Bienvenido, Invitado
Nombre de Usuario: Contraseña: Recordarme

TEMA: Separatistas y Separadores

Re: Separatistas y Separadores 09 Feb 2014 21:15 #19577

  • Nolano
  • Avatar de Nolano
  • DESCONECTADO
  • Escolástico
  • Mensajes: 4043
  • Gracias recibidas 4075
En toda esta cuestión de los nacionalismos en España yo tengo una teoría que no he leído ni escuchado a nadie todavía y que, sin embargo, forma parte de mi experiencia personal en este asunto y creo que de la de gran parte de mi generación. El éxito actual de los nacionalismos periféricos (o regionalismos) –y por “actual” me refiero a lo ocurrido en las últimas décadas en España- creo que tiene mucho que ver con el llamado “mito de las dos Españas”.

Quien ha expuesto ese mito con mucha claridad es Fernando García de Cortázar en “Los mitos de la Historia de España”, cuyo capítulo primero se titula Cuando Dios era español. Os reproduzco unos pasajes, cuya extensión queda justificada por su interés:
García_de_Cortázar escribió:
El historicismo centroeuropeo y el tradicionalismo francés se fusionaron en aquel cambio de siglo con el conservadurismo arcaísta español, configurando un relato de la historia de España con Dios como principal fuerza dirigente. La España eterna, la España reaccionaria e inmóvil de Donoso Cortés y Jaime Balmes, la España romántica e inquisidora de Menéndez Pelayo, la España regeneracionista y clerical de Antonio Maura o la caballeresca e imperial de Ramiro de Maeztu, transformado en los años veinte en paladín de la derecha militante, se recuperó del naufragio del 98 y se llenó de religiosidad doctrinaria para oponerse a la peligrosa nación liberal que desde Mendizábal, Giner de los Ríos, Pi i Margall o Pérez Galdós y, luego, Unamuno, Ortega o Azaña se presentaba como alternativa... Había cuajado, finalmente, el mito elaborado por Marcelino Menéndez Pelayo al declinar el siglo XIX:
«La Iglesia nos educó a sus pechos con sus mártires y confesores, con sus padres, con el régimen admirable de sus concilios. Por ella fuimos nación, y gran nación, en vez de muchedumbre de gentes [...] nacidas para presa de la tenaz porfía de cualquier vecino codicioso...»
(...)
Teólogo e historiador, don Marcelino había tallado con su prosa febril una España católica, eterna, tal y como la podía soñar a finales del siglo XIX un intelectual católico desbordado de ideales románticos. El polígrafo santanderino moriría en 1912, pero sus obras, tras haber suscitado muchas pasiones y muchas dudas, caerían sobre un suelo fértil, desellando el oído de muchos españoles proclives a las revelaciones místicas. Tal vez, pese a la fama que le acompañó en vida, murió don Marcelino sin saber que con las páginas de la Historia de los heterodoxos españoles había redactado una ciencia de esperanzas mesiánicas, de creencias y prejuicios, de ilusión y de castigo, una ciencia que armaría de ideas el discurso de la derecha militante y que tiempo después se vería corroborada cara al sol. (pp. 21-24)

La historia viene de lejos, de bastante más lejos que de Menéndez Pelayo. Américo Castro en su Cervantes y los casticismos españoles ya hacía un repaso a esas generaciones de españoles del Siglo de Oro que sufrieron marginación por no ser cristianos viejos (Cervantes, Santa Teresa de Ávila, Fray Bartolomé de las Casas, etc.), por no poder ser considerados “españoles del todo”, sino advenedizos por la sangre judía de sus antepasados. Pero desde luego, la cosa se empezó a decantar en el sentido que apunta García de Cortázar a raíz de los acontecimientos que abren el siglo XIX español. Pérez Reverte, en una de sus historias noveladas (Un día de cólera) que evoca el terrible día del 2 de mayo de 1808 en Madrid, no se olvida de aquellos personajes cultos, liberales, de tendencias francófilas por eso mismo, pero tan españoles como el que más (por ejemplo, Fernández de Moratín), que se encerraron en sus casas, angustiados, temiendo lo peor para sí y sus familias, mientras corrillos de “majos” y “manolas” enfurecidos recorrían las calles tomadas por la barbarie. Galdós, en sus Episodios Nacionales, también recuerda cómo, con las tropas francesas, derrotadas en la batalla de Vitoria y de retirada hacia Francia, iba multitud de españoles temerosos de la venganza que les esperaba por “afrancesados” si permanecían en España. La cosa se fue repitiendo periódicamente y la cantidad de intelectuales y artistas liberales españoles que tuvieron que recorrer el camino del exilio durante el siglo XIX resulta interminable.

