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TEMA: Celia Amorós y su defensa del "cupo femenino"

Re: Celia Amorós y su defensa del "cupo femenino" 03 Dic 2011 21:58 #5602

  • Toposhiperurano
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Bueno, no soy yo la que ha abierto el hilo, pero veo que nuestras posturas han quedado claras y que tenemos un montón de puntos de encuentro con los que elaborar un discurso en el que la mayoría de nosotros respeta la igualdad de oportunidades, que de eso creo que trataba el asunto. Otra cosa es cómo conseguirlo en la práctica, que eso es más difícil y ahí es donde podemor tener algún que otro encontronazo.
Lo que está claro es que el tema del feminismo suscita mucho debate, amén de mezclase, como hemos visto, con los problemas sociales, económicos, culturales, etc que hacen que esas diferencias se agraven más o menos dependiendo del lugar del planeta del que estemos hablando.
Un placer la charla.
Saludos a todos.
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Re: Celia Amorós y su defensa del "cupo femenino" 03 Dic 2011 23:30 #5604

  • Nolano
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Pulpo: la baja por maternidad es obligatoria por el Estatuto de los Trabajadores. Por lo tanto, sólo para los que tienen un contrato laboral. De ahí que Soraya Sáenz de Santamaría (o la ministra Chacón, en su día, si no recuerdo mal) pueda libremente seguir en sus tareas sin infringir la ley.
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


Jesús M. Morote
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Re: Celia Amorós y su defensa del "cupo femenino" 04 Dic 2011 16:24 #5606

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No sé que tiene que ver el feminismo con el PSOE. Espero que los que se sientan liberales o conservadores no sean tan estúpidos como para permitir que se asocie algo tan grande, importante y justo como el feminismo al PSOE. Ni el debate de las cuotas, ni la paridad, ni la lucha contra la violencia doméstica, ni por la igualdad de oportunidades son debates de izquierdas contra derechas. Además en España fue Clara Campoamor, una liberal, la mayor abanderada de los derechos de la mujer. Los derechos humanos no tienen, ni han de tener, signo político.
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Re: Celia Amorós y su defensa del "cupo femenino" 04 Dic 2011 18:35 #5609

No digo lo contrario; quien lo deja caer es Miss Valcárcel en ese speech que has colgado. No he dicho que los del PSOE sean feministas, sólo que usan ese discurso de manera sectaria. De hecho, no lo son, pues en el debate por el voto femenino durante la II república el PSOE votó en contra del voto femenino, por -según diarios de la cámara- estar éste preso del "clericalismo". Las derechas votaron a favor. Es que la realidad supera a la ficción.
¿Podría decirme que camino debo tomar para irme de aqui? preguntó Alicia; "eso depende, en mucho, del lugar al cual quieras ir" contestó el gato. "No importa mayormente el lugar" ; "en tal caso, poco importa el camino" "...con tal de que lleve a alguna parte..." "puedes estar segura de que todos...
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Re: Celia Amorós y su defensa del "cupo femenino" 04 Dic 2011 19:23 #5610

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Creo que con el feminismo sucede como con las llamadas generaciones de derechos humanos: sus primeras olas responden a demandas sobre derechos fundamentales que hoy nos resultan bastante obvios, aunque ello no quiera decir que no quede mucho por hacer en muchos lugares del planeta (igualdad legal por ejemplo). Conforme va progresando, el feminismo desarrolla sus reclamaciones con mayor sutileza, y entonces comienza a dar ese paso gradual desde los derechos "más naturales" (en los que el iusnaturalismo asienta su credibilidad) hacia esa suerte de derechos auto-otorgados (según considera Marina) que siempre resultan más polémicos y para los que suele hacer falta que medie el Estado (su polémica procede fundamentalmente de que resulta más cuestionable que los siempre escasos recursos hayan de priorizarse para la dotación de éstos frente a otros derechos reclamados).

