bolindre escribió:
Este año leí un libro de Russell llamado
Los problemas de la filosofía. Cuando lo terminé que quedé echa polvo. Pensaba
nunca encontraré nada. Sin embargo, después leí a Kant y me gustó mucho cuando dice algo así como que aunque sepamos que no vamos a encontrar la verdad hay algo que nos mueve siempre a buscarla (esta es mi traducción sobre lo que él dijo, no sé cómo lo expresó). Esa lectura me ayudó a reponerme un poco.
Creo que encontraremos aporías en todos los autores porque el hombre es un ser contradictorio. En el hombre cabe lo bueno y lo malo a la vez y, también, justo lo contrario de lo que acabo de decir. La filosofía, el pensamiento filosófico, las ideas, la desarrollan los hombres. Al menos, así es por el momento. Los avances de las ciencia tirarán por tierra lo que han dicho o dirán muchos filósofos y nos veremos otro vez sumidos en nuevas crisis. Aceptaremos la ciencia como portadora de la verdad sin tener en cuenta que ella también es falible.
Personalmente creo que el desconocimiento científico que tenemos acerca del tiempo nos hace más difícil cualquier tipo de comprensión de la realidad o las realidades.
Por suerte, hay algo que nos anima en su búsqueda incesante.
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La ciencia es falible, como han demostrado las sucesivas revoluciones científicas, pero al mismo tiempo constituye nuestra fuente más certeza de conocimiento sobre la realidad, y en cierta forma se puede hablar de un progreso en la profundidad y el grado de sutileza en la explicación de los fenómenos del mundo. No hay más que comparar, por ejemplo, la visión del cosmos que teníamos hace 1000 años con la que nos ofrece la física moderna.
Ahora bien, reconociéndole esta superioridad como generadora de verdad, no deja de ser un arma de doble filo, pues en ocasiones lo que nos proporciona es una verdad negativa. Derriba nuestro mundo para devolvernos una realidad incompleta. Esto es, quizá, lo que para el espíritu más inseguro (el de la mayoría de los mortales) constituye la tragedia de la ciencia.
No se nos da bien vivir en la incertidumbre, y a pesar de que ya desde Anaximandro la filosofía nos dice que la generación y la corrupción son connaturales al mundo y por tanto al hombre, la imaginación siempre nos ha reconfortado intentando eternizarnos. La superación de este autoengaño, que supone aceptar la finitud de la existencia de buen grado, a la vez que se vive con serenidad y sin descanso por interrogar la realidad, es lo que conforma un espíritu grande.
Se trata por tanto, a mi juicio, no solo del
sapere aude que recordaba Kant, sino de asumir las consecuencias derivadas de los caminos de la razón, o de la ciencia en particular, que tal vez sea lo más difícil. Quizá por eso lo de "atreverse", porque en la búsqueda de la verdad es posible que encontremos cosas verdaderamente turbadoras. Pero si la apuesta por esta vía es sincera no podemos obviarlas, es más, debemos tener la suficiente fortaleza para asumir aquello que encontremos y sobre todo para evitar caer en la superstición ante lo que todavía no se nos ha revelado.
Perdonad esta pequeña digresión (¿positivista?) en vuestro hilo de filosofía especulativa