Se fue forjando, así, el mito de las dos Españas; y quien no perteneciera a una de ellas, la de Menéndez Pelayo, se consideraba “antiespañol”, no-español, miembro de lo que se dio en llamar “Antiespaña”. Durante el franquismo ese mito permaneció de forma continua, alentado desde el Régimen; en Historia de la Filosofía Española se estudia el drama de José Gaos o María Zambrano, esos filósofos españoles que vivieron casi toda su vida en el exilio. En los discursos aparecían frecuentemente los “enemigos de España”, que no sólo eran nuestros vecinos, sino los propios españoles ideológicamente contrarios al Régimen, a los que se les negaba el estatuto de “españoles”; como a esos “heterodoxos” a que se refería Menéndez Pelayo.

Y voy a lo que motiva este hilo. Toda una generación de españoles que estábamos en contra del Régimen de Franco y queríamos la democracia, nos hemos criado en ese ambiente de las dos Españas. Y continuamente, por no comulgar con un ideario producto de la mezcla de fascismo, catolicismo y tradicionalismo rancio, se nos estaba tildando de “no españoles”; eso fue generando, por sí mismo, un cierto “odio a España”, porque España era aquello y de allí se nos excluía. Por eso, si alguien llevaba una bandera española como pegatina, ya sabías que ése era un “facha”; los de la “Antiespaña” no llevábamos banderas españolas y aun hoy en día creo que yo no sería capaz de llevarla sin cierto resquemor, que no me abandona tampoco cada vez que oigo la “Marcha de Granaderos”; como digo, así se generó en toda una generación un “odio” a España (hasta el nombre de nuestra nación quedó oculto en nuestros propios discursos bajo eufemismos como “este país” y similares).

El problema es que, como es sabido, y en Filosofía Política se habla de ello, la mayoría de las personas necesitan una identidad nacional, o se sienten a gusto con ella. Y si esa identidad nacional no es la española, pues la gente se acoge a la primera que tiene a mano. Creo que eso explica cómo gente como Montilla o Carme Chacón en Cataluña (y tantos hijos de emigrantes) se resisten a dar un paso en favor de España y se adhieren a un nacionalismo catalán; con la comprensión de sus comilitones de este lado del Ebro. El fenómeno es similar en el País Vasco, donde he conocido gente de todas las tierras de España, ellos mismos o sus padres, apoyando a Herri Batasuna electoralmente y en la calle, y pidiendo en los Ayuntamientos el DNI vasco. Es gente que habla y utiliza habitualmente el castellano (ya recientemente, algo de catalán o euskara, por la escolarización en esos idiomas y los medios de comunicación públicos), gente que se lo pasa bomba bailando sevillanas o rumbas (recuérdese que Manolo Escobar o Peret son catalanes) y a los que bien poco les dice un aurresku o una sardana. Sin embargo, están dispuestos a votar la independencia separándose de España.

