streaker escribió:
No hay que fijarse en la editorial sino en el autor y el ejemplo de la diferencia entre Fraile y Urdánoz es uno de los mejores que se pueden poner en este asunto.
Coincido contigo en que es más importante fijarse en el autor que en la editorial, máxime hoy día en que resulta tan difícil que una editorial publique un libro de filosofía, por lo que al final autores de reconocido prestigio han de recurrir a editoriales nuevas o con menos renombre. Según nos comentó el profesor San Martín en el foro de su asignatura, la editorial Biblioteca Nueva es una de esas "pequeñas" editoriales que está haciendo un enorme esfuerzo por editar obras de filosofía recientes.
En efecto, parece que en general la parte escrita por G. Fraile está mejor, dicho así un poco simplistamente, que la de su discípulo Teófilo Urdánoz. Ahora bien, aquí me gustaría matizar un poco.
Hay que tener en cuenta que la parte que escribió G. Fraile se queda a las puertas de Kant. El volumen 4, escrito ya por T. Urdánoz, empieza con una magistral (en mi opinión) exposición de Kant de más de 120 páginas. Pero no es lo mismo escribir una Historia de la filosofía antigua, medieval y moderna, que una Historia de la filosofía contemporánea, que trata incluso con autores que todavía están vivos en el momento de su redacción. A este respecto, cabría preguntarse qué hubiese sucedido si G. Fraile hubiese tenido que escribir la parte de contemporánea y T. Urdánoz la de antigua y medieval (y parte de moderna). En realidad me da la sensación de que el resultado hubiese sido igual de bueno.
Por lo que llevo leído, tan buenos son los tomos escritos por G. Fraile como los de T. Urdánoz. De hecho, T. Urdánoz tuvo que seguir la labor de G. Fraile a partir del volumen 4 en la misma línea editorial en que lo había hecho aquél en los tres primeros volúmenes, con el fin de dar sensación de unidad a toda la obra (esto lo leí en algún lugar de la obra que ahora no recuerdo), de manera que quien lea el primer volumen no encontrará diferencia alguna en ningún volumen posterior con respecto a la tipografía y demás recursos estilísticos. También en la redacción el discípulo se asemeja al maestro. Además, T. Urdánoz tuvo que respectar el tipo de esquema en el orden de exposición de los diferentes autores.
En mi opinión T. Urdánoz tenía por delante una labor más ingente que la que ya había dejado su maestro. En primer lugar, porque tenía que respetar la estructura editorial de la obra tal como estaba en sus tres primeros volúmenes; en segundo lugar, porque tenía que escribir la Historia de la filosofía desde 1704 (aproximadamente) hasta nuestros días -hasta 1984- tratando con todo tipo de corrientes y autores contemporáneos, muchos de los cuales todavía no tenían sus respectivos sistemas filosóficos cerrados (caso paradigmático de lo cual es Husserl, cuya HUA XXIX no apareció hasta 1991), lo que le supuso redactar cinco de los ocho volúmenes; y en tercer lugar, porque hubo de revisar, además, los tres primeros volúmenes ya editados, si bien no introdujo apenas cambios.
T. Urdánoz falleció en 1987, al poco de terminar el último volumen en 1985. Además, mientras redactaba estos libros hubo de publicar la Historia de la filosofía española (1972) que su maestro había dejado manuscrita, pero no publicada (G. Fraile falleció en 1970, en plena labor investigadora). También hubo de revisar esta obra, aunque sin introducir muchos cambios. Se trataba más bien de ordenar la información.
De todo lo anterior se desprende la más absoluta lealtad y aprecio de un discípulo hacia su maestro, muy en la línea de Platón con Sócrates, por ejemplo. Algo sin duda digno de todo elogio y admiración. Un discípulo que, probablemente, llegó a superar a su maestro, pero al que le tocó escribir la parte más larga y más dura de la historia de la filosofía, máxime además si tenemos en cuenta que un sacerdote tomista puede encontrarse más a gusto escribiendo sobre Platón, San Agustín o Santo Tomás que sobre el Círculo de Viena. Aunque eso sí, sabemos que en el seno de la Iglesia se encuentran científicos y filósofos de la ciencia de gran prestigio, como el profesor Mariano Artigas, al que aludí en un mensaje anterior en este mismo hilo. Pero la erudición de Teófilo Urdánoz es patente a lo largo de sus cinco volúmenes, si bien hay que tener en cuenta que el sistema filosófico de algunos autores contemporáneos aún no estaba completado cuando el autor escribía sobre ellos (en 1980 se atrevió con autores como M. Foucault, E. Bloch, J-P Sartre o H-G Gadammer entre otros).
