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TEMA: Karen Barad y los nuevos materialismos

Karen Barad y los nuevos materialismos 15 Ene 2024 16:54 #81145

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Quedan pioneras (feministas) por descubrir en nuestro idioma. Una de ellas es Karen Barad (1956), fundadora del realismo agencial y una de las principales voces del feminismo material y los nuevos materialismos. Es doctora en Física Teórica de Partículas y ha sido profesora en la materia. Es también profesora de Estudios Feministas, Filosofía e Historia de la Conciencia en la Universidad de Santa Cruz, donde se halla involucrada en diversas tareas interdisciplinarias que consideran cosas tan queer como los átomos. Desarrolló sus tesis en Meeting the universe halfway: quantum physics and the entaglement of matter and meaning (2007), libro en el que revisaba las implicaciones filosóficas de las teorías de la indeterminación cuántica de Niels Bohr a la luz de los desarrollos recientes en ciencia, filosofía y ciencias políticas. Es una autora a la altura de Judith Butler o Donna Haraway que desde los noventa ha trabajado haciendo explotar las separaciones entre teoría cuántica y biología, electromagnetismo y estudios culturales, teoría queer y física. La autora permanecía sin traducir hasta octubre de 2023, cuando aparece Cuestión de materia de Holobionte Ediciones, que reúne algunos de los ensayos clave escritos entre 2003 y 2015, así como una entrevista de Adam Kleiman.

Física ‘queer’

Algunas sentirán curiosidad: ¿puede un átomo ser realmente queer? Karen Barad responde lo siguiente en la entrevista: “Los llamo bichos ultraqueer debido al hecho de que sus cualidades cuánticas básicas queerizan a lo queer mismo con sus formas de ser radicalmente deconstructivas. De hecho, dado que queer es un cuestionamiento radical de la identidad y los binarismos, incluido el binario naturaleza/cultura, y basándome en una extensa consideración de los hallazgos experimentales recientes, desarrollo la idea de que todas las clases de aparentes imposibilidades son en efecto posibles, incluyendo lo queer de la causalidad, la material, el espacio y el tiempo. Lo queer es en sí mismo un organismo vivo y mutante, una apertura deseante radical, una provocadora multiplicidad proteica y diferenciadora, una dis/continuidad agencial, una espaciotemporalidad inventiva, abarcadora, materializadora, insistente y promiscua”.

Si Haraway se preguntaba qué sucedía al tocar a su perro, Barad hace lo mismo con los átomos: “¿A quién y qué estamos tocando cuando tocamos electrones? O, más bien, a fin de descentrar y deconstruir el nosotros en el acto mismo de tocar, podríamos formular la pregunta de la siguiente manera: cuando los electrones se encuentran entre sí a medio camino, cuando interactúan el uno con el otro, cuando se toca, a quién o qué están tocando. […] La materia es condensación de respons-habilidades. Tocar es una cuestión de respuesta. Cada uno de nosotros se constituye en responsable del otro, en contacto con el otro”. En palabras de su conocido lema, la materia importa (matter matters), la materia es para la autora un asunto de responsabilidad.



Federico Fernández Giordano es el editor responsable de la edición, con traducción de Silvana Vetö, y nos cuenta lo siguiente: “Bueno, si todavía quedaban grandes pioneras sin traducir al español, Barad era sin duda una de ellas –en la misma liga de pensadoras más conocidas como Donna Haraway, Rosi Braidotti o N. Katherine Hayles–. Sin embargo, el caso de Barad va más allá. Por ponerte un ejemplo, es como si cogieras la teoría performativa del género de Judith Butler y la introdujeras en el reino de las moléculas (llegando hasta los mismos átomos, de hecho). Cuando lees a autoras como Barad y Haraway –es decir, autoras con un fuerte posicionamiento científico− lo primero que encuentras es una reticencia a definir su trabajo en términos de ‘constructivismo social’, o mera ‘teoría cultural’ (un término que podía tener su sentido cuando surgió en la década de 1990, pero que hoy mueve a confusiones); ya sabes, es como si hubiera una diferencia entre los asuntos de la ‘cultura’, por un lado, y los asuntos de la ‘naturaleza’, por el otro lado... Pero no hay una diferencia real entre ‘hacer’ y ‘pensar’, o entre ‘teoría’ y ‘mundo natural’, y eso lo explica de forma contundente Barad. La teoría queer no trata sobre guerras simbólicas. Habría que decir, más bien, que el objeto mismo de la teoría y la ciencia es un objeto queer (el mundo, la vida, etc)”.