Por eso, cuando Castelao hablaba de separatistas y separadores, hablaba por sí mismo, que se sentía gallego. Pero ¿cuál podía ser la patria de los castellanos, extremeños, aragoneses, que eran tan víctimas como los gallegos de su segregación por ser “antiespañoles”? ¿En qué nación podían refugiarse? Así que, primero los emigrantes a Cataluña y el País Vasco y, después, ya todos con el famoso “café para todos” de Suárez en la transición a partir de 1977, cada uno se ha ido refugiando en su región o nacionalidad o lo que sea, buscando unas señas de identidad que en España se les habían negado desde hacía más de un siglo.

El problema es cómo recomponer ahora todo ese inmenso desaguisado. No podemos escapar de nuestra propia historia.
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


Jesús M. Morote
Ldo. en Filosofía (UNED-2014)
Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla
Última Edición: 09 Feb 2014 23:54 por Nolano.
El administrador ha desactivado la escritura pública.
Los siguientes usuarios han agradecido: pulpo, GBMF, alekhine,

Re: Separatistas y Separadores 09 Feb 2014 23:11 #19586

  • pulpo
  • Avatar de pulpo
  • DESCONECTADO
  • Escolástico
  • calamar
  • Mensajes: 1716
  • Gracias recibidas 1056
Hermes Trimeg. dijo
No creo, Nolano, que mi mensaje mereciera tanta atención, ni un trabajo de exégesis tan exhaustivo acerca del eslogan. Pero se agradece tu prolija explicación.

Fue un comentario a vuelapluma a raíz de que, poco antes de tu mensaje

Pues la tiene y mucho que decir y comenzar a aclarar muchas cosas que de otra manera no se entera nadie. Tenemos, por lo que veo, algunos una visión pareja de como se ha amañado y cocinado la idea española que algunos relacionan con la leyenda negra, la ortodoxa o la heterodoxa, con sus exégetas. Para muchos es nuevo lo que comentamos o para otros ni siquiera interesa, les suena a chino. La propaganda lo hace muy bien y ha funcionado durante ochenta años sin contar los que de otro modo habían estado gestando la defensa del tradicionalismo español. El estado laico nunca ha llegado por estas latitudes, lo más cercano el aconfesional y pensar así no es separatista pero pensar lo contrario es disgregador, provoca aborrecimiento. Llegará un día que el foro sea cerrado por sedicioso (ya , no daré luces)
Última Edición: 09 Feb 2014 23:13 por pulpo.
El administrador ha desactivado la escritura pública.
Los siguientes usuarios han agradecido: Nolano,

Re: Separatistas y Separadores 09 Feb 2014 23:58 #19590

  • Nolano
  • Avatar de Nolano
  • DESCONECTADO
  • Escolástico
  • Mensajes: 4043
  • Gracias recibidas 4075
Como creo que somos más o menos de la misma edad, Pulpo, ya me imaginaba que compartirías mi tesis, pues has vivido todo eso. Por eso mismo es tan lamentable que Santesmases, que también es más o menos de nuestra quinta, se dedique a pergeñar eslóganes, en vez de intentar, desde su posición, buscar soluciones a este enredo.
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


Jesús M. Morote
Ldo. en Filosofía (UNED-2014)
Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla
El administrador ha desactivado la escritura pública.
Los siguientes usuarios han agradecido: GBMF

Re: Separatistas y Separadores 10 Feb 2014 00:20 #19593

"Europa! Esta nocion primitiva e inmediatamente geografica nos la han convertido por arte magico en una categoria casi metafisica. Quien sabe hoy ya, en Espana por lo menos, lo que es Europa? Yo solo se que es un chi~ bolete (vease mis Tres ensayos). Y cuando me pongo a escudrinar lo que llaman Europa nuestros europeizantes, pareceme a las veces que queda fuera de ella mucho de lo periferico -Espana desde luego, Inglaterra, Italia, Escandinavia, Rusia...- y que se reduce a lo central, a Franco -Alemania con sus anejos y dependencias.