Por todo lo dicho hasta ahora, creo que tanto mérito tiene Fraile como su discípulo en la magna obra que es la Historia de la filosfía de la BAC por excelencia, que tantas alegría me lleva dando desde que empecé la carrera y que he utilizado -y sigo utilizando- para la práctica totalidad de mis asignaturas, si bien está claro que en algunas resulta más útil que en otras. Pero hasta para Historia de la ciencia I y II me ha sido de utilidad. La mitad de la información de mi comentario de texto sobre Einstein (PEC 2) está sacada del volumen VII (Filosofía de las ciencias, neopositivismo y filosofía analítica) de esta magnífica Historia de la filosofía (y el profesor-tutor me puso un 9, dicho sea de paso). Le enviaré al administrador estas pruebas (PEC 1 y PEC 2 de Historia de la ciencia II) cuando me haya examinado, dentro de un mes aproximadamente.
streaker escribió:
Tal vez por eso el primer tomo se reimprime constantemente y los otros son mas difíciles de encontrar.
Se pueden encontrar todos por internet o en librerías católicas y de humanidades. En Barcelona hay un par de librerías católicas (Librería Claret y Librería Balmes) que tienen en stock todos los volúmenes.
En realidad están todos reimpresos varias veces, si bien el primer tomo es el que más reimpresiones acumula (desde 1956 hasta la fecha). Ahora bien, hay que tener en cuenta que el primer tomo de cada Historia de la filosofía es el que más se vende. Los clásicos atraen mucho y, además, mucha gente empieza pero no acaba con esto de la filosofía. Me refiero a que se compran el primer volumen para empezar desde el principio y luego abandonan. Sucede, por ejemplo, con quienes abandonan los estudios de filosofía durante el primer o segundo curso de carrera. En general, el abandono de los estudios universitarios siempre tiene lugar entre el primer y el segundo curso como muy tarde.
El primer volumen de esta Historia de la filosofía de la BAC se publicó por vez primera en 1954 y desde entonces se sigue editando, síntoma claro de que el saber no caduca nunca, como sucede, por ejemplo, con la
Historia contemporánea de Palmer y Cotton, escrita en 1972 y aún a la venta en librerías -válida sólo hasta la Segunda Guerra Mundial por razones obvias-. Los volúmenes escritos por T. Urdánoz se escribieron entre 1977 y 1984 y también se siguen editando todos ellos, por más que la BAC tiene otros manuales de Historia de la filosofía redactados en fechas más recientes, como los de la serie
Sapientia Rerum (que todavía no se han publicado todos). Sin embargo, ninguno de ellos llega al nivel de detalle del Fraile-Urdánoz.
De hecho, en la nota preliminar del volumen 6 que adjunto, dice el autor (T. Urdánoz) que con la redacción del último volumen (en realidad dos volúmenes, 7 y 8 ) la BAC
"habrá dado cima a una síntesis y visión conjunta de la Historia de la Filosofía difícilmente superable".
En el momento en que su autor escribía esas palabras podría tener razón. Pero al poco tiempo apareció también en escena el sacerdote jesuita Frederick Copleston para escribir la que, definitivamente, se ha consolidado como la Historia de la filosofía de referencia, si bien esto puede parecer un poco relativo. Y no sé hasta qué punto el hecho de que la "mejor" Historia de la filosofía sea escrita por un jesuita es una casualidad, pues como sabéis la Compañía de Jesús fue fundada por Ignacio de Loyola en 1540, y una de sus máximas más importantes era la preocupación por la erudición de todos sus miembros, motivo por el cual se hicieron un hueco en todas las universidades de la época e incluso algunos de ellos fueron llamados a las cortes como asesores del Rey (según voy leyendo en el manual de Historia Moderna de José Luís Ribot, materia de la que me examino en septiembre). Los jesuitas del siglo XVI se preocuparon, sobretodo, de culturizar al clero. Todavía hoy tenemos universidades privadas como la Universidad Ramon Llull, propiedad de los jesuitas y con facultades de reconocido prestigio como el Instituto Químico de Sarriá, la Escuela de Ingeniería La Salle o ESADE.
El Reale apareció sólo un poco después, pero es más sencillo que estas dos (Fraile y Copleston), aunque en algunos aspectos puede ser superior y, además, es una obra que fue actualizada por los mismos autores G. Reale y D. Antíseri en 2010. El texto de la edición clásica se ha mantenido casi intacto, pero se han añadido numerosos esquemas, cuadros explicativos, textos al final de cada tema y, además, se le ha dado un "look" más acorde con una manual escolar universitario.
Bueno, siento haberme extendido tanto.