Añade sobre la vigencia de los nuevos materialismos: “Desde los años 90 y 2000, Barad es sin duda una de las fuentes más citadas por toda una corriente de pensadoras que se engloban bajo el marco de los ‘nuevos materialismos’ −pero se trataba de los nuevos materialismos feministas; no debe confundirse con el ‘nuevo materialismo’ de los realistas especulativos, o de la ontología orientada a objetos, aunque sin duda comparten importantes cuestiones–. Por ejemplo, todas estas corrientes tienen claro que hay que dejar atrás el paradigma del lenguaje, y se centran en la materia (lo maquínico) en alguna de sus facetas. Los nuevos materialismos feministas fueron importantes para crear un marco material riguroso, por así decirlo, una apertura a la pluralidad performática y ecológica de los cuerpos. Mientras que el nuevo realismo de los segundos corrió con la ventaja de haber detectado el problema del ‘correlacionismo’. En todo caso, la vigencia de los nuevos materialismos es indiscutible, si se piensa en los avances en inteligencias materiales o sintéticas. Por otra parte, Barad es una de las pocas de su escuela que defiende sin complejos una definición ‘posthumanista’ de la agencia, y en esto tal vez se trate de una pensadora ‘bisagra’, situada en un punto entre los nuevos materialismos feministas –todavía atados a esquemas vitalistas y a cierta idea de agencia humana− y las tesis más radicales del aceleracionismo o pensadoras como Laboria Cuboniks −que proponen una ampliación del concepto de agencia, para llegar a las agencias sintéticas o ‘no-humanas’−... En esto último, Barad coincide con el aceleracionismo y con el posthumanismo ecológico: la agencia no es una cuestión exclusivamente humana, o no es una cuestión humana en absoluto, porque en ella participan muchas otras ‘agencias inhumanas’ (bacterias, aminoácidos, feromonas, electrones y átomos...). Sea como sea, se trata de una bisagra rica en matices y que no se deja atrapar por ninguna escuela de pensamiento. Barad es un coloso y ocupa un lugar propio”.

Entrevista aquí

TOCANDO AL EXTRAÑX INTERIOR

Tocar

Karen Barad y Blanca Rego
¿Qué pasa cuando dos manos se tocan? ¿Cómo están de cerca? Y ¿cómo se puede medir la proximidad, sobre todo en estos tiempos de pandemia y distanciamiento? Creemos que tocamos las cosas, que podemos tomar de la mano a otras personas, pero la física nos dice algo muy diferente.

Texto y voz: Karen Barad
Imágenes: Blanca Rego
Versión original: Inglés
Traducción al catalán y castellano: Marc Jiménez Buzzi



Cuestión de materia


¿Cual es la medida de la nada? Infinidad, Virtualidad y Justicia
Karen Barad
Última Edición: 15 Ene 2024 18:41 por Black Mask.
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Karen Barad y los nuevos materialismos 15 Ene 2024 17:54 #81147

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En mi opinión el texto de Barad que has colgado ejemplifica perfectamente todas las "trampas" que Nolano ha criticado en el hilo sobre el lenguaje filosófico.
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Karen Barad y los nuevos materialismos 15 Ene 2024 18:54 #81148

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Creo que pretender que de la mecánica cuántica o de cualquier otro ámbito de la física pueden sacarse consecuencias relativas al feminismo atenta contra el más básico sentido común. Viendo el texto queda claro que el término "queer" (y muchos otros) es usado de manera metafórica, aunque sin terminar de precisar, al menos en este fragmento, el significado que se le da. Más que filosofía, aquí veo un extraño juego literario que no llega tampoco a ser buena literatura (y que no es ni siquiera original, pues lo vemos cada dos por tres).

Si el uso de esos términos fuera legítimo, cualquier pretensión de extraer consecuencias morales o políticas de lo que aquí se dice sería un caso flagrante de falacia naturalista.

"Queerizan lo queer", "todas las clases de aparentes imposibilidades son en efecto posibles", "lo queer de la causalidad, lo material, el espacio y el tiempo", "una provocadora multiplicidad proteica" o "la materia es condensación de respons-habilidades" son expresiones que además de suponer un claro maltrato del lenguaje (de su gramática y de su léxico) buscan intencionadamente la oscuridad en la forma de expresarse para ocultar, seguramente, las necedades que expresan. Si todas las imposibilidades aparentes son posibles, entonces, puesto que aparentemente es imposible que yo doble cucharas con la mente habrá de ser posible hacerlo. Pero claro, se me dirá que esa expresión no debe entenderse literalmente, aunque en ningún momento se aclare sin ambigüedades cómo debe entenderse.

Autores como Barad contribuyen a convertir la filosofía en un refugio de charlatanes sectarios, que han descubierto que el dominio en el arte de hablar sin que se les entienda basta para tener éxito y le exime a uno de tener que elaborar un pensamiento complejo y rico y, sobre todo, que le libera de la responsabilidad de tener que justificar dicho pensamiento con argumentos que posean un mínimo de rigor y de coherencia lógica.

Autores como Barad ensucian el buen nombre del feminismo y dotan a sus enemigos de armas, reforzando los discursos negacionistas al permitir a sus defensores afirmar (y desgraciadamente no sin razón) que los textos feministas están hoy en día llenos de vacua palabrería.