Todo esto nos lo han traido, digo, el Renacimiento y la Reforma, hermanos mellizos que vivieron en aparente guerra intestina. Los renacientes italianos, socinianos todos ellos; los humanistas, con Erasmo a la cabeza, tuvieron por,un barbaro a aquel fraile Lutero, que del claustro saco su impetu, como de el lo sacaron Bruno y Campanella. Pero aquel barbaro era su hermano mellizo; combatiendolos, combatia a su lado contra el enemigo comun. Todo eso nos han traido el Renacimiento y la Reforma, y luego la Revolucion, su hija, y nos han traido tambien una nueva Inquisicion: la de la ciencia o la cultura, que usa por armas el ridiculo y el desprecio para los que no se rinden a su ortodoxia."

Estas expresiones, ¿Recuerdan a la España o a la Anti-España? o si se quiere ¿a los inmovilistas o a los "progresistas"?
¿Podría decirme que camino debo tomar para irme de aqui? preguntó Alicia; "eso depende, en mucho, del lugar al cual quieras ir" contestó el gato. "No importa mayormente el lugar" ; "en tal caso, poco importa el camino" "...con tal de que lleve a alguna parte..." "puedes estar segura de que todos...
El administrador ha desactivado la escritura pública.

Re: Separatistas y Separadores 10 Feb 2014 12:41 #19605

  • Avatar de
Efectivamente, acuerdo tanto con Nolano como con El genio maligno. Cuando Menéndez Pelayo escribió la historia de los heterodoxos españoles estaban empezando nuestros escritores responder sobre el ser de España, el fue uno de los aldabanozos, y luego le siguieron muchos otros. Fue de una importancia grande aquel estudio. Después Azaña buscó en Castilla y sus comuneros, por ejemplo; Ortega con <La España Invertebrada> Unamuno con <En torno al casticismo>, y muchos otros. Hoy sabemos mucho más con númerosos estudios, pues creo que dieron palos de ciego todos. Marcel Bataillón escribió un libro esclarecedor sobre Erasmo. Druante el siglo XVI su influencia fue importante. La Universidad de Alcalá doctoraba en Teología por tres vías posibles: Escotista, nominalista y tomista. Y sus imprentas tradujeron e imprimieron a Erasmo e hicieron la Biblia Políglota Complutense, que fue la base para las Biblias posteriores. Sin embargo, creo que un buen grupo de doctores de Alcalá fueron a Trento. Hubo un debate muy intenso sobre <el humanismo erasmista>, que fue de alguna manera el tipo de Renacimiento español, con aquella fachada de Gil de Hontañon. El siglo siguiente fue el barroco tridentino. Siempre he pensado que entre esos dos siglos se pusieron las bases reales del ser de España y ese cainismo que Unamuno describió en Abel Sánchez, y por donde se sitúa eso que Pelayo llamó los heterodoxos españoles. Si se visita la ciudad de Alcalá de Henares su urbanismo representa ese conflicto de un modo arquitectónico. La fachada renacentista de la Universidad contrasta con la Alcalá conventual de las órdenes religiosas posteriores, que tratan de sacar a la calle el mayor número de espadones, cúpulas. Ignacio de Loyola fue cocinero en un hospital de Alcalá, San Juan de la Cruz fue rector de un colegio Universitario, hubo un proceso contra erasmistas y luteranos. En fin que esos siglos son esclarecedores y ya se tiene una materia que entonces no había. Nolano ha dicho muy certeras palabras sobre lo que ocurre a día de hoy y la sustancia de la realidad política y el lugar donde se sitúa el problema.
Última Edición: 10 Feb 2014 12:45 por .
El administrador ha desactivado la escritura pública.

Re: Separatistas y Separadores 10 Feb 2014 12:44 #19606

  • Nolano
  • Avatar de Nolano
  • DESCONECTADO
  • Escolástico
  • Mensajes: 4043
  • Gracias recibidas 4075
Creo que sé por dónde vas, citando ese texto de Unamuno. A mí también me sorprendió que García de Cortázar metiera entre los de "la otra España" a Unamuno y Ortega. Especialmente al primero, que, como es sabido, apoyó el Alzamiento Nacional, al menos hasta que topó con Millán Astray.

