alekhine escribió:
Desde el sentido común: yo creo que no solo percibimos "imágenes" por los ojos y los otros sentidos, sino objetos reales. Que sea rojo o no ese objeto, que yo perciba ese objeto de una manera diferente con gafas ahumadas o a como lo ve un toro o un daltónico, es otra cosa. Es decir, puedo dudar de si ese objeto es de tal o cual manera, pero no de la existencia de dicho objeto en sí.
Además no solo soy yo quien percibe ese objeto (pongamos una mesa), sino también otras personas o incluso otros seres (animales) y hasta máquinas (con sensores) pueden detectarlo, y me informan de ello. A veces basta con preguntar. Repito, ese objeto (pongamos una mesa, por ejemplo) puede ser percibido de forma distinta, pero lo que está claro es que existe. No hay que olvidar que aparte de la vista también tenemos más sentidos que nos informan de todo ello. Pero que nos pueden engañar, a la vez.
Posibles objeciones: espejismos e imágenes holográficas, por poner dos ejemplos (dejo fuera los casos de enfermedades mentales, intoxicación etílica, drogas, etc.). Pero también esos casos tienen su explicación.
Un caso de mi propia experiencia: cuando vi un holograma por vez primera, en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, a la vista y de frente parecía completamente real, con sus 3 dimensiones. Pero bastaba con mirarlo de lado (dentro de su recipiente) y también con "tocarlo", para convencerse de que solo era una imagen real, pero no un objeto real. Si no llego a "investigarlo" y mirarlo con diferente perspectiva, y no lo hubiera "tocado", mi impresión y mi idea sobre ese objeto hubiera sido muy distinta.
Estimados amigos: sé que esta perspectiva es difícil de aceptar, pero trataré de explicarla de la mejor manera posible:
las objeciones que advierto son dos:
1)la correferencialidad de mi imagen mental de algo con el algo real que esta afuera.
2) el criterio dirimente del tacto.
Para ahorrar tiempo permitanme citar parte de mi trabajo: "Neurometafísica. la explicación al problema dificl de la consciencia"
1) Veamos
la correferencialidad:
A nivel MH(meso humano), el tacto al igual que los demás sentidos, es algo que se produce sólo dentro de nuestras cabezas.
El error de los materialistas es que no se pudieron sacar de encima la idea de tacto. Entonces, ... pensaban que las cosas materiales, tenían un bis a bis con objetos que existen allá afuera, a diferencia de las meramente imaginadas. Es decir, pensaban que si podían escapar de la frontera cerebro-craneal, podrían encontrar afuera el equivalente táctil de un gato angora, por ejemplo, pero que no encontrarían al gato de Cheshire de Alicia en el País de las Maravillas.
Pero, dado que las Neurociencias nos dicen que allá afuera habría un mar de “señales escritas en el cerebro en forma extraña” y que dentro de nuestro mundo llamamos ondas electromagnéticas (o como quieran los físicos tratar de identificar esas extrañas señales percibidas con nuestros sentidos que arman dentro de la cabeza el fenómeno perceptivo), no tenemos ningún indicio de encontrar allá afuera equivalentes a los objetos físicos.
2) El tacto como arbitro de lo real
El tacto genera la ilusión de espacio y cosa.
Otra conclusión, no advertida por el materialismo, es que la idea de cosas en un espacio, es otra ilusión generada por el tacto. Se trata de una mera ilusión, dado que la idea de entorno espacial y objetos insertos en él es, a nivel meso humano, algo producido dentro de las cabezas de los sujetos perceptores. De algo podemos estar seguros, como veremos en los párrafos siguientes: allá afuera no es igual que aquí adentro.
Si cosa y espacio son ilusiones, perfectamente “el allá afuera” puede ser un plano bidimensional o más bien extra dimensional , el cual es imposible de concebir con elementos de nuestro universo subjetivo.
El cálculo de Zimermann
Sostienen las Neurociencias, que al cerebro llegan 1.300.000 bits de información por segundo y que la
consciencia registra alrededor de 45 bits. Imaginemos que aumentamos los bits que se refieren al tacto.
Como ejemplo, pensemos que de los 45 bits, 8 de ellos son tacto. Si lo aumentamos al doble, el sujeto percibiría su entorno como si se encontrase en el fondo del mar. La idea de espacio y vacío no tendrían sentido para él. Si aumentamos los bits a 20, probablemente se sentiría vivir en una piscina de concreto a punto de cuajar. Sus ideas de movimiento, traslado velocidad, se verían profundamente afectadas y la idea de soledad o aislamiento sería bastante metafórica.
Si aumentamos el sentido del tacto a 1000 bits, posiblemente el sujeto se sentiría como parte de una estructura rígida, no podría moverse, no concebiría el desplazamiento, el movimiento, la transformación ni la separatividad con el resto de los componentes de ese raro universo. Sentiría, lo que podría sentir si tuviere consciencia, un ladrillo interior de una pared. No pensaría que su universo es tridimensional, ya que no habría espacio para generar esas dimensiones.
Desde la Neurometafísica, el materialismo es un error cognitivo, que supone que esta descripción de universo posee espacio y cosas y que sus correlatos se hallarían en un ambito externo e ignoto.
Saludos