¿Barad una pionera? ¿Cuál de los muchos derechos que la mujer ha conquistado desde 1956 se han logrado gracias a los textos de Barad? ¿Cuál de los muchos que aún están pendientes de conquistar se lograrán gracias a los textos de Barad? Ninguno. Mientras las mujeres mueren víctimas de la violencia de género, mientras aumentan las violaciones grupales, mientras los miembros del colectivo LGTBIQ+ vuelven a ser agredidos e insultados a causa de los discursos radicales de la extrema derecha, "pioneras" como Barad se dedican a escribir que los átomos son "bichos ultraqueer". Si las grandes mujeres (y algunos grandes hombres) que han luchado por el triunfo del feminismo, a menudo arriesgando su vida o su libertad, vieran que hoy en día se glorifica a quienes utilizan el feminismo de esta manera, no podrían contener el llanto.
Última Edición: 15 Ene 2024 18:58 por rdomenech31.
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Karen Barad y los nuevos materialismos 15 Ene 2024 19:43 #81152

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ya lo que faltaba, vamos, repartiendo carné de feminismo...


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Karen Barad y los nuevos materialismos 15 Ene 2024 19:53 #81153

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Quedo a la espera de argumentos.
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Karen Barad y los nuevos materialismos 15 Ene 2024 20:05 #81154

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Hola

Con intención de mediar, intento escribir

Por lo que he hablado con Rdomenech, es un filósofo claro, conciso y analítico. Esto lleva a que a veces buenos debates se conviertan en estériles por una cuestión de forma. No creo que su intención fuera "repartir carnés". Tengo la sensación de que su crítica tiene más que ver con un cierto tono pedante y claramente académico que es el mal de todas las universidades, y especialmente las anglosajonas en general. Miembros del colectivo muchas veces rechazan estas mismas diatribas porque, en honor a la verdad, la academia lxs deja de lado. Así pues, si queremos ser académicxs, toca decidir hasta donde nos vamos a embarrar. Podemos discutir en los mismos términos que Barad o que otrxs muchxs, o podemos decir las cosas de otra manera. Esto no implica ni que esté bien ni que esté mal lo que diga Barad, sino que clase de respuesta quiere oír del público al que lo presenta.

Voy a escribir un Word, y ahora intento, en la medida de mis posibilidades, poner en claro lo que está ahí escrito. Dadme un ratillo

Edito: perdón por el retraso. Lo dejo abajo
Última Edición: 16 Ene 2024 11:01 por Rodrigo Roig.
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Karen Barad y los nuevos materialismos 16 Ene 2024 11:02 #81167

  • Rodrigo Roig
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Aquí hay dos conceptos usados por la autora que hay que redefinir: materia y queer, y como se relacionan. Como es bien sabido, los materialismos “modernos”, a diferencia de los antiguos, la consideran una entidad compuesta de elementos discretos, relacionados entre sí por el principio de causalidad. Conforme se fue avanzando en los descubrimientos científicos de todo tipo, empieza el famoso debate entre la necesidad y libertad o entre naturaleza y cultura. Los que somos de Filosofía, solemos relacionar la palabra naturaleza con Physis, pero los modernos no pensaban a la materia con estos términos. La materia era un concepto filosófico que impulsó una concepción del mundo reversible y reducible a elementos descomponibles y sus relaciones. Todo lo que no entraba dentro de este mundo, era lo que quedaba en el ámbito de la libertad. Hoy se dice desde muchas terminales mediáticas que “ser mujer depende ahora de un sentimiento”. Esta sentencia está fuertemente basada en esta idea de materia. Incluso aunque se mantuviera la idea de que con “mujer” nos referimos a un individuo conforme al género, y que los roles de género son culturales, diríamos que estos tienen una “base” material, que no se puede criticar por el obvio motivo de la reproducción sexual diferenciadas entre machos y hembras en los mamíferos.
Parecería que para defender lo que dice Barad aquí, habría que retrotraernos a esta distinción y meter lo de la crítica al binarismo en la parte de la “cultura”. El principal problema de esta estrategia es que nos obliga a decidirnos entre dos argumentos

1) Todo lo que entra en el ámbito de la cultura es suceptible de cambiarse
El binarismo de género es cultural
Por tanto, el género puede cambiarse

2) Todo lo que entra en el ámbito de la cultura es susceptible de cambiarse
El binarismo de género tiene una base material
El binarismo de género no puede cambiarse
Por tanto, no entra dentro del ámbito de la cultura