Pero aquí estamos hablando de mitos. Ya Lévi-Strauss le dijo a Sartre que la Historia, con todas sus ínfulas, era equivalente a la mitología de los pueblos "primitivos", que la Historia no recoge (ni puede hacerlo) todos los datos, porque, si no, se autocancelaría. Aquí se ve bastante claro que García de Cortázar ha preferido quedarse con los datos del Unamuno deportado a Fuerteventura y el que se enfrentó al "¡Viva la muerte!". Y se ha guardado en el tintero al Unamuno católico y, en su momento, antirrepublicano.

En mi opinión se podían haber escogido otros ejemplos, como Antonio Machado o los que yo citaba, José Gaos y María Zambrano, pero el relato mítico sería el mismo.
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


Jesús M. Morote
Ldo. en Filosofía (UNED-2014)
Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla
Última Edición: 10 Feb 2014 12:45 por Nolano.
El administrador ha desactivado la escritura pública.
Los siguientes usuarios han agradecido:

Re: Separatistas y Separadores 10 Feb 2014 13:34 #19608

  • Avatar de
Si, también entiendo por donde vas. Unamuno era genial. No sé si terminas de atinar del todo por donde voy, no me refiero a eso que han llamado < Las tres Españas>. Hay un fenómeno que me interesa más y que me apasiona de ésto. Es curioso a día de hoy, cuanto menos, que haya lectores de Azorín. Intententando rastrear todo esto de lo que estamos hablando, me topé con Azorín. ¿ En qué lugar le colocamos? Cuando leí <La Voluntad> y <Antonio Azorín> quedé sobrecogido. Y cuando lo leí hará cosa de cinco años, yo tenía treinta y cinco años. Porque hay mucha España en él. Comprender el cambio de ideales en Azorín - que pasó de anarquista radical a conservador- y donde Unamuno tuvo mucho que decir en esa decisión es uno de los hallazgo que mas satisfacción me han provocado. Y que yo creo que dice de mi personalidad filosófica. Cervantes y Azorín son para mí el lugar donde el ser de España más esclarecedor se presenta. Unamuno está un poco por detrás. Ortega -espero que no moleste- creo que era algo cándido. Me aburre un poco que siempre me pongan el ejemplo del <no es eso> de Ortega. O por otro lado, también me aburre, esa <tercera España> de la que habla - Madariaga, Prieto, Azaña, Besteiro - el que sé que no te gusta (Paul Preston) como una España liberal que no pudo ser. Porque Azorín dónde queda en todo ésto. Ya no se lee, ni se estudia en los colegios. Y es un error, porque yo lo descubrí tarde y me resultó una revelación. Comprender a Azorín y a Unamuno (Azorín cambió ideológicamente por Unamuno), y a Cervantes,es comprender mucha, pero que mucha España. Mucho más que esa tercera España de la que estuvo de moda hablar. Si te he de decir que me gusta mucho Azaña literariamente en los discursos del Ateneo. Y Azaña era un lector y estudioso de Varela impecable. Pero Azaña estaba perdido estudiando a los comuneros y centrado estudiando a Varela. Azaña se que os disgusta mucho, pero hay que leerle. Para mí estaba más clarividente que Ortega. Y en mi carácter liberal que Azorín me llegue, y le comprenda, puede decir de mí bastante. Es cierto que yo paso muchas horas mirando el paisaje, claro.
Última Edición: 10 Feb 2014 14:36 por .
El administrador ha desactivado la escritura pública.