Dicho esto, me parece bastante obvio que la baja maternal tuvo como primer objetivo facilitar la protección laboral de las mujeres (además de facilitar la crianza de los hijos en sus rimeras semanas), cubriendo el Estado la inmensa mayor parte de los costes de la baja y así exigiendo razonablemente que no se pudiera despedir a mujeres por el mero hecho de estar embarazadas o haber dado a luz. Si ahora existe una diferencia que orienta al sector privado hacia la discriminación en las élites empresariales, lo que habrá que hacer no podrá ser contentarse con lo que hay y menos retroceder en dicho progreso, sino tratar de equilibrarlo: de ahí que por ejemplo las mujeres ya puedan traspasar la mayor parte de su baja a los padres de sus hijos sin quebrantar ley alguna (no sé en qué sentido decías, Nolano, que las 16 semanas son irrenunciables por ley); o también aumentando la baja por paternidad (que sólo por la crisis económica no se ha dotado económicamente y por ello no ha entrado en vigor, pero que ya se ha aprobado que suba de las 2 a las 4 semanas, éstas sí irrenunciables por parte del varón para favorecer la corresponsabilidad). La discriminación vendría entonces dada entre quienes tienen y no tienen hijos, al margen de su sexo. Pero de nuevo será el Estado el que deba velar por el interés social. La lógica optimizadora del mercado no sabe de otros valores que no sean los de la maximización del beneficio o el voraz crecimiento insostenible. Con el razonamiento que aplicas, Nolano, para hacer comprensible la discriminación, también podría justificarse el trabajo infantil.

Como ya dije antes en este hilo, la cuestión radica en el esclarecimiento de la legitimidad de este intervencionismo del Estado que corrige situaciones históricas concretas a partir del ideal democrático (y los datos sobre lo que aún nos queda por corregir son bastante más elocuentes que residuales ejemplos en sentido contrario). Es típico que el liberalismo conservador reniegue de este tipo de intervenciones, pues aunque sea bienintencionado resulta miope ante toda situación de injusticia de partida (ignorando en qué consiste la verdadera igualdad de oportunidades), y sistemáticamente la minimiza o la presenta como comparable a otras mucho menos significativas.

Por ejemplo, Nolano, tu comparación entre la torcedura de tobillo y un parto es falaz e incluso lamentable pues el primero es un infortunio, un contratiempo, un inconveniente indeseable, y el segundo es una necesidad biológica para la especie, un servicio para la sociedad que se pretende sostenible, y encima también, como dirías, para solaz de campesinos y señoritos.

No entraré en responder a otras cuestiones, como los ejemplos aislados que se dan y que no sirven para argumentar nada o los zafios e irrespetuosos comentarios, porque se os está calentando la boca en terreno político y a mí el ánimo, y no creo que haya lugar para eso en este foro.
Javier Jurado
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Última Edición: 04 Dic 2011 20:02 por Kierkegaard.
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Re: Celia Amorós y su defensa del "cupo femenino" 04 Dic 2011 19:36 #5611

... O solaz de campesinas y señoritas. ¿Esto qué es, "los pazos de Ulloa"?
¿Podría decirme que camino debo tomar para irme de aqui? preguntó Alicia; "eso depende, en mucho, del lugar al cual quieras ir" contestó el gato. "No importa mayormente el lugar" ; "en tal caso, poco importa el camino" "...con tal de que lleve a alguna parte..." "puedes estar segura de que todos...
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Re: Celia Amorós y su defensa del "cupo femenino" 04 Dic 2011 19:58 #5612

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Más madera al tema. Esta noche a las 23:00, para el que lo quiera ver, el programa Pienso luego existo (en la dos, dónde si no), estará dedicado a la pensadora Celia Amorós.

Filósofa y teórica del feminismo, es una de las pensadoras más destacadas en la actualidad. Abandera el llamado feminismo de la igualdad y ha centrado una parte importante de su investigación en la construcción de las relaciones entre Ilustración y feminismo. Su libro Hacia una crítica de la razón patriarcal constituye un nuevo enfoque desde la perspectiva de género (estudios de género) de la filosofía, pone de manifiesto los sesgos del androcentrismo y reivindica una revisión crítica por parte de las mujeres de la misma.(Extraído de la Wikipedia)

www.rtve.es/television/20110804/celia-am...-existo/452199.shtml
Hay una sola expresión para la verdad: el pensamiento que niega la injusticia. Horkheimer.
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Re: Celia Amorós y su defensa del "cupo femenino" 04 Dic 2011 20:11 #5613

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Aunque fui yo quien abrió este hilo, fue para discutir el capítulo de Amorós del libro obligatorio de Filosofía política; en concreto porque lo que allí se argumenta me parece que se hace mal. Por mi parte no tenía intención de continuar debatiendo y sólo intervine para puntualizar una inconveniente equivocidad con la que jugaba Tasia, la de hablar de “igualdad” sin diferenciar adecuadamente entre “igualdad de facto” e ”igualdad de iure”, confusión que me parece que está en el fondo de todo el malentendido en esta cuestión y que se utiliza falazmente para despistar al público poco avisado. Luego he vuelto a intervenir, Topos, porque me pediste expresamente que escuchara la conferencia de Amelia Valcárcel; y supongo que eso quería decir no sólo escucharla, sino dar mi opinión al respecto.