Y claro está, si no entra dentro del ámbito de la cultura, entonces no se puede cambiar. Lo llamativo de estxs autorxs es que se declaran materialistas. Esto parece entrar en contradicción con lo anterior, salvo que hagamos dos cambios: que la materia se define precisamente por su capacidad para cambiar, y que el binarismo es un elemento conceptual que se ha introducido dentro del concepto materia para “apresarla” entre hechos y su correspondencia lógica con los individuos lógicos. Para ellxs, la materia no es discreta, sino que es continua, y se define antes por la intensidad que por el desplazamiento de un elemento discreto en un eje de coordenadas. Los descubrimientos que suelen utilizar para defender sus posturas, o en los que se basan para proponer sus sistemas filosóficos son la termodinámica y la mecánica cuántica. Especialmente interesante es el concepto de irreversibilidad de los procesos y el carácter variable de los acontecimientos. ¿Es legítimo partir de aquí para escribir todo esto? No lo sé. Esto no lo suelen preguntar cuando hablamos de Kant. El punto importante aquí es Barad no es filósofa de la ciencia, sino metafísica. Lo que trata es proponer una teoría del ser en tanto que es. El problema es que este Ser tiene poco que ver con las categorías tradicionales de clasificación, y esto suele llevar a problemas graves a la hora de intentar hacer algún acercaminto analítico. Para ello, es donde entra lo queer. Como es bien conocido, “queer” era el insulto con el que los individuos “normalizados” se dirigían a personas que no compartían, fuera por identidad u orientación sexual, las preferencias hegemónicas (hablamos desde los cincuenta hasta los ochenta). Con la introducción del término en las universidades, tiene un alcance semántico un tanto indefinido. En general, hace referencia a la imposibilidad de ser definido en el sentido habitual: no puede predicarse nada del conjunto de individuos que tienen la propiedad queer. Autorxs como Barad han hecho gala de esto, y han venido a hacer la asociación “sencilla”: materia es queer en tanto que indeterminado, infinito. No en vano, Laurelle hablaba del rizoma deleuziano como el Uno. Lo Uno solo es definido por sí mismo, pero, a diferencia de los neoplatónicos, este Uno no es un ente que, en su desbordamiento, produzca el mundo, sino que al desarrollarse en tendencias infinitas, no se ensimisma y se queda “quieto”. Lo uno va divergiéndose en infinitas ramas donde los individuos y las causas y no pueden entenderse en términos de individuos lógicos y sus relaciones. Entran aquí los conceptos de multiplicidad, de máquina y de agenciamiento.

Unicidad y multiplicidad son de esos conceptos complicados de la historia de la filosofía. Lo son porque bajo dos cosas aparentemente claras, se meten muchas cosas diversas. De esta diversidad, para el tema que tratamos nos interesa el problema de la existencia y de la relación que hay entre multiplicidad y unicidad. Para tratar el tema, voy a partir de un estudio que hizo en 2010 la profesora de la universidad de Buenos Aires Silvana Gabriella di Camillo a partir del argumento de Aristóteles contra la existencia separada de las ideas. Hay varios argumentos con los que Aristóteles critica esta concepción. La más famosa es el argumento del tercer hombre. Aquí, siguiendo a la profesora argentina, nos basamos en la reconstrucción que puede hacerse a través del comentario de Alejandro de Afrodisia a Metafísica, puesto que hace referencia a una obra perdida de Aristóteles llamada sobre las ideas. En esta obra, el grueso de la argumentación estaba destinada a la crítica del argumento de la prioridad de lo uno sobre lo múltiple. El grueso de la prueba consiste en proponer como contraejemplo predicados negativos. Por ejemplo, no-bípedo es un predicado común de todos los animales, y no por ello diríamos que son esencia de los caballos, los topos, etc… El contraargumento platónico es que los predicados no son negativos, puesto que la negación introduce indefinición. Las ideas no tendrían existencia separada si las entendiéramos únicamente de modo negativo, porque entonces no habría modelo al que tender. Surgen aquí dos problemas. El primero de ellos es como se relacionan todas las propiedades de una sustancia. Un ejemplo: la idea de hombre, de la que participamos todos, ¿incluiría “especies menores”, como racional o bípedo? ¿O ser bípedo y ser racional son dos ideas separadas, de las cuales cada uno de nosotros participa en mayor o menor medida? El problema de las esencias aristotélicas es recoger esta idea y aplicarla de manera análoga: un género se divide en diferencias específicas, pero esta diferencia tiene como contrapartida el ser negaciones del género. Dicho de manera más sencilla: determinación siempre será privación. Hay una especie de Horror Vacui ontológico, porque todo se llena de ser, pero este está jerarquizado desde la tautología hasta la pura negación, que no existe. Desde esta perspectiva, nos centramos en el segundo problema. Para los neoplatónicos, a diferencia de Aristóteles, el Ser “en sí” es un género tautológico, al que llaman lo Uno. El Uno posee una propiedad y una negación del resto: es “lo que es”, y al mismo tiempo no es nada que no sea él mismo. Hay dos opciones a tomar aquí: o está separada y no posee relación ninguna con todo lo demás, o la opción “afirmativa”, en la que la relación es de causalidad transitiva, con lo que decir que “el Uno es” es lo mismo que afirmar que el todo es aquello que tiene todas las propiedades. Este acercamiento al panteísmo es la que está presente en estos autorxs contemporánexs. Un autor que dedicó buena parte de su vida a hacer sencilla la lectura de Deleuze, Zourabichvili, trató de explicar esto bajo la fórmula monismo = pluralismo. Cuando Deleuze habla de que solo una ha sido la voz de la filosofía, que el Ser es uno, pretende decir que el ser no se dice de muchas maneras, sino solo de una. Ello quiere decir que lo importante no es que una sustancia posea predicados, sino que ella simplemente “es”. Las propiedades dejan de basarse en el principio de identidad, para pasar a ser repetición, y el ser se caracteriza por diferenciarse. Multiplicidad ya no es “ultradeterminación”, y la consecuente versión atómica de los individuos lógicos, sino que los individuos se caracterizan por un precario equilibrio entre mantenerse en el tiempo y devenir otra cosa. Por eso, profesores nuestros como Martínez Martínez hablan de que las propiedades son intensivas. ¿Cuál es el medio en el que “pululan” todas estas intensidades? Pasamos al concepto de máquina.

