Siento el estilo telegrámatico y un tanto descontextualizado de mi último mensaje.

Los presocráticos asimilaban el ser a phýsis, aunque también a κόσμος.
Tanto Heráclito como Parménides lo tienen como la única verdad. Es un principio racional, de modo que hay una identidad entre el ser y el pensar. De hecho, al ser sólo se accede por el pensar.

Oñate también define phýsis como "dimensiones de eternidad regular espectable".

ksetram, lo que has escrito es muy sintético y recoge muy bien el impulso del hilo. Gracias.
A ver si en próximos mensajes podemos desentrañar el misterio de la "nada" heideggeriana.

No, estaba muy bien, respondías a mi pregunta, son relaciones que van surgiendo y hacen el hilo muy rico. Con la nada podremos traer a Sartre, él y Heidegger me revolvieron un poco el cuerpo en noviembre, será interesante indagar en ello, creo que la nada de Heidegger tiene una vuelta muy potente con el cuidado (sorge) Sartre sin embargo, me resultaba más decadente, igual no le comprendo bien.

Cuál es la traducción de ese último término?

Kósmos, que ya sabemos que es orden.

Genial, Moira. Chicas, traigo esto de apuntes tomados del libro de CFA I, porque parece relacionado con la idea de la Nada:
Al adoptar la tarea de mostrar cómo el ser-en-sí se manifiesta en el aparecer, Heidegger adopta una actitud trascendental, pero no la asocia a la subjetividad como Husserl. Hay ser porque el Dasein es, por ello puede haber distancia y reconocimiento del ser en-sí. Pero el ser-en-sí no es la negación del ser-para-sí como suponía Sartre. Sino que toda negación depende de lo que niega, sigue siendo una negación subjetivista y esto quiere evitar Heidegger.

Hola, antes de afrontar la nada quería detenerme en el análisis de la “mundaneidad del mundo” pues el Dasein en su “cotidianeidad” se relaciona con el mundo de un modo particular: inmediata y regularmente. De esta forma, el Dasein se absorbe en el mundo y ese “estar-en” nos va a permitir definir el “quién” es el Dasein en su cotidianeidad.

Desde un punto de vista óntico, ese ente, el Dasein, es un determinado yo y no otro.



Pero podría ser que el quién del existir cotidiano no fuera precisamente yo.







La evidencia óntica del ser-en-sí del ente intramundano nos permite considerar ontológicamente el
sentido del ser y pasamos por alto el fenómeno mundo. Decir desde un punto de vista óntico que el Dasein es siempre mío nos lleva a tergiversar el problema ontológico y es que el Dasein también se encuentra ónticamente encubierto. El Dasein existiendo cobra su mismidad, por lo que la estabilidad de sí-mismo no solo pide una inestabilidad, sino un planteamiento ontológico-existencial como modo de acceder a su problemática
Hemos puesto en duda los entes a la mano, los que, ocupándonos, acercamos, a los que nos dirigimos y en nuestro ser fáctico, abriendo espacio, dejamos comparecer y ahora es el yo, la mismidad del Dasein en su cotidianeidad lo que de pronto se pone en entredicho. ¿Quizá podemos estar empezando a vislumbrar la nada? ¿soy propiamente cuando la encaro?

“La mundanidad” es una categoría del ser, un existenciario. Se nos anuncia en los entes intramundanos. De hecho, el tener mundo es sólo propio del Dasein, la mundanidad caracteriza al Dasein en su existencia. Pero el mundo no es una representación en el sujeto, en el Subjectum, como ha pensado la filosofía moderna. No somos sujetos exteriores a nuestra mundanidad existenciaria, sino inmersos y arrojados en ella. Por lo tanto el mundo no se trata de una representación de algo exterior a nosostros y que se halle ahí enfrente de nosotros.

Los entes a la mano nos obstaculizan la comprensión del mundo, porque nos absorben, los seres ante los ojos no están ahí delante, sino que hemos de descubrirlos mediante los entes a la mano. La mundanidad se halla de hecho, en esta posibilidad de descubrir los entes. Pero esto requiere no verse absorbidos en la utilidad y familiaridad de lo aparente, que nos lleva a la inautenticidad. Las habladurías, la caída, la pérdida en el mundo, se dan en el modo de la apariencia, así ocurre en la existencia inauténtica. Porque la familiaridad con los entes nos los muestra de manera atemática, requieren ser sacados a la a luz. El Dasein también, pues eso que soy, no es siempre mío, no es siempre propio. También eso que uno mismo es en cada momento, puede estar oculto, conforme me pierdo en el mundo y en un tiempo que no es propio, que no es mi instante, ni mi comprensión de mi finitud. La mismidad del Dasein es puesta en entredicho, e incluso ¿cuando más grito que soy yo, acaso es cuando menos lo soy?

Entender la mundanidad del mundo, requiere un proceso hermenéutico de comprensión y explicitación, un sacar la luz, un descubrir. De hecho el ser no se manifiesta, siendo sin embargo el fundamento de todo lo manifiesto. El ser y la nada, ay, la nada y el ser. ¿Como si la Nada nos arranca de la familiaridad y nos lleva hacia el ser?

