En la actualidad dicha Ley nos parece algo abominable. Lo que poca gente sabe es que dicha Ley supuso un gran avance para la humanidad (Principio de justicia retributiva). Dicha ley se instauró ya hace unos 38 siglos en Mesopotamia (Código de Hammurabi) y su finalidad era acabar con cualquier tipo de venganza injustificada o de no proporcionalidad entre el crimen y el castigo.
Podemos leer en Wikipedia: “Ley del talión (latín: lex talionis) es la denominación tradicional de un principio jurídico de justicia retributiva en el que la norma imponía un castigo que se identificaba con el crimen cometido, obteniéndose la reciprocidad. El término "talión" deriva de la palabra latina talis o tale que significa "idéntico" o "semejante" (de donde deriva la palabra castellana "tal"), de modo que no se refiere a una pena equivalente sino a una pena idéntica. La expresión más conocida de la ley del talión es el pasaje bíblico "ojo por ojo, diente por diente"…………1Históricamente, constituye el primer intento por establecer una proporcionalidad entre el daño recibido en un crimen y el daño producido en el castigo, siendo así el primer límite a la venganza. La mayor parte de los ordenamientos jurídicos se han basado en la ley de talión, especialmente en la Edad Antigua y en la Edad Media. La crítica ilustrada al sistema legal del Antiguo Régimen (particularmente a partir del tratado de Cesare Beccaria, De los delitos y las penas, 1764) incluyó la superación de ese concepto. En la actualidad existen ordenamientos jurídicos que parcialmente incluyen la ley del talión, especialmente la sharia, en vigor en ciertos países islámicos.”
Es decir, la ley del Talión es una ley basada en la identidad entre el castigo y el crimen cometido. Por tanto, y como bien se dice, no se trata de establecer una proporcionalidad (esa consideración será posterior) entre el crimen y el castigo sino que se trata de una mera identidad. Mediante esta ley, o mejor dicho, mediante esa concepción de la justicia, lo que se pretendía era acabar con toda desproporción entre el crimen y el castigo. El aforismo no decía “3 ojos por ojo, ni 8 dientes por diente” sino “ojo por ojo y diente por diente”. La solución que se adoptó, por tanto, para acabar con la desproporción entre el crimen y el castigo no fue por la vía de la proporcionalidad sino por el de la identidad.
En la actualidad, y por razones morales, nos parece injustificado aplicar el principio de identidad. Si desde el punto de vista moral nos parece del todo injustificado y abominable que una persona arranque un ojo a otra persona pues por justa reciprocidad nos parecería inmoral que el castigo consistiera en la realización de exactamente el mismo acto que juzgamos como inmoral. De no ser así no habría ninguna diferencia entre las víctimas y los verdugos. Al final estaríamos realizando, y para castigar un acto que juzgamos como inmoral, exactamente el mismo acto que juzgábamos como inmoral.
Creo que, y de alguna manera, la concepción de la justicia que se refleja en la Ley del Talión sigue vigente, pero ya no solo en el inconsciente colectivo, sino en el Derecho positivo. Pero no solo en ciertos países islámicos (sharia) sino en algunas sociedades Occidentales. Y me refiero, por ejemplo, a la existencia de la pena de muerte en algunos estados de los Estados Unidos. Porque qué es en el fondo, sino una ley del talión, el castigar al criminal con una acción idéntica a la que el mismo criminal realizó. O dicho de otra forma: “si tú quitas la vida nosotros te quitamos tu vida”.
Es decir, si la ley del Talión o el Principio de justicia retributiva basado en la identidad entre el crimen y el castigo se analiza al margen de todo proceso histórico muy posiblemente se llegue a la consideración de que dicho principio constituye una atrocidad. Pero si dicho principio se estudia dentro del acontecer histórico muy posiblemente se podría llegar a la conclusión de que dicho principio supuso un salto cualitativo positivo con respecto al concepto de justicia que existía con anterioridad aparte de considerar que dicho principio posibilitó la concepción actual que poseemos en torno a la justicia.