Tenemos que volver de nuevo a lo que hemos dicho al principio. Si la materia era considerada, durante la modernidad, como un concepto filosófico que permitía entender la realidad como un conjunto discreto de elementos causalmente relacionado, la máquina era la metáfora para explicar su funcionamiento. ¿En qué se diferencia con otra imagen muy querida por los filósofos de entonces, con el reloj? Este último tiene que ver con el concepto de armonía. La idea de máquina tiene más que ver con que el funcionamiento del mundo puede medirse en términos resultados esperados de un conjunto de causas determinado. Esta idea cambia con el ciclo de Carnot. De nuevo, nos encontramos con un uso apresurado de elementos científicos. Más allá de lo acertado de esto, lo importante es que entendamos que el concepto de causa cambia y la máquina ya no es una especie de complejo mecánico, sino un continuo de información entre inputs y outputs en términos energéticos. Lo maquínico pasa a ser un flujo continuo de energía en el que los dos únicos efectos posibles son la conservación de la misma o su pérdida. Como podemos comprobar, esto es casi lo mismo que hemos dicho del Ser. Las máquinas se encargan de hacer legible estos flujos, conservándose o perdiéndose. Imaginemos una especie de sismógrafo. Las máquinas que describen líneas rectas y que tienen a mantener una conservación a lo largo del tiempo son máquinas que tienden a equilibrar inputs y outputs; aquellas que describen curvas y parámetros no lineales se definen bien por intentar conservarse o bien por una pérdida de energía. Lo que dicen Deleuze y Guattari en los dos textos de capitalismo y esquizofrenia es que el Deseo es lo que constituye la proyección serial de dichas máquinas. Para que una máquina se relacione con otras, tiene que dirigir su flujo de algún modo. Esta “dirección” es lo que se llama agenciamiento.

Lo queer es más o menos una referencia no explícita a todo esto. El ser se diferencia continuamente a través cualidades intensivas. Por su propia definición, “ser verde” o “ser bípedo” ya no son elementos estáticos que no tengan relación entre sí, sino corrientes más o menos intensas que impiden un análisis en los términos habituales. Análogamente, “ser macho” y “ser hembra” también es una cuestión de intensidades, antes que la reducción a un conjunto de propiedades que, además, poseen barreras en algunos casos artificiales. Por ello, “queerizar lo queer”, no es adecuado, porque lo queer solo puede ser “queerizando” (no es una propiedad de un individuo que sea queer). Heterosexualidad, homosexualidad, genitalidad, etc… son flujos de relaciones entre máquinas que definen, por ejemplo, los órganos sexuales. Del mismo modo, las propiedades cuánticas de los átomos no “queerizan lo queer”, sino que, por relaciones energéticas en términos de cargas positivas y negativas, ya no se puede hablar de causalidad en términos modernos. “Todas las clases de aparentes imposibilidades son en efecto posibles” no refiere a la contingencia, sino a una crítica de la modalidad de posibilidad como un operador lógico. Lo de respon-habilidades sería lo único que tiene algo de teoría ética, en la que pretenden incluirse el conjunto de habilidades adquiridos por todas aquellas “máquinas deseantes” que pretenden oponerse a un binarismo que, para esta gente, es impuesto desde fuera.


Reconozco que no está muy bien, pero lo he tenido que escribir un poco rápido. Entiendo la postura de Rdomenech, y yo también creo que están cerca de la falacia naturalista. Pretende saltarla al mezclar ámbitos que, cuando no se analizan bien, pueden tender a una postura conservadora por definición. No en vano, gran parte de quienes se oponen a estas ideas también hablan de “la ciencia”. Más que la ciencia, la “realidad” no va a dar razón a ninguna de las partes. Este es un problema de pragmática ética y cómo queremos construir la realidad social. A los que nos gusta esto de la metafísica, nos parece muy interesante todo esto, pero no creo que esto ayude a cualquier programa político o ético (la propia Butler ha dado cuenta de esto en sus últimas obras). También tengo que decir, Barad no tiene la culpa de las agresiones machistas y homófobas. No sé si su postura pretende ser la solución al debate, pero no podemos achacarle responsabilidades que no tiene.

