Iba a poner esto en el hilo del Excel de comparativa de Lapidario, pero he pensado que era desviar el tema de una aportación tan buena.
Para esta asignatura me vino muy bien leer parte de El ser y los filósofos, de Gilson. Es encontrable en internet. En realidad, más que para la asignatura en sí, va bien para la época en general. Lo que hace Gilson es coger un hilo como "Lo Uno" e ir desgranando cómo tratan el tema los distintos autores a lo largo del tiempo.
Por ejemplo, coge "Lo Uno" y va pasando por Platón, Plotino, Pseudo-Dioniso, Escoto Eriúgena y Eckhart. Coge "El ser y la sustancia" (la verdadera realidad es la sustancia) y pasa por Platón, Aristóteles, Avicena, Averroes, Siger de Brabante, Tomás de Aquino. "Esencia y existencia" (la verdadera realidad es lo que es actualmente): Avicena, Averroes, Duns Escoto, Santo Tomás, Suárez, Kleutgen. "Esencia versus ser": Suárez, Descartes, Wolff, Kant, Hume, Hegel, Kierkegaard... hay más capítulos pero creo que se ve la idea. En total son 300 páginas. Yo me leí las partes que tocaban más a los de este periodo, tengo pendiente acabarlo.
En resumen, creo que está muy bien este libro porque complementa muy bien a los manuales que parten por autor y dentro de autor sus temáticas. En cambio, aquí tienes una división por problemas y vas viendo cómo unos autores continúan los problemas y dialogan entre sí, que es algo que en los manuales no está a veces tan claro. Le irá bien sobre todo al que busque ese pegamento entre autores, esa discusión a lo largo del tiempo, esté cursando la asignatura o la haya acabado y siga interesado en ese pegamento.
Para hacerse una idea, aquí dejo un párrafo de la parte de "Lo Uno":
Lo que Juan Escoto está obviamente tratando de hacer es identificar las Ideas divinas con Dios en la medida en que sus propios principios filosóficos se lo permiten. Pero estos no se lo permiten del todo. En tanto en cuanto son, sus Ideas divinas han de ser creadas, y, puesto que la noción de una «creatura co-eterna» es incongruente, tiene que recaer en la de una creatura meramente eterna. Pero, aun con todo esto, sus Ideas divinas siguen siendo creaturas; ¿cómo pueden, pues, ser todavía divinas? Escoto no encuentra salida a su dificultad, porque no la hay; pero, si bien nos deja sin una respuesta, nos da algo mucho más precioso que conservar, a saber: la llave que abre la interpretación de todas las doctrinas similares durante toda la Edad Media: en cualquier doctrina en la que haya alguna grieta entre el Dios cristiano y las Ideas divinas, la amplitud de esa grieta estará exactamente en proporción al platonismo ontológico de la doctrina. El ser de Platón es demasiado neutro existencialmente para coincidir con El Que Es.