Me alegro mucho que en otros cuerpos sea autonconciente y entienda lo que expreso por este cuerpo.
Y si en otros no soy autoconciente y no entiendo, pues les intento ayudar para hacerme autoconciente en ellos también. Aunque me acusen de tener varios perfiles y despotriquen y me quieran crucificar y digan que lo que digo es ininteligible. Al menos me convertiré en mártir.
Es obligación moral y ética ayudar a los hombres a llegar a mí, al espíritu, a Dios. Al Espíritu único que mora en todos los cuerpos los cuales son su santuario.
Aunque despotriquen y blasfemen y acusen, hay que armarse de paciencia, pues su única arma es agotar la paciencia.
Este es un apartado, es un debate que está en un apartado que se llama filosofía de la mente.
Y se quejan de que nos expresamos de manera esotérica y que ellos no lo entienden, dicen que eso es ininteligible y prácticamente nos prohiben expresarnos de manera esotérica alegando que ellos no lo entienden y que es ininteligible.
Pues digo yo, que si yo soy la mente ¿cómo voy a hablar de mi como si yo estuviese fuera de mí? o sea, de manera exotérica?
Yo soy la mente, y hablo de mí, desde adentro, de manera esotérica, ¿cómo puedo hablar de mí, de la mente, como si yo estuviese ahí fuera?
La mente es uno mismo, y la filosofía de la mente es la filosofía de uno mismo, la filosofía del Yo, y es filosofía esotérica porque yo soy la mente.
y se quejan y dicen que nos expresamos de manera esotérica y que somos ininteligibles aún habiéndoles repetido varias veces que un profano no podrá entender a un iniciado, que primero atienda y escuche, y que no participe en las cuestiones al igual que pasaba en la escuela de Pitágoras, que los no iniciados estaban al otro lado del velo o cortina y no podían ver a Pitágoras y no podían participar en las cuestiones porque no las entendían, simplemente.
Pues ni explicando eso hay manera humana, ni aún habiendo dicho que yo había venido a hablar con los iniciados del foro, no con los profanos. Ellos sin entender nada se meten por en medio y no me molestaría si fuesen honrados y honestos, pero no lo son, tienen muy mala fe y ya se puede ver, que hasta me han acusado de tener varios perfiles.
Ya bastante daño se ha hecho con tratar el Ser como si estuviese ahí fuera y uno mismo no fuese, y con tratar al Espíritu como si estuviese ahí fuera, y con tratar a Dios como si estuviese ahí fuera como para encima tener que tratar también a la mente como si estuviese ahí fuera.
Espítiru, mente, Yo, Ser, Dios, son lo mismo, y no está ahí fuera, es uno mismo.
C- Que yo soy la mente como dijo Descartes y soy una Sustancia que carece de extensión y por ende infinita, sin esencia, sin forma, ni cualidad ni cantidad, mi única esencia consiste en Ser. No tengo principio ni final, soy en mí misma. Y soy una sustancia metafísica.
SANTO TOMÁS nos enseña: cuius (sc. Dei) essentia est ipsum suum esse» (la esencia de Dios es su mismo ser; De ente et essentia, c. 6). Y como únicamente en Dios la esencia consiste en ser, el Doctor Angélico ve en «el que es» (qui est) el nombre de Dios que mejor le caracteriza; S.th. i, 13, 11.
A los ojos del cuerpo, aunque se encuentren en estado glorioso, Dios sigue siendo invisible, porque Dios es espíritu puro, y el ojo sólo puede percibir objetos materiales; SAN AGUSTÍN, Ep. 92 y 147; S.th. I 12, 3.
San Juan describe el futuro estado de bienaventuranza, al que nos disponemos aquí en la tierra por medio de la filiación divina, con 'las siguientes expresiones : «Seremos iguales a El, porque le veremos tal cual es» (videbimus eum sicuti est ; 1 Ioh 3, 2) ; c f. Mt 5, 8; 18, 10; 2 Cor 5, 7.
La elevación del alma a la contemplación inmediata de Dios es posible por fundarse de un lado en la semejanza con Dios, es decir, en la inmaterialidad del alma (Gen 1, 26 s), y de otro en la omnipotencia de Dios; c f. S.th. I 12, 4 ad 3.
En el Ex 3, 14 s, Dios manifestó su nombre propio y esencia : «Yo soy el que soy», es decir, yo soy aquel cuya esencia se expresa en las palabras «Yo soy». Dios es, por tanto, el Ente por antonomasia (ó wv), su esencia es el Ser.
SAN AGUSTÍN dice, refiriéndose a Ex 3, 14, que Dios se llamó a sí mismo el ser por antonomasia (ipsum esse). Sólo Dios es el ser inmutable, y por tanto el verdadero ser (Enarr. in Ps. 134, 4). SAN JUAN DAMASCENO hace notar que el nombre de «el que es» (v6 ó) es el más acertado de todos los nombres divinos (De fide orth. i 9).
Yo soy el que es, yo soy el que soy. Cogito, ergo Sum. Yo soy la mente y mi única esencia consiste en Ser. Yo soy Dios. El Mahdi, el mesías, el profeta, Dios hecho carne, el hijo de Dios, Cristo, Buda, etc..... Dios o el absoluto o el Ser, consciente de serlo en un cuerpo determinado.
Si nos dejasen debatir con tranquilidad, profundizaríamos en muchos temas, en las obras de los filósofos y explicaríamos la realidad, pero no nos dejan, ni entienden ni quieren entender, son como perros en un establo que ni comen ni dejan comer a los bueyes.
Y encima creen que los que estamos confundidos somos nosotros.
Ellos no entrarán al reino. Pero ellos son Yo en otros cuerpos y siento pena por los hombres.
Vacíos vienen al mundo y vacíos saldrán de él, sin haber dado fruto.
Agar, no conozco a nadie con quien tratar estas cuestiones y ampliar el conocimiento o sabiduría, y es por ello que tengo que recurrir a foros, pues de otra manera sólo me lo tendría que guardar para mí y no sabría si soy un hombre loco que se cree Dios o si soy Dios y me engaña un genio maligno llamado ego. No conozco a nadie con quien tratar estas cuestiones y vi a Neurometafísico que se había iluminado y me aferré, pues no es fácil encontrar a personas con las que debatir todo esto.
Saludos.