Me lanzo a jugar con tu juego semiótico. Pido disculpas de antemano, lo que voy a exponer es puro instinto, animal.
Nivel 1, no soy capaz de determinar el lugar. Es un espacio cerrado y por tanto la causa de lo que estoy contemplando. En un lugar de amplios horizontes no nos enfrentaríamos a esta escena, lo más, se nos revolvería el flequillo. El objeto fotografiado es el aire.
Nivel 2, la máquina ha querido jugar a ser vivo, a ser naturaleza y en vez de tragar el polvo ha ejecutado a modo de respiración, de soplo vital, pero por máquina carente de vida, su aliento no ha sido sutil, elegante, sino el caos producido por un ciclón.
Nivel 3, la captura prohibida me impide leer las formas, también mi visión sin gafas (marilyn Monroe renunció a llevarlas puestas pese a su miopía, de ahí esa mirada ausente, como perdida, distraída) pero leo Heli… helio, gas licuado por las paredes, formando sílabas escupidas por ahí, sin lenguaje, no hay comprensión, ni inteligibilidad. Aprecio cierta culpabilidad en el cacharro aspirador invertido, como la que pudo experimentar mi lobo, entonces lobito, pillado infraganti entre el relleno de los cojines que tuvo a bien expandir por el suelo tras triturarlos.
Nivel 4, el aire abraza a la naturaleza entera, también la vida de los seres, es cohesión, reúne contrarios, rarefacción, condensación. Anaxímenes nos ofrece ese soplo vital, también Mana...
Pero no puedo
Siento que muero
Me estoy ahogando sin tu amor