Y ahora poblemos un poco más esa mundanidad, para terminar de hacernos borroso el "fenómeno mundo"
Desde el estar-en-el-mundo del Dasein, algo constitutivo en él nos preguntaremos por el "quien" para dibujarlo en su modo de ser "immediato y regularmente" en su ser cotidiano.
Hemos reducido todo aquello que comparece dentro del mundo a lo útil a la mano y a la naturaleza presente, pero hay más, el Dasein de los otros que comparecen dentro del mundo y que son distintos del estar a la mano y del estar ahí, es otro tipo de ente, el que deja el Dasein ahora en libertad, el que deja comparecer que es Dasein y, en la forma estar-en-el-mundo, está "el mismo" en el mundo donde comparece intramundanamente



De los otros, dice M. Heidegger, no son todos los demás fuera de mi y en contraste con el yo



Sí lo que está a la mano dentro del mundo lo caracterizamos como "ocupación" el coestar dejando comparecer al Dasein de los otros se caracteriza con el fenómeno del "cuidado", con ellos no nos ocupamos sino que son objeto de solicitud. Solicitud y ocupación seran existenciales



Ahí ya estamos todos, dale



En la comprensión del Dasein ya está dada, por ese coestar, la comprensión de los otros, ks, tu me comprendes algo de lo que digo o soy una Dasein hermética?
Que sí, que el Dasein es el "uno", el Dasein cotidiano no soy yo, en el sentido de sí-mismo, sino que soy los otros a la manera del "uno", de cualquiera, de tantos, así me soy dada inmediatamente, una de tantas/os ahora enmascarados, más "uno" que nunca pese a que nuestras mascarillas sean azules, blancas, rosas o del atleti. "Uno" en Heidegger es otra audacia destructiva? Dos principios dice Aristóteles en los metafísicos, "ser" y "uno" porque de todas las cosas lo primero que se dice es que "son" y que son "una". Pero habíamos volteado el "ser", el gran olvidado de la tradición, el espacio (la extension cartesiana) el tiempo (frente a la concepción aristotélica del mismo o el apocamiento de Kant cuando lo deja en mero esquema) por qué no íbamos a destruir el " Uno", qué destruir, ningunearlo, vulgarizarlo, hacerlo muchos.



Pero yo no quiero ser uno!!! Dame una solución, Martín o no te sigo leyendo, lo juro.


Retirar lentamente el velo e ir descubriendo su rostro, sus labios y morderlos.

Ufff, mucho mejor, sigo, seguimos.

Xna, por dónde vais y a qué velocidad vais? Creo que ya es momento de que me incorpore a la lectura.

Empiezo el capítulo V, voy despacio

Dije ocupado, coestando con otros en ese estar-en-el mundo, siendo el uno con otros, en nuestra forma de ser regular y mediata, en lo cotidiano.




Iniciando análisis existencial… tres… dos… uno



Que el Dasein se esquiva, que se regatea, que se asume en la existencia, en la facticidad y queda oculto ese de-dónde y adónde, esto es “condición de arrojado”



En esta condición de arrojado hay apertura y dejar comparecer, porque el Dasein es concernido, afectado, consignado al mundo desde el cual puede comparecer lo que nos concierne.



La disposición afectiva es una de las estructuras existenciales del ser ahí, también el comprender… bisturí… pinzas...



Muy bien, arrojado pero proyectando, comprendiendo, interpretando, “pokito a pokoo entendiendooo ...” Dale La Mari.




Nos acercamos al "círculo hermenéutico".

Para Heidegger el ser es el fundamento de todo lo que se hace manifiesto. La fenomenología será nuestro método para engarzar conceptos de la experiencia concreta de la vida y, como posibilidad, nos permitirá ir de lo dado en las cosas a lo que todavía no lo está. Será forma de pensar y apertura y posibilidad eterna del existir que puede manifestarse y ocultarse. Hablo del ser, lo que se manifiesta y oculta, el existir y esa posibilidad constitutiva del Dasein, el ser-ahí que cada uno es, para comprenderlo a lo largo de su existencia.

Arrodíllese, agache la cabeza, “con esta espada toco tus hombros”, no se mueva, se me vaya a ir la mano y hagamos un charco aquí… digo “con esta espada, toco tus hombros y solemnemente te declaro Guardián del Ser” ueeeh, puede besar a la novia o al oficiante o a los dos que no vamos a ser nosotros los que perpetuemos la heteronormatividad dominante, J.Butler.

Que no es antropología, ni psicología, ni biología, es analítica existenciaria del ser ahí, del Dasein, del “Guardián del ser”, lo que estamos contando que Heidegger realiza y en ella distingue dos caracteres del ser: los del ser del Dasein (existenciarios) y los del ser de los entes (categorías o caracteres). Los existenciarios son las estructuras de la vida fáctica, son posibilidades del ser fáctico.

Define” facticidad “ Heidegger



¿Y comprender?



¿E interpretar? ¿“Auslegung”?



¡Ay dios!



Pero ¿quién eres tú? Ese que tú, librándote de ti mismo, proyectas al lanzarte decididamente hacia adelante, el que devienes.

En todo comprender del mundo está comprendida la existencia y viceversa. Toda interpretación que nos va a aportar comprensión, debe haber comprendido ya lo que va a interpretar. Pero si la interpretación debe moverse en lo comprendido y alimentarse con ello ¡¡no nos estamos moviendo en círculo!! Calma guardián del Ser (está empezando y se pone nervioso). No es un círculo vicioso, no hay que evitarlo ni considerarlo una imperfección ineludible, eso sería un error.



El comprender, desde su sentido existencial, es el poder-ser del Dasein mismo. Es estructura existencial del Dasein el comprender interpretante.

En el próximo episodio, entre habladurías, curiosidades y ambigüedades, iremos evitando la ineludible angustia