Pero como de alguna forma el que abre un hilo adquiere cierta paternidad sobre el mismo, no me gustaría dejarlo así, con un cierre tan desabrido, sin hacer un último intento si no de acercamiento de posturas, sí para que, quienes no comparten mis opiniones, por lo menos las entiendan. Y abandonaré el tono irónico de mi último mensaje, pues aunque creo que la ironía puede tener su papel en la filosofía, es fácil que pueda ser interpretada de forma ofensiva, aun sin pretenderlo.

Vamos a suponer que aquí no somos estúpidos y tenemos en uso nuestras facultades de raciocinio. Eso no significa que vayamos a estar de acuerdo, pero creo que sí podemos coincidir en identificar los puntos de coincidencia y los de discrepancia, y entender por qué se produce ésta. Y, de hecho, voy a partir de una cosa que afirma Valcárcel con la que no puedo estar más de acuerdo: la feminidad no es una minusvalía. Y, por tanto, no es necesario que la mujer sea beneficiaria de políticas de “discriminación positiva”. Pero a partir de aquí nuestros senderos se bifurcan. Y es que en mi opinión, si se está de acuerdo en eso, se tiene que estar en desacuerdo con el establecimiento por ley de “cupos femeninos”. Pues si eso no es una medida de “discriminación positiva”, ¿cómo habríamos de llamarla?

Si seguimos haciendo un intento de convergencia de posturas, sin embargo, habrá que coincidir en que tratar en las leyes a mujeres y varones de forma diferente, es discriminatorio; ¿y cómo aceptar esa discriminación jurídica, prohibida por el principio constitucional básico de la “igualdad ante la ley”, si no es por una situación de discriminación de hecho, que la justifica?

Estamos aquí, sin embargo, en un terreno de fronteras borrosas. Si queremos partir de nuestro principio inicial, que la mujer no es un discapacitado, tendremos que justificar de forma diferente las medidas de discriminación positiva en favor de éste de las medidas de desigualdad jurídica a favor de aquélla. Espero que se me permita, entendiendo bien el sentido en que utilizo estas palabras, hablar en el caso de los discapacitados, de una “desigualdad de hecho” natural o física, y en el caso de la mujer, de una “desigualdad de hecho” social, cultural o institucional. Pero habiendo esta desigualdad de hecho (aunque de distinta índole) no hay por qué tener miedo a las palabras y hablar de las medidas de desigualdad jurídica como de medidas de “discriminación positiva” en ambos casos, porque es lo que son.

Y creo que aquí es donde está la discrepancia principal que mantengo con Amorós y Valcárcel. Y es que la ley o la política institucional del Estado no puede cambiar o suprimir la minusvalía física, no puede hacer andar al cojo ni ver al ciego, pues se trata de discapacidades naturales. Pero, sin embargo, el Estado sí puede remover la situación de discriminación de hecho de origen social o institucional, creando el marco jurídico propicio para que tales discriminaciones cesen. Y, llegados a este punto, parece que se abren dos alternativas, que son sobre las que estamos (al menos yo) discutiendo:

1) Hay que crear un marco jurídico discriminatorio, de desigualdad de derecho, para, compensando la desigualdad de hecho existente (por causas sociales), lograr la igualdad de hecho.

2) Hay que crear un marco jurídico totalmente igualitario, de igualdad de derechos, pues sólo si hay un marco institucional igualitario la sociedad podría acabar siendo igualitaria también de hecho.

