LA RAZON DE EXISTIR

Casi nunca se les presta atención a los impulsos de la mente. Estos impulsos no se ven pero se perciben si uno toma esa medida; no es sino dirigir la atención a la mente, nuestra mente, de la que casi nunca sabemos nada, como si no nos importara, como si fuese algo innecesario; la mantenemos en el traspatio como lo que se desecha. Sin embargo, aunque parezca mentira, sin ella no somos nada. Nos hemos olvidado tanto de ella, que nos cuesta trabajo ubicarla en nuestro interior, en nuestra propia cabeza. Nacemos con ella y morimos con ella y nuca la “tocamos”; es como si no existiera. Pero ocurre que es ella quien actúa, quien lo hace todo; gracias a ella el hombre ha alcanzado la tecnología actual; de ella nacen las ideas que construyen desde una olla de barro hasta una nave espacial.
Los impulsos son los pensamientos, a los cuales obedecemos o no obedecemos; unos quieren unas cosas, otros quieren otras, ya que cada uno tiene su contraparte; así funciona, donde triunfa el pensamiento más fuerte.
Estamos llenos de pensamiento en todo instante; la mente es una máquina de fabricar pensamientos, donde cada uno de ellos tiene su personalidad, sus costumbres.
Sucede que con nuestros pensamientos se da una acción recíproca; esto es: ellos se expresan para que nosotros los tomemos; al tomarlos y convertirlos en hechos, damos forma a nuestra personalidad y acondicionamos nuestra vida, sana o malsana, recta o torcida; es decir: somos según la clase de pensamientos que manejemos. De igual manera, ellos se multiplican, se hacen fuertes, o decrecen o se debilitan de acuerdo a los que tomemos; así, los pensamientos del odio aumentan si los tomamos; caso contrario ocurre si los rechazamos.
En este aspecto no somos uno, somos multitud; a eso se debe nuestras inconsistencias. Casi siempre los pensamientos que más afloran son los de la mentira, la calumnia, el rencor, la venganza. En ocasiones se juntan todos estos pensamientos de naturaleza oscura y le dan vida a pensamientos monstruosos, como el de la criminalidad y otros que son considerados normales.
Estudiar los pensamientos y controlarlos es la razón de existir del ser humano. Esta es la respuesta al interrogante eterno: ¿Para qué viene uno a este mundo?

Buena pregunta. Pero lo mejor es la respuesta: vienes a vivir tu propia vida. Al contrario que en otras culturas, en las que religión y política condicionan mucho la vida de mujeres, hombres y niños, (estoy pensando en los países árabes, en lo que respecta a las mujeres; o en la explotación infantil, en lo que respecta a los niños; o en los que mueren de hambre, en lo que respecta a los países pobres en general).
Tenemos la gran suerte de vivir en una democracia, que aunque no sea el gobierno perfecto, es lo mejor que tenemos. Y de ser iguales ante la ley con independencia de raza, sexo o religión. Tenemos la gran suerte de tener un sistema sanitario gratuito para todos (en EEUU creo que la sanidad es privada, que alguien me corrija si me equivoco). Lo mismo sucede con el sistema educativo (a pesar de que siempre faltan recursos, el sistema se mantiene en pie).

¿A qué venimos a este mundo? ¿Te imaginas que durante la primera guerra mundial, la segunda guerra mundial, la guerra civil española, la gente se bloqueara diciendo ¿a qué venimos al mundo? Unos y otros lucharon a brazo partido por mantener unos ideales, y durante la posguerra española, unos y lo que quedaba de los otros levantaron el país como pudieron.

Gracias a que nuestros antepasados, en general, no se "bloquearon" en esa pregunta, hoy tenemos muchos derechos y capacidades que antes no teníamos.

Yo creo que no hay una respuesta exacta a esta pregunta, afortunadamente. Si a un recién nacido le dices lo que tiene que hacer el resto de su vida estás quitándole su libertad. Libertad para confundirse, para darse cuenta de que se confundió, para ver las cosas desde distintos puntos de vista a medida que van pasando los años, y luego a morirse. Así de crudo.
Resumiendo: disfruta de las oportunidades que este mundo te ofrece, y procura dar un paso adelante para que los descendientes tengan algo que agradecerte. Venimos a seguir hacia delante, por poco que sea, y por tortuoso que sea el camino, que de todo se aprende.

isabaleato escribió:
A ver lo que dura, porque hay una pléyade de abanderados de la ética y los derechos humanos que, al mismo tiempo, apuestan por sistemas comunistas totalitarios (y machistas, por supuesto). Con la excusa de la imperfección de la democracia y el capitalismo lo que desean es volver a 1917 (conservadurismo). Y si hace falta, se alían con el yihadismo islámico.

