He aquí una gran película de Roman Polanski, que orbita en torno a la atribulada vida del músico polaco Władysław Szpilman.
La escena más impactante de la película, para mí, es la que cuelgo a continuación-antes se podía ver en mejor calidad en youtube-, en dicha escena Szpilman es sorprendido en su escondite, una casa abandonada, por un oficial de la Wehrmacht. Súbitamente, ante la mirada inquisidora del oficial, el andrajoso Szpilman, se tranforma en un imponente ser excepcional que es capaz de extraer de un viejo piano la música magistral de Chopin. Me recuerda aquel triste poema titulado Auschwitz, de León Felipe, en el cual nos comunica: "Éste es un lugar donde no se puede tocar el violín.Aquí se rompen las cuerdas de todos los violines del mundo".
De las manos entumecidas y debilitadas por el frío y el hambre de Władysław Szpilman, emana música, música de extramuros,un lamento sentido y contenido más allá de Auschwitz, más allá de aquel lugar donde se rompen las cuerdas de todos los violines del mundo.
Hay una sola expresión para la verdad: el pensamiento que niega la injusticia. Horkheimer.