en este mismo foro abrí un hilo, que luego he retomado en el blog de Arjaí, sobre la nada en Sartre y Heidegger, y sus correlativos modelos morales que me ha sorprendido descubrir en Perniola, aunque en este caso comparando a Heidegger con Baudrillard).

Frente a la moda habitual de las primeras corrientes filosóficas del siglo XX que repudiaron el pensamiento metafísico occidental (principalmente con base en Heidegger) y, acuden, para obtener munición histórica, al pensamiento griego presocrático, no "contaminado" por el pensamiento judeo-cristiano, Perniola propone una perspectiva enormemente sugestiva. Si de lo que se trata es de romper con la "razón instrumental", con fundamento en una "crítica de la Ilustración", no hace falta ir tan lejos en el tiempo, sino retornar a la filosofía moral que precede a la Ilustración, la filosofía barroco jesuítica, que, en realidad, es contra lo que se levantó la Ilustración. Es curioso que en nuestras Universidades se haga escasa referencia a este pensamiento semiolvidado, y que tenga que ser un italiano quien traiga a primer plano estos autores del barroco español bajo esta nueva y sorprendente luz, a la que, por suerte, los castellanohablantes tenemos un acceso privilegiado. (Perniola lucha con algunas dificultades de traducción, por ejemplo, de una de la cualidades que Gracián postula para el "héroe", el despejo, ciertamente de difícil o imposible traducción incluso en lenguas latinas como el italiano o el francés, pero que no presenta dificultad alguna de comprensión para un castellanohablante).

En lo que a mí respecta, gracias a Perniola, estoy profundizando un poco en esta filosofía moral. Leí el otro día la obra de Tirso de Molina "El condenado por desconfiado", drama teológico-moral sobre la predestinación. Perniola se detiene en la paradoja de Don Juan, de "El burlador de Sevilla" del mismo Tirso, pues el gran seductor acaba muriendo víctima de la seducción que sobre él ejerce el Comendador; el juego mutuo de seducciones entre Don Juan y el Comendador supone el centro del drama. Después he leído "El héroe" de Baltasar Gracián, que es un complemento al "Oráculo manual", que ya había leído. Finalmente tengo en cola de lectura una obra a la que Perniola dedica bastante espacio, los "Ejercicios espirituales" de San Ignacio de Loyola, como obra capital en el concepto de "voluntad" entendido bajo el prisma jesuita y totalmente diferente de la "voluntad" esclava del luteranismo y el jansenismo. Se abre ahí un mundo filosófico realmente fascinante, y escasamente explorado por nuestros filósofos oficiales (incluso por jesuitas como Gómez Caffarena o filojesuitas como Zubiri) que beben en otras fuentes.
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