La muerte, la mía, es ese final que cuando alcance a experimentar ya no seré. Eso me convierte, nos convierte, en Daseins inacabados, inconclusos. El cuidado era un anticiparse-a-sí, porque siendo hasta el fin nos comportamos en relación con nuestro poder-ser. Pero ahí queda un "restillo" pendiente de poder-ser que, cuando alcanzo, ya no existo más. Es la muerte. No experimento, no puedo comprenderlo, no llego a la integridad. Puedo decir que experimento la muerte de otros pero, no es lo mismo. Asisto a ella. Pero, cuál es el sentido ontológico del morir del que se muere? Lo que nos preguntamos es por el llegar-a-fin, de sí mismo como una posibilidad.
Vamos a la cotidianeidad, ahí nos sentimos cómodos. El Dasein se comprende inmediata y regularmente en eso en lo que se ocupa. Ahí me puedo poner en situación del otro, le reemplazo pero cuando se muere el otro, ah, ese es otro cantar porque morirse es personal e intransferible.
La muerte, en la medida que ella es, es por esencia cada vez la mía.
No puedo experimentar/comprender la muerte en otro. Con la mía, cuando acaece, alcanzo el estar-entero pero no lo puedo hacer accesible fenoménicamente porque ya no soy. Hagamos de ello un concepto existencial, de lo contrario tendremos que renunciar a la comprensión ontologica de la muerte.
Y será así. Vamos a extraer del Dasein mismo el sentido existencial de su llegar-a-fin.
En la muerte el Dasein no está consumado ni simplemente ha desaparecido, ni mucho menos ha llegado a estar concluido; tampoco es enteramente disponible como estar algo a la mano... El terminar a que se refiere la muerte no significa un haber-llegado-a-fin del Dasein sino un estar vuelto hacia el fin de parte de este ente.
Realmente no hablaremos de muerte, no sabemos qué es, la propia, y no estaremos para escribir sobre ella una vez muertos. Vamos a hablar del hacernos cargo de ella desde el momento que somos. En verdad hablamos de vida. De un modo de ser, este estar vuelto hacia el fin, al que le pertenece estar-en-el-mundo. Analizaremos la muerte en el más acá, aquí mismo. Morirme y lo que haya después ya no es mi rollo. La clave es la vida, quédate con eso Ks, porque esto va de vivir. Puedo alcanzar esa integridad desde el estar vuelto hacia el fin, aunque no me muera? Sí, puedo.
En cuanto poder-ser, el Dasein es incapaz de superar la posibilidad de la muerte. La muerte es la posibilidad de la radical imposibilidad de existir. La muerte se revela así como la posibilidad más propia, irrespectiva e insuperable
Ahora bien, el sí mismo en la cotidianidad es el uno, la interpretación pública, la habladuría, la que le sopla al Dasein cotidiano qué es estar vuelto hacia la muerte, eso que pasa en el mundo, uno se muere, pero otro, no yo y es que uno no es nadie. La muerte es algo que pasa y pasa por algo. El uno encubre ese más propio estar vuelto hacia la muerte, tranquiliza, consuela y a la posible angustia ante la muerte la convierte en miedo, por lo demás, el uno nos proporcion una indiferente tranquilidad, nos encubre ese más propio poder ser, nos esquivamos diciendo que la muerte es algo que ocurre cotidianamente a otros aunque ahí nos tienes, a pesar de lo cotidiano, siempre vueltos hacia el fin, siempre revoloteándonos la idea en la cabeza, pero ocupados, apremiados por quehaceres se nos va de la mente ese "ocioso pensamiento", después, dice el uno, hoy no, cuándo? más adelante, lejos, muy lejos. Y así me las veo fácticamente y de forma inmediata y regular en un modo impropio de estar vuelto hacia la muerte, pasando millas del tema.
Pero hay otro modo más propio de estar vuelto hacia la muerte que plica un comprender de la muerte que no rehuye, ni encubre, ni esquiva, es un estar vuelto hacia una posibilidad de ser del Dasein, una extrema posibilidad a la que el Dasein se adelanta desvelador, un abrir anticipante, una comprensión pura de la posibilidad más propia, insuperable, cierta, determinada, la muerte.
Adelantándose el Dasein comprende que debe hacerse cargo por sí mismo de ese poder ser en el que se juega su ser más propio, ya no hay uno ni nadie. El Dasein es aislado en sí mismo y así se abre para la existencia. Cuando se trata del poder-ser mas propio ya no sirve estar en medio de lo que nos atarea ni con otros revueltos y el Dasein se ha posibilitado para eso el solo.
Adelantándose se hace libre para la propia muerte, nos hace comprender y elegir por primera vez de forma propia las posibilidades fácticas que se anteponen a la muerte. Libre para las posibilidades mas propias, comprendidas como finitas. Es la posibilidad de existir como poder-estar-entero. Esto es un abrirse a una amenaza y la posibilidad de esta apertura es la angustia. La angustia nos enfrentaba a la nada que es el mundo y al poder estar vuelto al fin.
Esto es agotador, me voy a tomar una birra. Agur