Me parece una pregunta muy pertinente Luminous. Voy a intentar dar una respuesta ciñéndome lo más posible al asunto.
Kant sostenía que las acciones morales deben realizarse por deber y no por buscar recompensas o evitar castigos. Esto significa que la moralidad debe ser desinteresada y autónoma, basada en el respeto por el imperativo categórico y el deber moral en sí mismo, en lugar de depender de incentivos externos.
La idea de la inmortalidad del alma y la existencia de Dios, en el contexto kantiano, no se presentaría como un sistema de recompensas y castigos en el sentido convencional: más bien, se considerarían condiciones necesarias para que el sistema moral funcione coherentemente y tenga un propósito significativo.
Kant creía que la búsqueda de la moralidad y la virtud trascienden la vida terrenal, y la inmortalidad del alma y la existencia de Dios proporcionan un marco que permite la realización y coherencia de este ideal moral.
A diferencia de Aristóteles, Kant no afirmaba que una acción moral específica tuviera una recompensa directa y material en términos de felicidad o éxito mundano: sostenía que la moralidad en sí misma es su propia recompensa, porque al actuar de acuerdo con el deber se manifiesta la autonomía y la dignidad inherentes a la Humanidad. La existencia de Dios y la inmortalidad del alma, según Kant, contribuyen a dar sentido a este sistema moral, pero no se presentarían como un mecanismo de recompensa en el sentido convencional.
Por eso creo que la afirmación de que el esfuerzo moral del hombre no puede ser en vano, por una parte, y la defensa de la inmortalidad del alma y la existencia de Dios como garantías de esto, por otra, no son contradictorias con la máxima kantiana de que a una acción moral nada puede añadir ni mermar la posterior recompensa.
Un saludo.