El año pasado, cuando me enfrenté a esta asignatura y al texto del Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres de Rousseau que escogí, me encontré con una frase latina al final de su prefacio un tanto ambigua:
Las investigaciones políticas y morales a que da ocasión la importante cuestión que yo examino son útiles de cualquier modo, y la historia hipotética de los gobiernos es para el hombre una lección instructiva bajo todos conceptos. Considerando lo que hubiéramos llegado a ser abandonados a nosotros mismos, debemos aprender a bendecir a aquel cuya mano bienhechora, corrigiendo nuestras instituciones y dándoles un fundamento indestructible, ha prevenido los desórdenes que habrían de resultar y hecho nacer nuestra felicidad de aquellos medios que parecían iban a colmar nuestra miseria.
Quem te Deus esse Jussit, et humana qua parte locatus es in re, Disce.
Podríamos traducir esta última frase como "Aprende lo que Dios quiso que fueses y en qué puesto te ha colocado dentro de la sociedad." Y no me parece que Rousseau anduviera muy preciso al citarla por la ambigüedad que despierta pues "aprende lo que Dios te ordena ser" es el previo de cualquier cosa: Si te ordena que debes ocupar tu lugar de súbdito que no puede jamás subvertirse, le vale a Hobbes, con el que el ginebrino bien discreparía. Si te ordena ser libre, y que no debes someterte ni al dictado de la propiedad que te desnaturaliza ni al dictado del tirano injusto, le vale a Rousseau, pero no a Hobbes quien tenía urticaria a toda disidencia y más la que siquiera insinuara la opción del tiranicidio.
Pero como lo fáctico en aquellos tiempos era más bien el nacer sin quererlo bajo una monarquía absoluta o similar, parecería que este contentarse con la realidad está lejos de la revolucionaria inspiración que supondría Rousseau para la Francia inconformista de finales del XVIII o para el marxismo reivindicativo del XIX. Por lo que la frase me pareció incluso desafortunada para la tesis de Rousseau.