Futaki:
¿Por qué en ocasiones se nos acumulan las casualidades sin que exista una explicación racional?
“Curiosamente” cuando
Bolindre señaló si el mensaje de
Xna se refería a la proporción áurea y cuando
Naro comentó que quien quiere ver algo, lo acaba viendo, lo primero que me vino a la cabeza fue un pasaje del
Péndulo. Para ser justos, el único que recuerdo.
Cuando la leí –más o menos con tu edad,
Lapidario-, lo mío era la iconología, ese descifrar el mensaje del “símbolo”. En una parte de la novela (cito según recuerdo y es posible que lo dicho difiera bastante de lo contenido en el libro) hablan de las “medidas sagradas” de las pirámides y sus “correspondencias” macrocósmicas con lo empieza un ejercicio de numerología digno de la Nave del Misterio. Tras esto, X se dirige al grupo y les insta a que se asomen a la ventana a realizar la misma operación sobre un quiosco de prensa. Estupefactos, creen ver en esa estructura la “mano” de un arquitecto divino. X les reprende diciéndoles que ha sido simplemente un ejercicio imaginativo y que cualquiera que quiera encontrar “correspondencias” dondequiera las encontrará. En realidad se trataría de que el hombre inconscientemente transpone las proporciones del universo a sus creaciones al tenerlas interiorizadas (
phýsei). Vamos, lo que viene a ser un cierto pitagorismo.
Ahora bien, ¿de dónde procede esta fascinación por la “analogía” macro-microcósmica?
Otra vez aparece la “casualidad”. Hace unos días volví a Trias –ejercicio que repito con cierta asiduidad pero sin cansarme; unas cuantas páginas a voleo- y “elegí” su
Metodología del pensamiento mágico. Aunque el verdadero contenido del libro radica en una demarcación de la Metafísica es esencial para ello hacer lo propio con el pensamiento mágico. (Si algún día puedo me gustaría comentar aquí esto por extenso ya que lo encuentro muy interesante).
Desde una perspectiva (pseudo-)antropológica, Frazer establece en
La rama dorada los dos principios sobre los que se funda el pensamiento mágico (salvaje, no condicionado), los cuales partirían de una ley general de “simpatía” según la cual las cosas se interrelacionan. Estas leyes, no arbitrarias, serían la de semejanza (magia homeopática) y la de contacto (magia concomitante). Ahora bien, estas serían, para Frazer, una aplicación “equivocada” por parte del pensamiento mágico de la asociación de ideas.
¿Verdaderamente son formas equivocadas de asociación? La “ciencia” dirá que sí: ella postula la identidad y la diferencia. Pero, por otro lado, Jakobson trabajaba el tema dentro del ámbito de la lingüística y encontró una “similar” estructura bipolar en el lenguaje. Todo signo lingüístico se dispone en dos modalidades generales de relación con otros, bien de semejanza (metafóricas), bien de contigüidad (metonímicas). Una vez en este punto intenta plantear la hipótesis de si esta estructura puede aplicarse a una estructura general de los sistemas semiológicos y para ello se apoya en las dos formas de magia descritas por Frazer o en la investigación del psicoanálisis llevada a cabo por Freud sobre el inconsciente individual (desplazamiento, condensación, identificación, simbolismo).
Tanto en el lenguaje corriente como en el pensamiento mítico o en el discurso del alineado mental, en la simbología onírica y en el discurso poético se descubrió un mismo
modus operandi: “los signos de estos discursos se compondrían según dos cauces generales que permitirán sugerir la hipótesis de una estructura bipolar común a todos los sistemas semiológicos”. Esto es, nos encontramos ante ciertas “leyes del pensamiento”, si bien, previas o aprióricas al pensamiento científico, zonas que no se hallan aún invadidas por este.
Pero la ciencia consideraría estas categorías de pensamiento como un tipo de saber espúreo, vinculado a la imaginación. El arte de los sofistas que confunde la semejanza con la identidad, careciendo su discurso de verdad alguna. Pero como ya habéis señalado este pensamiento siguió resonando a lo largo de la historia como, entre otros, en el Renacimiento descrito por Foucault. Y en esas aún estamos.
Por otro lado, Mauss considera al pensamiento mágico como una “gigantesca variación sobre el tema del principio de causalidad”, una exigencia imperiosa de determinismo exento de todo azar o casualidad. Se trataría de un pensamiento totalizante, que opera con la totalidad de los seres u objetos del universo, sin detenerse, como la ciencia, a diferenciar niveles o campos de objetivos, presuponiendo un continuum en el cosmos.
Un último apunte. Dentro del pensamiento mágico hay una categoría de pensamiento que “asegura su marcha segura o su recorrido por el universo en su totalidad, llena aquellos agujeros de sentido que impide consumar su determinismo terrorista, refuerza las relaciones de semejanza y contagio entre las cosas y cumple o colma, con todo ello, la intención y el propósito de ese discurso”: el mana. Del papel de esta categoría en el nacimiento de la Metafísica ya si eso hablamos otro día.
Y os preguntareis, ¿a qué viene todo esto? Pues básicamente a señalar que como especie hemos estado habitando durante mucho más tiempo “ese lado” que el de la “razón” y creo que no nos será nada fácil desprendernos de él.
Casualidad: último acto (lo juro). Comenté una vez que me movía igual de bien entre Naptha y Settembrini. Pues ayer oyendo el último podcast de
Coffee Breack (podcast de ciencia pura y dura) hablaron sobre casualidad o probabilidad y a día de hoy aún no tengo claro donde "habito".
Por cierto, ¿qué probabilidad hay de que dos compañeros de una clase de 27 niños cumplan los años el mismo día?.
Lo siento por la "matraca" que os he metido pero me he ido liando…
Gracias, Ksetram, por el hilo y un saludo a todos.
Edito: Gracias igualmente a la "ideóloga".