En mi opinión, el Estado establece el marco institucional de la sociedad; no el marco cultural o social. Pero mediante su legislación está enviando una señal a la sociedad; y si esa legislación dice, “hay que favorecer a la mujer porque está en situación de inferioridad”, está enviando una señal a la sociedad: “la mujer es inferior”. Sería difícil responder a la pregunta de si tradicionalmente la legislación contribuía a la desigualdad de hecho de la mujer o si la legislación se limitaba a recoger la situación de desigualdad de hecho de la mujer. Posiblemente ambas cosas. En todo caso supongo que todos estaremos de acuerdo en que, como óptimo deseable, tendríamos en mente una sociedad en que hubiera igualdad entre el varón y la mujer, tanto de hecho como de derecho; en que no hubiera discriminación entre los sexos, ni legal ni social.

Sin embargo, habiendo coincidencia en el punto de partida y en el punto de llegada, y siendo las divergencias solamente instrumentales, de técnica política, el asunto carece de dimensión filosófica. Y, así las cosas, sobra en mi opinión el capítulo de Amorós en un libro de Filosofía Política. Sencillamente porque el “cupo femenino” puede tener una justificación instrumental, de política a corto, que puede ser compartida o no, pero siempre desde la óptica de la eficacia de la medida para los fines propuestos, pero carece de justificación filosófica, pues no trata de fines, sino sólo de medios para conseguir éstos.

Sin embargo, el debate está ahí y se nos sigue insistiendo en él. Y, como se suele decir, cuando el río suena, agua lleva. Por tanto habrá que detenerse más en los motivos por los que sigue sonando el río.

Amelia Valcárcel, según he leído en la wikipedia, nació en 1950. Es, por tanto, un poco mayor que yo, pero no tanto como para no saber yo de qué está hablando en su conferencia. Allá por 1975, y recuerdo la fecha porque hubo que rectificar un tema de la oposición que entonces preparaba, se aprobó una reforma del Código de comercio para permitir el “ejercicio del comercio por la mujer casada”; también por aquellas fechas la mujer necesitaba el consentimiento uxorio para disponer de sus bienes, incluso aunque éstos fueran privativos de la mujer; y las compañeras que aprobaron la oposición conmigo, en el mismo año de 1975, para desplazarse a sus destinos de funcionarias lejos de su hogar (como suele tener que hacer todo funcionario de recién ingreso) tenían que ir provistas, si tenían menos de 23 años, de un permiso paterno por escrito, pues la pareja de la Guardia Civil que entonces solía recorrer los trenes pidiendo la documentación a los pasajeros, le podía solicitar a la joven que le mostrara dicho permiso. Sin contar con que los jóvenes nos solíamos instalar en pisos donde nos dábamos a la vida más o menos libertina (en la escasa medida de nuestros recursos económicos), mientras las jóvenes (tan funcionarias como nosotros) solían tener que recluirse en los alojamientos “de señoritas” regentados por monjas, que las obligaban a llegar antes de las 10 de la noche. Eso sin contar con que, por ejemplo, las mujeres tenían vetado el acceso a ciertos cuerpos superiores del Estado pues, para opositar a Juez o a Notario, era necesario ser varón. Tengo la suficiente buena memoria como para acordarme de eso. Y recuerdo lo humillante que eso llegaba a ser; para ellas y para los que, como yo, y creo que éramos la mayoría, estábamos en total desacuerdo con ese estado de cosas.

De eso han pasado 35 años; no son tantos, si nos guiamos por los “ritmos” de las transformaciones sociales, normalmente lentos. Y el caso es que no hizo falta ninguna legislación discriminatoria en relación con la mujer para cambiar ese estado de cosas; bastó con suprimir las normas que injustamente perjudicaban a la mujer. Fue la sociedad la que instó el cambio de leyes, no el cambio de leyes el que instó el cambio social.

Naturalmente, no voy a negar que la realidad de hecho hoy en día no es igualitaria. Pero hay que tener en cuenta que no se puede borrar un poso histórico así como así. Todavía quedamos gente de la edad de Amelia Valcárcel y la mía en un tejido social que, por consiguiente, acarrea una injusticia histórica acumulada; eso no se puede borrar de un plumazo. Pero no lo va a borrar tampoco el “cupo femenino”. De hecho consideraría personalmente (y al menos mis hijas también lo creen) humillante ocupar una plaza “de cupo”. Sería humillante, supongo, para Teresa Oñate, o para las profesoras Pilar Castrillo y Amparo Díez, si ocuparan una plaza “de cupo” en la UNED, pasando por delante de varones más competentes que ellas. Sería humillante para Angela Merkel si fuera Canciller de Alemania porque la Constitución impusiera que cada tres presidentes varones ha de haber una mujer. Eso sí que es humillante para la condición de la mujer; o a mí me lo parece.

