Nolano escribió:
Por ejemplo, si nos quedamos con la visión de Maiza, será imposible entender de qué hablamos cuando hablamos de "averroísmo latino" y nos resultará ininteligible por qué Herder acusó a Kant de "averroísta".
Pongo a continuación la interpretación del arabista Rafael Ramón Guerrero en su libro Filosofías árabe y judía, editorial Síntesis. Creo que se trata de la versión más neutral por mostrar lo que dijo Averroes en diferentes comentarios al
De anima. Parece ser que Averroes sostuvo posturas diferentes en el
Comentario medio y en el
Gran comentario. Entre corchetes pongo mis comentarios. La tipografía es mía:
"A propósito de su doctrina sobre el intelecto, que fue de las primeras en ser conocida en la Europa latina medieval hacia el año 1225, los latinos pusieron en su boca una teoría que ha quedado compendiada en el siguiente texto de Santo Tomás de Aquino, perteneciente a su obra
De la unidad del intelecto contra los averroístas: «Desde hace algún tiempo se extiende en muchos un error acerca del intelecto, que tiene su origen en lo dicho por Averroes, quien sostiene que el intelecto al que Aristóteles denomina posible, y que él mismo llama con el inconveniente nombre de material, es una cierta substancia separada del cuerpo según el ser, y que en modo alguno se une a él como forma; y, luego, que este intelecto posible es uno para todos los hombres».
De todos los comentarios que Averroes efectuó al libro III de
Sobre el alma de Aristóteles: el
Compendio, la
Paráfrasis o comentario medio y el
Gran comentario,
los averroístas latinos sólo leyeron el Gran Comentario al
Sobre el alma, que únicamente nos ha llegado en su versión latina. Aquí Averroes sostiene efectivamente que el intelecto material, por ser independiente del cuerpo, es uno numéricamente para todos los individuos. Ésta es una opinión a la que ha llegado después de revisar varias veces su propia doctrina inicial. En un primer momento, Averroes sostenía que el intelecto material era una disposición existente en el hombre para recibir las formas inteligibles [G. Fraile lo denomina
virtus imaginativa, y es individual en cada hombre]. Después sostuvo que este intelecto se generaba cada vez que el intelecto agente actuaba sobre el hombre [G. Fraile lo denomina intelecto en acto o en hábito]. La versión
final, tal como se halla en ese
Gran comentario, es la de que el intelecto material es una substancia simple y eterna, única para todos los hombres [es la versión más extendida (pero no la de Martínez Lorca e Idoia Maiza), tal vez por ser la última que sostuvo Averroes, y la que leyeron los averroístas latinos. Es la que figura en el libro de Miguel Cruz].
Esta afirmación se inscribe en la polémica que mantuvo con los comentadores aristotélicos, especialmente contra Alejandro de Afrodisia (siglos II–III), quien, al concebir al intelecto posible [agente o material] como una verdadera materia individualizada en cada hombre [
virtus imaginativa del Fraile], lo entendía como algo perecedero y divisible, además de implicar que el ser humano no poseería por sí mismo ninguna actividad propia, a no ser la meramente pasiva de ser informado por el intelecto agente. Averroes, al sostener la unicidad de este intelecto material, al que llama de esta manera por comportarse como la materia, es decir, por estar en potencia para recibir todos los inteligibles, podría dar cuenta de cómo el hombre conoce el universal por la actuación del intelecto agente.
También en su
Comentario medio al tratado
Sobre el alma reconoce la
unidad plena de los intelectos que, sin embargo, se manifiestan de modo diverso [es decir, el intelecto es siempre el mismo, pero va pasando por diferentes estapas]: «El mismo intelecto material es el intelecto agente. En tanto que está unido a esta disposición corporal, es preciso que sea un intelecto en potencia que no puede percibirse a sí mismo, pero que puede percibir lo que no es él, es decir, las cosas que poseen materia. En tanto que no está unido a esta disposición, ha de ser un intelecto en acto, que se percibe a sí mismo y que no percibe las cosas de este mundo, esto es, las cosas materiales. Así, hay en nuestra alma dos clases de acción [no confundir el intelecto con el alma]: una, la de hacer los inteligibles; se llama intelecto agente; otra, en tanto que los recibe, se le llama intelecto pasivo. Pero ambas no son más que
una y la misma cosa». Es decir, intelecto material e intelecto agente no son otra cosa que
una única y misma substancia [según Idoia Maiza, la
cuasi materia de que están hechas las esferas celestes]. En tanto que autor de las formas inteligibles, se le denomina agente; en tanto que recibe esas formas, es material o en potencia. Ahora bien, no recibe las formas en sí mismo, sino unido a una disposición corporal [
virtus imaginativa del Fraile], esto es, cuando está en el alma humana, donde las recibe abstrayéndolas de las imágenes sensibles, que son las que se forman en la
capacidad imaginativa, que es lo propio del hombre [la
vis imaginativa es lo que perece con cada hombre, salvándose así tanto la ciencia o el saber como la inmortalidad del alma].
Cuando realiza esta operación, cuando el intelecto material recibe las formas de la imaginación, se constituye en intelecto adquirido [el Fraile lo denomina en acto o en hábito], que es el auténtico intelecto individual [parece que se confunde con la
vis imaginativa]; es la ciencia concreta de que dispone cada individuo humano. Este intelecto individual es coparticipación en el saber universal. En consecuencia, el intelecto material, como disposición que el intelecto agente comunica a las almas, es único para todos los hombres. Es evidente, por consiguiente, que la negación de la inmortalidad del individuo, pero no de la especie humana, podría deducirse sin dificultad alguna.
"
Yo creo que esta explicación tiene más en cuenta qué dijo Averroes en qué Comentario en lugar de decantarse definitivamente por una u otra versión.
Pero el caso es que el prólogo del libro de la profesora Idoia Maiza está escrito nada menos que por Miguel Cruz Hernández, que en la cuestión del intelecto sostiene la versión del
Gran comentario, el que leyeron los averroístas latinos. Imagino que la interpretación de la profesora sobre la cuestión el intelecto en Averroes no debió de parecerle nada mal al profesor Cruz Hernández. Prologó el libro de la profesora y le profirió grandes alabanzas.
Este semestre estoy con Historia de la Filosofía Española Antigua y Moderna y Averroes vuelve a ser objeto de estudio y, en particular, el libro
Maestros de Occidente de Martínez Lorca. Pero yo para esto del intelecto no me voy a quedar sólo con la interpretación de Martínez Lorca. Si quiera de pasada mencionaría otras posturas.