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TEMA: Sobre el sentido analógico del ser en Averroes

Sobre el sentido analógico del ser en Averroes 07 Feb 2011 22:29 #1118

  • Nolano
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Con todo el alboroto que se ha montado sobre el asunto, nos hemos dejado lo más importante en realidad: el debate filosófico.

Espero que no te hayas examinado todavía, Escarlata, y que, a falta de mayores apoyos por parte del equipo docente de la asignatura, te puedan servir de ayuda estas notas sobre como pienso yo que hay que entender el epígrafe de Miguel Cruz sobre el “sentido analógico del ser” en Averroes (p. 191, del tomo 2 de la “Historia del pensamiento en el mundo islámico”).

A tal efecto, conviene empezar antes, para situarnos, por lo que dice Cruz al final de la página 188, en el epígrafe “a) El objeto de la filosofía primera”: “La fundamentación ontológica del saber permite al hombre aspirar a un conocimiento universal que debe entenderse en sentido analógico” (todas las negritas, aquí y en lo que sigue, son mías). Y continúa, en la página siguiente, refiriéndose a una división tripartita del conocimiento en Averroes: 1) las ciencias naturales o física; 2) las matemáticas; y 3) la metafísica. Esta última se ocupa de “los principios que existen por sí con independencia de la materia”, y, dado que la física se ocupa directamente de la causa material y formal, la filosofía primera o metafísica se ocupa especialmente de la causa formal y de la causa final. Hay otra mención importante en este epígrafe que conviene tener en cuenta: “Así, las causas últimas de todos los seres coinciden globalmente, siendo necesario por ello que este tipo de estudio deba iniciarse con una absoluta precisión terminológica. El análisis de los términos forma parte de la metafísica, ya que sin él no podría descubrirse el sentido analógico...”

Vayamos ya a la página 191, donde se explica por Cruz la “concepción fuertemente aristotélica” de Averroes, que toma pie del sistema aristotélico de causas, que también conviene aclarar brevemente. Dejando a un lado, pues ahora no nos interesan, la causa eficiente y la causa final, quedémonos con la causa material y la causa formal (en esta cuestión siempre recomiendo el primer tomo de la Historia de Copleston, pues es de una claridad ejemplar). Para Aristóteles la materia (hyle) era lo que individualizaba a los seres; se trata de algo informe, pero fundamental para que la forma tome cuerpo y adquiera existencia en el mundo real, existencia en acto (enérgeia). Los géneros y las especies no tienen existencia real, y sólo los individuos existen; por tanto, a diferencia de las Formas (eidoi) platónicas, la causa formal aristotélica no tiene existencia separada de la materia. Naturalmente, la materia adquiere forma, pero esa forma actual es deficiente, es imperfecta; la forma confiere al individuo la capacidad o potencia (dýnamis) de perfeccionarse, de alcanzar la perfección de la forma que le es propia, o entelequia (enteléjeia). Ese es el juego y relación mutua que guardan la causa material y la formal, y por eso el sistema aristotélico es conocido como hilemorfismo (de hyle, materia, y morfos, forma).

Vayamos, provistos de ese bagaje conceptual, al texto de Cruz sobre Averroes: “El carácter concreto y complejo de los entes confiere a la ciencia del ser su modalidad analógica. El objeto primero, propio y próximo de la filosofía primera, es el ser en tanto que ser”. Los entes actualmente existentes, como hemos visto, son los individuos: no existe en acto algo como el manzano o el caballo, sino ese manzano de ahí o aquel caballo de allá. Pero de esos entes singulares se ocupan las ciencias naturales o la física. La metafísica se ocupa de la causa formal, pero ni siquiera en tanto la forma de tal o cual género o especie, sino de lo que tienen en común todos los seres, del ser en general, desprovisto de cualquier atributo no ya individualizador, sino ni siquiera especificador o genérico: del ser como atributo universal. O, lo que es lo mismo, aquello en que todos los seres son análogos. Ése es el “sentido analógico del ser” de que habla Cruz.

Reproduce Cruz a continuación un texto de Averroes, en el que éste habla de que “el ser se dice en dos sentidos: lo verdadero y lo opuesto a la nada”. En castellano tenemos dos palabras diferentes para recoger estos dos sentidos: existir y ser. Con el sentido de “lo verdadero” se refiere Averroes a las afirmaciones de que tal o cual cosa “existe”; eso, referido a tal o cual objeto individual, será verdadero o será falso. La ciencia sobre la existencia, “precede”, como dice el texto, a la ciencia sobre la esencia de las cosas. El estudio de su realidad material actual precede al estudio de su forma. El estudio de la forma, y en su sentido más universal, es el objeto de la filosofía primera. Dice Averroes, refiriéndose a la relación que antes expliqué sobre causa material y causa formal: “los universales de éstas (las categorías) deben su existencia a los individuos, mientras que los individuos deben su inteligibilidad a los [conceptos] universales”. Las formas universales no pueden existir sin los individuos, sin su incorporación a la materia (a diferencia de la doctrina platónica, como antes expliqué); pero sin las formas universales no podríamos entender la realidad, esta sería in-forme, ininteligible. Y así puede decir Averroes que “los individuos existen en la realidad y los universales en la mente”.

Ése es el núcleo de la filosofía primera de Averroes que, como se ve, es un mero epígono de la de Aristóteles. Concluye el epígrafe Cruz con dos párrafos que comentan brevemente dos aspectos puntuales de la metafísica del filósofo cordobés. En el primero de ellos se refiere a las categorías, y explica que Averroes adopta el mismo número de categorías, de la cual la principal es la primera, la “sustancia”. La sustancia ocupa un lugar privilegiado entre las categorías pues no necesita de “otro sujeto de inhesión” (=inherencia de los accidentes a la sustancia, define esta palabra el DRAE). La sustancia es el sujeto ontológico, el sub-iectum, lo que subyace como elemento permanente en todo ente, a diferencia de los accidentes, que se adhieren al sujeto. Pero, además, como hace también el estagirita, Averroes vincula ese aspecto ontológico con el lingüístico, pues la sustancia es el equivalente del sujeto gramatical, que recibe los predicados, pero que él mismo no es predicable de otro sujeto. Esta mención es interesante porque conecta con el moderno concepto de metafísica, entendida más como el estudio de las categorías lógico-lingüísticas y epistemológicas que como la ciencia que trata de entidades trascendentes.

Espero que estas notas te sirvan de ayuda. Por otro lado, me he extendido un tanto en la cuestión de la causa formal y la causa material porque es importante para entender la noética de Averroes. Es una de las alternativas al comentario de texto que se propone en el examen el tratarse de un fragmento de Averroes o sobre él. El juego de causa material y causa formal aparece en la relación entre intelecto pasivo, paciente o material e intelecto agente; y los inteligibles como universales mediando entre ambos. Cuelgo en otro mensaje el examen que realicé en su día en esta asignatura, por si puede también servir de ayuda u orientación a alguien.
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


Jesús M. Morote
Ldo. en Filosofía (UNED-2014)
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Última Edición: 08 Feb 2011 01:06 por Nolano.
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