Claro que la cosa cambia si no eres Angela Merkel; si no te alcanza para algo que quieres ser y para lo que necesitas una “ayudita”. Es decir, si ves las cosas bajo la óptica de tu propio interés. Quiero que se me entienda bien: no estoy diciendo que todo el que está a favor del “cupo femenino” vaya de mala fe y esté buscando una ventaja. Sin embargo, creo que hay mucha gente engañada por un metarrelato, este sí, pergeñado interesadamente. No es cosa rara en nuestra sociedad: siempre hay gente buscando cómo lograr un privilegio, cómo saltarse la ley que se aplica al resto de los mortales, cómo conseguir contratas públicas sin concurso público, cómo saltarse la cola. Y hay auténticas agencias de formación de opinión pública al servicio del mejor postor. Creo que eso es bastante sabido. Al fin y al cabo, siempre hay algún motivo para que uno piense que él es especial, que a él hay que darle de comer aparte. Creo que nos hallamos ante un fenómeno sobre el que se ha llamado certeramente la atención (ver Enlace), el de adoptar el papel de víctima sin haberlo sido nunca, para obtener un privilegio fundado en la culpa del verdugo por el dolor causado a víctimas pasadas.

En mi último mensaje traté de poner en evidencia cómo en nuestra sociedad de la imagen, se implementaba un relato de ese tipo. Es evidente que Amelia Valcárcel lo utiliza en su conferencia, de forma ingenuamente palmaria, al hablar de la prostitución; al comienzo de su conferencia se refiere al tercer mundo, esas pobres miserables prostituidas a la fuerza, para el servicio de los varones del primer mundo que, como nuestras mujeres ya no se nos muestran sumisas, tenemos que pagar para que las pobres del mundo subdesarrollado se plieguen a nuestros actos de dominio sexual. Adecuada y oportuna identificación, por otro lado, del varón con el despreciable hombre blanco explotador del tercer mundo. Por favor. ¿Dónde vive Valcárcel? ¿Con qué tipo de varones se trata en el día a día? ¿Cómo elevar el tráfico sexual de jóvenes prostitutas a categoría general que tenga que dirigir la política legislativa de España respecto de la mujer? ¿Es eso serio? (Sin contar con la invención de que “puta” viene de “puteo”, oler mal, cuando parece bastante obvio que es una contracción de “prostituta”, pues no sé quien iba a pagar por tener trato con una maloliente. Pero en esta clase de juegos vale todo.)

El problema con estos metarrelatos interesados es que chirrían frecuentemente al entrar en contacto con la realidad. Si tomamos como premisa, sobre la que se fundamenta todo el metarrelato, que “la sociedad está dominada por los hombres, que son los que mandan”, podemos encontrarnos con un caso como el de Angela Merkel. Entonces hay que razonar según el siguiente silogismo:

Los hombres mandan.
Angela Merkel manda.
Luego:
Angela Merkel es un hombre.

Entonces, a Angela Merkel se la invisibiliza como mujer. Se la presenta siempre con porte varonil o, en caso contrario, se la somete a chirigota si se la visualiza bajo el estándar icónico femenino:

Enlace

Enlace

Esta “invisibilización” o manipulación de los iconos contrarios al metarrelato se ve acompañada con la “sobrevisualización” del icono opuesto, éste sí muy adecuado: el crápula poderoso, Berlusconi, que recurre habitualmente a la prostitución para satisfacer sus impulsos naturales de macho dominante que no puede satisfacer en su casa con su mujer. Creo que es oportuno llamar la atención sobre el hecho de que la eficacia del metarrelato se potencia porque desde el lado opuesto, desde el machismo, hay interés en mantener exactamente el mismo dispositivo icónico.