Si estáis interesado, una excompañera nuestra (ha terminado ya la carrera, o estará a punto) llamada Myriam Rodríguez del Real ha publicado en Filosofía and company un resumen a modo de glosario de Deleuze que hace fáciles muchos de los conceptos. Del mismo modo, tenemos nuestra facultad llena de expertxs en esto, y profesoras como Amanda Núñez, Alejandro Escudero, Belén Castellanos o Francisco José Martínez Martínez os pueden ayudar un montón.

Muchas gracias por la atención. Espero que os pueda ayduar. Si veis que está muy mal, lo podéis borrar.

Rodrigo
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Karen Barad y los nuevos materialismos 16 Ene 2024 13:19 #81173

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Entiendo que el argumento al que se opone Barad es el siguiente:

1) Aquello que tiene base material no es susceptible de cambiarse.

2) El género, la sexualidad, etc. tienen base material (ya que, desde una teoría materialista, todo lo tiene).

3) Por tanto, el género y la sexualidad no son susceptibles de cambiarse (lo cual tiene la consecuencia de que las categorías que empleamos para elaborar clasificaciones en dichos ámbitos tampoco pueden cambiarse si queremos que dichas clasificaciones sigan siendo correctas y, por lo tanto, efectivas).

En primer lugar, he de señalar que para refutar este argumento no hacen falta tantos esfuerzos ni tanta terminología extraña. Tampoco hacen falta conocimientos de física. Aunque el argumento parece válido desde un punto de vista lógico, la primera premisa es claramente falsa, y lo es independientemente de la concepción de la materia que se tenga, puesto que se pueden encontrar contraejemplos a dicha premisa que son totalmente triviales y cotidianos. La refutación que propongo contra este argumento es la siguiente (y perdonad lo ridículo del contraejemplo, pero es que la propia premisa que trato de refutar es ridícula):

1) Mi peinado tiene base material.

2) Yo puedo cambiar mi peinado (aunque seguramente un peluquero lo haría mejor)

3) Por lo tanto, no es cierto que aquello que tenga base material no sea susceptible de cambiarse.

Ya está, argumento refutado, y sin demasiado esfuerzo.

Pero analicemos el argumento que emplea Barad en contra de estas ideas tan fáciles de refutar:

1) Según la teoría cuántica, la propia materia, los propios elementos que la constituyen, son cambiantes y carentes de una identidad fija.

2) Todo aquello que esté constituido por elementos de estas características o basado en ellos, es susceptible de ser cambiado o modificado de cualquier manera y es, por ello, cambiante, fluido o como queramos llamarlo.

3) El género, la sexualidad, etc. tienen base material.

4) Por tanto, el género, la sexualidad, etc. son susceptibles de ser cambiados a conveniencia y son por ello inestables, fluidos o como queramos llamarlo.

Este argumento (aunque válido desde un punto de vista lógico) es también incorrecto. Lo es porque la segunda premisa es aparentemente falsa. Que la materia sea inestable, cambiante, no sometida a leyes fijas (cosa que no es realmente afirmada por la teoría cuántica, pues aunque se trate de una teoría indeterminista, no carece de leyes, y mucho más precisas que las de teorías físicas anteriores), no implica necesariamente que con ella podamos dar lugar a cualquier cosa imaginable (tal vez podamos, pero no hay razones para pensarlo).

Cuando alguien lea una argumentación tan endeble, tal vez piense que el argumento que se pretendía criticar era correcto (cuando ya hemos visto que no era así). Por eso argumentaciones como esta dañan al feminismo.

De hecho, la propia cuestión sobre la que se discute carece de importancia. Da igual que la materia sea cambiante o no o que podamos cambiar o no lo que se basa en ella. La forma de vida de las personas queer es manifiestamente posible, puesto que ocurre, y las características de la materia son irrelevantes para defender o condenar ese modo de vida, pues supondría caer en una falacia naturalista. Por tanto, el argumento criticado por Barad no solo es incorrecto, sino que ni siquiera es pertinente. Si fuera correcto no tendría ninguna relevancia en absoluto (la apariencia de relevancia procede del inadvertido uso metafórico de términos como "queer").

Quienes pretenden apelar a lo natural para condenar ciertas formas de vida llevan siglos refutados. Jugar en sus propios términos solo sirve para legitimarlos. Por eso Barad daña al feminismo.

Yo no he culpado a Barad de las agresiones sexuales y cosas similares, solo digo que es una frivolidad perderse en este tipo de piruetas intelectuales en nombre del feminismo cuando el feminismo tiene cuestiones urgentes de las que ocuparse.

De lo que sí que acuso a Barad es de ayudar a difundir la idea de que el feminismo es una mezcla de ideología y charlatanería. Y ayuda a difundirla porque en su caso es cierto, y ello da armas al antifeminismo, que generaliza (indebidamente) y hace creer a la gente que todo el feminismo es así.
Última Edición: 16 Ene 2024 13:23 por rdomenech31.
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Karen Barad y los nuevos materialismos 16 Ene 2024 15:11 #81175

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rdomenech31 escribió:
Entiendo que el argumento al que se opone Barad es el siguiente:

1) Aquello que tiene base material no es susceptible de cambiarse.

