Hola,
Leyendo el artículo
Más Séneca y menos ansiolíticos para la PEC de HFAII he recordado este hilo cuando se refiere a la actitud ante la muerte de Wittgentstein y Simome Weil.
Una salida tal vez consiste en aceptar el
amor fati del que hablaba Nietzsche e interiorizarlo de manera que acabe convertido en naturaleza propia. La pregunta que me hago es si realmente cualquiera puede, de manera puramente racional, llegar a ese estado de convicción. O si, por el contrario, es necesario que esta idea tenga que residir previamente, de manera latente, en la naturaleza de cada uno para posteriormente ser despertada y consolidada mediante la actividad práctica e intelectual. Bueno, esta cuestión no deja de ser parte del debate más general sobre si la gente puede cambiar ciertos rasgos o comportamientos profundos de su personalidad con algún tipo de método. Mi parte optimista me dice que seguramente todos tenemos un potencial que cultivado adecuadamente nos lleve por el camino que queremos. La pesimista responde que la mayor parte de los intentos están destinados al fallo, porque se requiere una cantidad de esfuerzo que la mayoría de la gente no va a asumir. Aunque, bueno, la esperanza tiende a excluirnos de ese grupo mayoritario que no lo consigue, nos sobrevalora y nos da alas. Creo que esto es lo importante, el seguir intentándolo. Porque no sabes si llegarás, pero seguro que progresas, o al menos algo aprendes.
Siempre me ha interesado la filosofía como el arte de vivir (la ética) pero también el de morir. Dos caras de la misma moneda, pues creo que no se puede dar el uno sin el otro. Y sigo, tal vez ingenuamente, buscado la solución en ella, esa sensación de que "nada puede ocurrirte" de la que habla el artículo. A efectos prácticos, al menos los que puedo explicar conscientemente, son dos asuntos los que me generan desasosiego: el dolor causado a otras personas por una muerte antes de tiempo, que ya se ha comentado previamente; y el hecho de que aún me quedan muchas cosas interesantes por saber. Aunque este último creo que lo voy superando poco a poco, admitiendo que la cultura en su conjunto es inabarcable para una vida humana y que uno tiene que conformarse con la parte que ha tenido la suerte de conocer.
Un saludo.