Espero haber resultado un poco más claro que en mi precedente intervención. Y si no resulto convincente, que al menos se tomen en consideración los motivos y razones de mi punto de vista.
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Última Edición: 04 Dic 2011 21:23 por Nolano.
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Re: Celia Amorós y su defensa del "cupo femenino" 04 Dic 2011 20:45 #5614

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Kierkegaard escribió:
las mujeres ya puedan traspasar la mayor parte de su baja a los padres de sus hijos sin quebrantar ley alguna (no sé en qué sentido decías, Nolano, que las 16 semanas son irrenunciables por ley)

No me había planteado nunca que la baja por maternidad fuera renunciable de forma absoluta. No soy un experto en Derecho laboral, pero lo miraré con más calma. En todo caso, ese traspaso de semanas de la madre al padre no es posible para las 6 semanas inmediatamente siguientes al parto.
Kierkegaard escribió:
cubriendo el Estado la inmensa mayor parte de los costes de la baja

¿Y por qué no cubre todos los costes? Sería una buena forma, aunque tal vez un poco cara, de no discriminar al empleo de personal femenino por las empresas.
Kierkegaard escribió:
también aumentando la baja por paternidad (que sólo por la crisis económica no se ha dotado económicamente y por ello no ha entrado en vigor, pero que ya se ha aprobado que suba de las 2 a las 4 semanas, éstas sí irrenunciables por parte del varón para favorecer la corresponsabilidad

Insisto en la hipocresía de esta legislación, lo que incide negativamente en el empleo femenino. El Estado paraliza la medida porque no tiene dinero para asumirla, pero no se plantea en absoluto si las empresas y profesionales empleadores tienen ese dinero para asumir la medida. Es bastante fácil (o eso se creen algunos) arreglar el mundo, pero siempre que sea con el dinero de los demás.
Kierkegaard escribió:
Con el razonamiento que aplicas, Nolano, para hacer comprensible la discriminación, también podría justificarse el trabajo infantil.

No entiendo, Kierkegaard, en qué sentido mis razonamientos pueden utilizarse para justificar el trabajo infantil.
Kierkegaard escribió:
Por ejemplo, Nolano, tu comparación entre la torcedura de tobillo y un parto es falaz e incluso lamentable pues el primero es un infortunio, un contratiempo, un inconveniente indeseable, y el segundo es una necesidad biológica para la especie

No creo que mi analogía sea falaz. Una analogía es falaz si compara casos que no son equiparables para los fines argumentativos de la comparación.
Toposhiperurano escribió:
no sé si es bueno que una campesina de a luz en el campo, recoja su placenta y vuelva a cosechar para comer

Nadie había dicho que eso fuese bueno. El caso que propone Topos no me parece que sea un problema de antifeminismo o de machismo. Es un caso de explotación laboral en régimen de semiesclavitud. Supongo que en ese país de que habla Topos que eso sucede, si el varón tiene cualquier dolencia le pasará lo mismo que a la mujer: que tendrá que seguir trabajando, porque no tiene derecho a baja por enfermedad. Por tanto, me parece totalmente pertinente, independientemente de las causas del sufrimiento físico, desmontar eso como un caso de maltrato a la mujer, cuando se trata de un caso de maltrato laboral general, no por causa del sexo. De todas formas, si conocéis el caso de algún sitio donde la mujer nada más parir recoja su placenta y siga trabajando y el varón, si sufre un percance (no tan grave que no le permita tenerse en pie, naturalmente, aunque doloroso) puede darse de baja retribuida, me lo decís y reconoceré que es un caso de discriminación contra la mujer al que no sería aplicable mi analogía.
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Última Edición: 04 Dic 2011 20:53 por Nolano.
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Re: Celia Amorós y su defensa del "cupo femenino" 05 Dic 2011 01:08 #5619

  • Tasia
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Parece que sabes bastante de derecho Nolano y tu post es muy interesante de principio a fin. Yo soy licenciada, pero bastante reciente, y sabemos que eso en cualquier carrera significa tener apenas unos primeros rudimentos para desarrollar en el futuro (si se hace).

-Yo creo que uno de los problemas del debate está en considerar la "discriminación positiva" como una discriminación. Es una denominación muy desafortunada para el concepto y que produce confusión. La discriminación positiva no es más que la promoción de la igualdad "material", frente a la mera igualdad formal como dar a cada uno lo mismo. Aristóteles señalaba en su Ética a Nicómaco que la igualdad aritmética es la que a cada uno da el mismo número y la igualdad geométrica la que da a cada cual lo que le corresponde (siendo la cuestión de qué le corresponde lo controvertido en este segundo caso). El Tribunal Constitucional en reiteradas ocasiones ha aclarado que el artículo 14 de nuestra Constitución (prohibición de discriminación y derecho de igualdad) se refiere a "tratar de modo igual lo que es igual, y de modo distinto lo que es distinto".