2) El género, la sexualidad, etc. tienen base material (ya que, desde una teoría materialista, todo lo tiene).

3) Por tanto, el género y la sexualidad no son susceptibles de cambiarse (lo cual tiene la consecuencia de que las categorías que empleamos para elaborar clasificaciones en dichos ámbitos tampoco pueden cambiarse si queremos que dichas clasificaciones sigan siendo correctas y, por lo tanto, efectivas).

En primer lugar, he de señalar que para refutar este argumento no hacen falta tantos esfuerzos ni tanta terminología extraña. Tampoco hacen falta conocimientos de física. Aunque el argumento parece válido desde un punto de vista lógico, la primera premisa es claramente falsa, y lo es independientemente de la concepción de la materia que se tenga, puesto que se pueden encontrar contraejemplos a dicha premisa que son totalmente triviales y cotidianos. La refutación que propongo contra este argumento es la siguiente (y perdonad lo ridículo del contraejemplo, pero es que la propia premisa que trato de refutar es ridícula):

1) Mi peinado tiene base material.

2) Yo puedo cambiar mi peinado (aunque seguramente un peluquero lo haría mejor)

3) Por lo tanto, no es cierto que aquello que tenga base material no sea susceptible de cambiarse.

Ya está, argumento refutado, y sin demasiado esfuerzo.

Pero analicemos el argumento que emplea Barad en contra de estas ideas tan fáciles de refutar:

1) Según la teoría cuántica, la propia materia, los propios elementos que la constituyen, son cambiantes y carentes de una identidad fija.

2) Todo aquello que esté constituido por elementos de estas características o basado en ellos, es susceptible de ser cambiado o modificado de cualquier manera y es, por ello, cambiante, fluido o como queramos llamarlo.

3) El género, la sexualidad, etc. tienen base material.

4) Por tanto, el género, la sexualidad, etc. son susceptibles de ser cambiados a conveniencia y son por ello inestables, fluidos o como queramos llamarlo.

Este argumento (aunque válido desde un punto de vista lógico) es también incorrecto. Lo es porque la segunda premisa es aparentemente falsa. Que la materia sea inestable, cambiante, no sometida a leyes fijas (cosa que no es realmente afirmada por la teoría cuántica, pues aunque se trate de una teoría indeterminista, no carece de leyes, y mucho más precisas que las de teorías físicas anteriores), no implica necesariamente que con ella podamos dar lugar a cualquier cosa imaginable (tal vez podamos, pero no hay razones para pensarlo).

Cuando alguien lea una argumentación tan endeble, tal vez piense que el argumento que se pretendía criticar era correcto (cuando ya hemos visto que no era así). Por eso argumentaciones como esta dañan al feminismo.

De hecho, la propia cuestión sobre la que se discute carece de importancia. Da igual que la materia sea cambiante o no o que podamos cambiar o no lo que se basa en ella. La forma de vida de las personas queer es manifiestamente posible, puesto que ocurre, y las características de la materia son irrelevantes para defender o condenar ese modo de vida, pues supondría caer en una falacia naturalista. Por tanto, el argumento criticado por Barad no solo es incorrecto, sino que ni siquiera es pertinente. Si fuera correcto no tendría ninguna relevancia en absoluto (la apariencia de relevancia procede del inadvertido uso metafórico de términos como "queer").

Quienes pretenden apelar a lo natural para condenar ciertas formas de vida llevan siglos refutados. Jugar en sus propios términos solo sirve para legitimarlos. Por eso Barad daña al feminismo.

Yo no he culpado a Barad de las agresiones sexuales y cosas similares, solo digo que es una frivolidad perderse en este tipo de piruetas intelectuales en nombre del feminismo cuando el feminismo tiene cuestiones urgentes de las que ocuparse.

De lo que sí que acuso a Barad es de ayudar a difundir la idea de que el feminismo es una mezcla de ideología y charlatanería. Y ayuda a difundirla porque en su caso es cierto, y ello da armas al antifeminismo, que generaliza (indebidamente) y hace creer a la gente que todo el feminismo es así.


