Anuska- escribió:
lo que no entiendo es cómo se puede reunir en una misma ley una violencia de género y una libertad para la autodeterminación del propio sexo, tampoco entiendo que a las feministas que que no están de acuerdo o no entienden bien esta problemática se las denomine TERF, y no lo entiendo porque las mujeres ya hemos demostrado a lo largo de muchos años que acogemos todo tipo de injusticia, la hacemos nuestra y reivindicamos su solución.
Anuska, ese es el corazón de la discusión, y en lo que algunos creemos que, necesariamente, chocan ciertas posturas feministas y trans, lo cual es evidente visto lo visto en este hilo. Los seres humanos somos seres culturales, y el género es una de las representaciones culturales más potentes en nuestras vidas. Por eso, es una ingenuidad absoluta pensar que podemos abandonar las constricciones de nuestro género: el género es una realidad con la que nos encontramos al llegar al mundo y nos acompaña para siempre con mayor o menor intensidad. Como hombres, podemos ser muy sensibles y demostrar abiertamente nuestras inseguridades, al tiempo que nos mostramos infalibles en nuestras creencias y pisoteamos las opiniones de varias de las mujeres que han participado en este foro -o de mujeres que son catedráticas de nuestra universidad-, tachándolas de pura bazofia que no merece ser ni escuchada.
Entiendo tu postura, Anuska, porque creo que del género es imposible escapar, y por eso creo que muchas prácticas y políticas de emancipación de las mujeres deben de pasar por el reconocimiento del género vinculado a aquello que lo determina (no biológicamente, sino culturalmente), que es el sexo. Un hombre y una mujer se encuentran siendo hombres o mujeres por su sexo, aunque lo que son como hombres y como mujeres no venga determinado por su biología. El problema y la discusión, por tanto, creo que están en aquellos lugares en los que esta visión choca con la autodeterminación de género y con el reconocimiento social del género escogido por las personas trans (y, por tanto, acceso a espacios reservados a mujeres cis). Xna ha dicho, no sin razón, que predicciones apocalípticas ya se han hecho antes, sin consecuencias importantes. Otras pensáis que una ruptura drástica de las implicaciones legales de las categorías tradicionales de género puede tener consecuencias negativas para las mujeres -cuando todavía estamos en estadios embrionarios de alcanzar la igualdad de género en muchos aspectos de la vida social.
Yo creo que no se trata de odio, sino de preguntas legítimas, porque las leyes no construyen castillos en el aire, sino que regulan aspectos muy concretos de la vida cotidiana. Por eso, lo que conviene es hacerse preguntas concretas (para las que yo no tengo respuesta definitiva): ¿puede una persona que se autodenomina mujer trans utilizar un vestuario hasta ahora reservado a mujeres cis? ¿Qué ocurrirá con las cuotas reservadas para mujeres en ciertos ámbitos del mundo laboral?
Un saludo