De modo que lo mal llamado discriminación positiva, no es ni en el caso de los discapacitados, ni en el de las mujeres, una cuestión de discriminación. Tan injusta es la situación creada por la sociedad en un caso como en el otro y, como señala Aristóteles, lo injusto es una cuestión de desequilibrio que se ha de compensar mediante más carga de lo "bueno" frente a lo "malo", para restituir el punto medio equitativo.
Considerar que en el caso de los discapacitados se pretende poner frente a una desigualdad natural y en el de las mujeres a una artificial, no es tampoco del todo correcto y merece la pena destacar esto por respeto a las personas con discapacidad(hemos visto que algunas desventajas de las mujeres son de origen natural, como los embarazos difíciles y algunas de las desventajas de los discapacitados son "artificiales" como el hecho de que la tecnología no este hecha pensando en ellos).

Esto no implica que la mujer sea inferior, pero tampoco que lo sean los discapacitados, ni los niños, ni los hombres, porque sencillamente nadie es inferior y todo el mundo tiene derecho (no hablo en sentido jurídico) a demostrar su valía personal. Lo único que demuestra la existencia de una discriminación es la presencia de una injusticia que hay que solventar (y no se puede solventar "dando a cada cual el mismo número" en términos aristotélicos, porque esto no equilibraría nada, sino únicamente serviría para situaciones futuras).

-Con respecto a tu consideración de que el debate sobre los medios (qué hacer para evitar la discriminación) no corresponde a la filosofía, no la comparto. En primer lugar porque la filosofía puede reflexionar sobre cualquier cosa; lo que la define no es tanto el objeto como su forma de mirar (busca la profundidad de las cosas y ofrece una perspectiva amplia). En segundo lugar porque los conceptos "medio" y el de "fin", son porosos, de modo que un medio puede ser un fin en si mismo y un fin puede ser un medio para un fin posterior (llegando hasta el infinito en una cadena de fines más profundos y remotos).

-Con respecto a lo de sentirse humillada por tener una plaza de cupo frente a tipos "más meritorios"...olvidas que si existen los cupos es precisamente porque los tipos no son "más meritorios", sino que existe una desigualdad fáctica que hace parecer que es así. Porque al concurrir a plazas las mujeres no llevamos un cartelito que dice (tengo un hijo pequeño y soy madre soltera), o (mi novio me maltrataba y aún así logré prepararme las oposiciones), o (en mi casa soy yo quien limpia, plancha y cocina, y todo ello mientras estudio oposiciones) y no te hablo de dramatismos imaginarios sino de casos que conozco y que dudo mucho que sean cosa aislada (que ellas concilian más que ellos parece cuestión no debatida). Así que sentirse humilladas por tener un cupo ¡no lo creo!, bastante mérito tiene lo que han hecho esas luchadoras ¡como para encima sentirse culpables!

-Por último sobre lo de confundir el derecho con la realidad (no sé muy bien a qué te refieres cuando me acusas de eso). Si lo dices por cuándo dije que las feministas de la igualdad defienden la igualdad de derechos, añado que no solo la igualdad de derechos, sino también la de oportunidades y cualquier otro aspecto legal o no en el que la desigualdad constituya una discriminación.
Si lo dices porque parece que defiendo que los cambios los produzcan las leyes, aclaro mi postura. Hay dos posturas típicas:
-Los que caen en la falacia de que las normas se corresponden con la realidad y son el motor de los cambios sociales.
-Los que caen en la falacia de que las normas son papel mojado porque la realidad social se impone marcando el rumbo.
Si esto último fuese cierto podríamos tirar a la basura nuestras constituciones y cartas de derechos y dejar que los políticos hagan lo que quieran (de todos modos lo van a hacer, según esa teoría).
Mi postura no es ni la una ni la otra, es la del gran constitucionalista alemán Hesse: las normas pueden hacer algo por cambiar la sociedad siempre que se correspondan con una voluntad real existente en la sociedad. Por tanto las normas pueden ser motor de cambio y pueden anticipar la realidad (aunque no se identifiquen con la misma per se).

Bueno, espero no estar resultando muy cansina en este debate. Normalmente los leo sin participar porque sentía que los emocionantes debates vuestros tienen un nivel muy alto y estuve buscando uno en el que tuviese algo que decir (pensando en un solo post, no en un montón).

Saludos!
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