Gracias por la respuesta

El contraejemplo del peinado es bueno, porque nos introduce en la diatriba que había dentro del uso del término queer. Tendría que haber especificado mejor lo de base material. Precisamente para criticar el "cientificismo", a lo que se apelaba era a una teoría social, que podía ser política o ética. La aparición de los nuevos materialismos tenían en mente hacer una critica al constructivismo social, imagino que porque lo veían más endeble. ¿Cuál era el grado de constructivismo? La primera escisión vino con la idea de performatividad, que venía a decir que lo que nosotros denominamos "mujer" era una construcción social y que esto que hemos denominado "base material" no era una cuestión corporal, sino que asumieron la definición de material del marxismo: era el papel que jugaban los cuerpos con capacidad reproductiva en la familia. Ello conllevaba a que esto que hemos llamado "base material" está circunscrita también a la interpretación y construcción social. El pelo tiene una base material y no vas a dejar de ser mamífero, pero llevarlo corto o largo es, para estas autoras, una performatividad de género. Hasta aquí no hay una ruptura con el paradigma moderno anterior, porque el género es el conjunto de comportamientos contingentes, históricos y, por tanto, susceptibles de posible cambio. Había que tratarlos desde el punto de vista de la antropología filosófica, la filosofía política, la filosofía de las ciencias sociales, etc...

Esto nos lleva al segundo punto. Señalas que <<Que la materia sea inestable, cambiante, no sometida a leyes fijas (cosa que no es realmente afirmada por la teoría cuántica, pues aunque se trate de una teoría indeterminista, no carece de leyes, y mucho más precisas que las de teorías físicas anteriores), no implica necesariamente que con ella podamos dar lugar a cualquier cosa imaginable (tal vez podamos, pero no hay razones para pensarlo)>>. Esta oración, a mi juicio, hunde sus raíces en la historia de la filosofía, especialmente en la relación que hay entre posibilidad e imaginación. Esto va desde Platón hasta el idealismo alemán. Lo que vienen a decir los nuevos materialismos es que la aleatoridad no es lo mismo que contingencia. Los elementos que definen lo de las máquinas y todas estas cosas formulan su propia necesidad "en la práctica". De ahí la relación entre "responsabilidad" y "habilidad". Estas teorías no tienen nada que ver con la imaginación, y mucho menos con la idea de "imaginación productiva". Las leyes pierden el carácter restrictivo o condicionante. Por esto estas teorías se llaman a sí mismas realistas: no reflexionan sobre las condiciones de acceso a la posibilidad de la experiencia, sino que reflexionan sobre la experiencia como apertura de posibilidades. No es que el género tenga una base material y podamos cambiarlo a voluntad por la propia concepción de la materia, es que el género, bajo esta idea, es ya un continuo cambio. No se trata de decir que es una cosa que cambia o no, sino que una de las posibilidades concretas se sedimenta, y se sedimenta a través de la opresión. Frente a una idea universalista (que, por ejemplo, yo comparto) de que una vida heterosexual y cis es tan válida o tan poco válida como una queer y pansexual (o asexual o lo que sea), aquí siempre hay un ecosistema precario en la que cualquier identidad, precisamente por ser género, tratará de invadir a las demás.

Es verdad que no he conseguido hacer más fácil lo de Barad. Y, como tú, opino que esto puede traer muchos problemas si lo traemos a la arena política. Lo que pasa es que no tengo tan claro que Barad esté en eso. De hecho, desde hace unos diez años se habla de una derecha foucultiana y deleuziana y Barad, a mi juicio, está en la línea. Ontologías similares son las que utiliza Land para justificar a los incels y cosas así. Por eso yo creo que Barad tiene poco de feminista, o al menos tal y como suele entenderse. Pero eso es otro tema. Que la propia Butler haya resaltado de nuevo esta diferencia entre "necesidad y libertad" es porque se ha dado cuenta de lo problemático que es "naturalizar", aunque sea de esta forma, la cuestión del género.

Edito: lo voy a dejar aquí porque me tengo que poner a estudiar. Además, reconozco que me cuesta un poco preparar las respuestas porque nunca he tenido muchas luces y me da un poco de vergüenza poner las cosas al público sin prepararlas bien.
Última Edición: 16 Ene 2024 15:14 por Rodrigo Roig.
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Karen Barad y los nuevos materialismos 16 Ene 2024 15:52 #81176

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Lo que vienen a decir los nuevos materialismos es que la aleatoridad no es lo mismo que contingencia. Los elementos que definen lo de las máquinas y todas estas cosas formulan su propia necesidad "en la práctica". De ahí la relación entre "responsabilidad" y "habilidad". Estas teorías no tienen nada que ver con la imaginación, y mucho menos con la idea de "imaginación productiva". Las leyes pierden el carácter restrictivo o condicionante. Por esto estas teorías se llaman a sí mismas realistas: no reflexionan sobre las condiciones de acceso a la posibilidad de la experiencia, sino que reflexionan sobre la experiencia como apertura de posibilidades. No es que el género tenga una base material y podamos cambiarlo a voluntad por la propia concepción de la materia, es que el género, bajo esta idea, es ya un continuo cambio.

Es que entonces no entiendo que relevancia tienen los átomos y la mecánica cuántica (aunque no estoy seguro de haberte entendido bien).

En cualquier caso, lo de que contingencia y aleatoriedad no es lo mismo no es nuevo. Si el término "contingente" se entiende en sentido metafísico, algo puede estar regido por leyes deterministas y no ser necesario en el sentido de que las leyes podrían haber sido otras y es puramente fáctico el que sean las que son.
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