Esperemos que no "cuajen" en una ideología concreta. No estoy muy al día en política, pero con semejante revoltijo de ideas no van a ningún lado.
De todos modos errar es humano, y a lo mejor aportan algo nuevo.

De todos modos, la Historia sigue siempre el mismo ritmo: "Un pasito p´alante, y un pasito p´atrás". No me extrañaría que ahora tocase ir hacia atrás.

Creo que te estás confundiendo enormemente. La mente es un concepto muy oscuro que no tiene sentido usarlo, es una mala abstracción. Es decir, todo pensamiento o sentimiento se hace sustancia y parece que brota de algo llamado mente. Sin embargo, lo que creo que es bastante claro es que lo que hay es un cuerpo que piensa y siente. Hacer de esas actividades u objetos una sustancia es un error que hay que achacarle a algunos filósofos.

Por otro lado, ¿cómo va a ser la mente aquello que hace que avancemos? Eso ya es eliminar del esquema la distancia entre cuerpos y la necesaria mediación que hay entre ellos en virtud del movimiento de estos. El hombre no descubre el mundo pensándolo sino actuando sobre él, pero también siendo afectado porque el hombre está en el mundo. Nosotros partimos de una sociedad consolidada en una tradición y un lenguaje, pero la génesis del lenguaje no está en la contemplación sino en la necesidad de emplear términos para poder contar, distribuir y delimitar tareas. El hombre no llama al mamut para pensar el mamut en si mismo sino para tener un término a la hora de poder referirse a lo mismo, y eso en virtud de la necesidad que hay a la hora de cazar. Es la interacción entre los cuerpos humanos lo que hace que haya un cambio.

Parece que es como si el Todo tuviese que ser ordenado por una Parte. Pero es que aquí parece que estamos haciendo un sujeto a los pensamientos. No, nosotros no "obedecemos" a los pensamientos como si fuesen una especie de parte aislada. Lo que hacemos es precisamente pensar nosotros mismos y decidir. Otra cosa es la causa de esos pensamientos.

O no. Yo puedo ser un mentiroso, incluso puedo ser alguien que piensa algo y que no actúa conforme a ello. Los pensamientos se materializan en la realidad a través de la exterioridad. Pero yo puedo pensar un tomate porque tengo ganas de comerlo y eso no hace que yo me defina por el acto de comer el tomate.

Eso genera confusión. Somos uno pero con pensamientos que se contradicen, o con contradicciones entre lo que pensamos y hacemos. Hasta cambiamos de personalidad en función del contexto. Pero no somos más de uno, somos radicalmente uno, sólo por el sencillo hecho de ser una unidad de percepción, un centro de percepción

Si no he entendido mal, Apolonio no preguntaba en su post, sino más bien afirmaba:

Apolonio escribió:
Por su parte,

isabelato escribió: isabelato escribió:
Pero luego afirma:

isabelato escribió:
Celebro que tengáis tan clara la cuestión. Yo no lo tengo tan claro, así que lanzo esta contra-pregunta:

¿Es que venimos a este mundo para algo?

Fundamental.

Ese venimos es como si antes de llegar aquí fuésemos, pero no tenemos recuerdo alguno de ese antes de venir, porque es un límite absoluto. Incluso al tener una noción del ser creados por un algo vemos claramente que no venimos sino que somos traídos para un algo si es que hay un deber ser preconfigurado (este es el caso de algunas religiones). Pero como yo creo que somos traídos al mundo por unos que han sido también traídos... y sin preguntar al que "viene", que no viene, sino que le traen. El para se extrae de la acción sobre el mundo en función de la condición corpórea, es el cuerpo el que hace en su relación al medio el para, y no a forma de a priori sino a modo de descubrimiento en el mundo. Si hubiese un para desde el antes de venir, ¿para qué venir? ¿Para el para que procede del haber llegado?

¿Razón como causa? ¿Como motivo? ¿Como telos? Podemos plantear esas preguntas desde el ser traídos sin que nos pregunten por los que ya han sido traídos, y eso sin meternos en la cuestión de la evolución, que pesaría más