SMRoncero escribió:
[Como complemento lateral a todo esto tan interesante que estáis construyendo os enlazo un artículo, y su posterior discusión en los comentarios en los que participa nuestro Jesús Zamora Bonilla, que habla de percepción, representación e isomorfía:
vonneumannmachine.wordpress.com/2014/03/20/rompiendo-el-espejo/
Un saludo.]
Para responder te cito un trozo del artículo:
"En este momento los malvados constructivistas se frotan las manos. La realidad es una construcción del sujeto. Ese conjunto de señales e indicadores son creadas por el individuo ansioso de sobrevivir, un individuo solipsista, cuya realidad es solo un reflejo de lo que él mismo crea. Mal, error grave. Aunque no exista semejanza entre el mundo “real” y las señales que pudiéramos percibir, dichas señales no son arbitrarias ni proceden enteramente del sujeto. El enfermo que sufre dolor no crea sin más ese dolor. El dolor es el indicador de que está siendo pinchado por una aguja real. Por lo tanto, nuestra percepción de la realidad es una construcción sí, pero una construcción en la que la realidad interviene. Cabría hablar de una relación, una dialéctica o incluso, pedanteando un rato, de co-emergencia o sinergia entre sujeto y objeto."
Si te percatas, cae en un error muy común sobre todo en los neurocientíficos: le otorgan al Tacto un estatus especial como arbitrador entre lo que es real y no. Se le olvida al autor que, siendo el tacto tan ilusorio como la vista, el pinchazo no aporta nada para suponer una aguja.
Además, si el tacto es otra creación interna, la tridimensionalidad del mundo queda en entredicho, ya que la noción de vivir en un universo 3D la crea el tacto, pues su presencia quiere decir que "hay algo" ; si el tacto no registra nada "hay espacio".
"Allá afuera" ... que seguramente no es un afuera, no existe el tacto. Por eso dudo del afuera y del adentro.
Saludos