Re: Separatistas y Separadores 10 Feb 2014 13:49 #19609

El problema de las "dos Españas" como se ha apuntado aquí tiene raíces muy profundas. Pero no creo que se trate de una cuestión exclusiva de España, y lo veo como un problema muy difícil de categorizar, pues cuando se ha tratado teóricamente se ha hecho más en función de la "prolepsis" que de la "anámnesis", más bien para proyectar un futuro que para explicar/justificar(o en su caso repudiar un pasado). Ni la España "tradicional" era la que pintaba el "metarrelato" de la escuela de los años 40, pero tampoco la cavernaria que muestra todo ese imaginario que procede del krausismo y sus epígonos actuales (devenido en "expertos en pedagogía" consultados por los partidos políticos correspondientes cada vez que hay que modificar una ley de enseñanza).
Pero no es en esto en lo que quería abundar, sino en el hecho de que cada "España" se acaba identificando en el espejismo producido por la otra. Por eso, en gran medida son los propios prejuicios de cada "España" los que acaban creando la otra. Ni la España nacional es exactamente la "tradicional", ni la republicana la de la libertad y la democracia, sino que han aceptado la atribución de la otra. Por eso resulta muy difícil analizar algunas figuras, como es el caso de Unamuno, que teóricamente pertenecería a "una de las Españas", pero dentro de esa España tampoco cabría. Cada una de las Españas se conforma en torno a un universo mítico en gran parte elaborado por la otra. Por eso resulta chocante ver a ese Azaña que en sus diarios critica a los suyos viendo la deriva soviética del bando republicano, a un José Antonio que antes de morir critica un triunfo de los nacionales previendo la vuelta al "carlismo cerril y antipático" mientras preconiza un gobierno unitario presidido por Martínez Barrio, o de un Unamuno que al tiempo que defiende esa España fruto del catolicismo en su modo de ver el mundo al mismo tiempo es denominado por el obispo Pildaín (todo un personaje, por cierto) como "hereje y máximo maestro de herejías". En cada una de las "dos Españas" reales hay más allá del relato mítico que hace la otra múltiples detalles que ponen en duda el mito que las pone "en marcha".
Se podría abundar en ejemplos. En el caso del metarrelato de la "España nacional", por ejemplo, llama la atención como el pensamiento conservador/tradicionalista español durante el siglo XIX va a hacer la guerra sobre todo al concepto de nación moderno, una noción que se aplicó en la antigüedad a grupos lingüísticos y étnicos, y desde la revolución francesa cobró un sentido político frente a la estructura "poliárquica" del antiguo régimen, y como un proyecto de la burguesía liberal para eliminar las diferencias internas, aranceles proteccionistas, privilegios locales que impedían el desarrollo económico moderno. Uno de los gritos de los realistas exaltados era precisamente "viva el rey, muera la nación". Pues bien, esa idea de "nación" que es ajena tanto a ese pensamiento "antiguoregimenista" o "tradicional" o como se le quiera llamar, un siglo después se convierte en la enseña básica de los que pretenden reivindicar la "España tradicional" o la "España nacional".
Otro caso es el de la relación Iglesia - Estado. Cuando termina el antiguo régimen y se borran todas las disparidades jurídicas unificándolos en torno al Estado, la Iglesia va a depender económicamente del Estado en contrapartida al proceso de desamortización. La desamortización va a repercutir negativamente en primer lugar en el campesinado, que se beneficiaba de los bajos precios que las propiedades eclesiásticas suponían en los arriendos. Cuando son compradas a bajo coste tales propiedades por la burguesía urbana, la presión fiscal en el campesinado explica la animadversión de buena parte de éste en relación al régimen liberal. Es por ese motivo que algunos políticos conservadores o carlistas, como Vázquez de Mella y otros reivindicasen la separación económica de la Iglesia y del Estado. Llamativamente años más tarde, tal reivindicación desaparece y la vinculación económica Iglesia-Estado aparece como conservadora. Traigo aquí a colación el texto de Vázquez de Mella, porque no deja de ser interesante en esta "ruptura" de los metarrelatos cuando bajamos a los discursos particulares de cada una de las Españas: " "Nosotros queremos que la Iglesia, en lo económico, esté separada del Estado, y lo queremos porque sabemos muy bien que con el presupuesto que pudiéramos llamar lista eclesiástica, lo que ha intentado la Revolución es hacer odiosa a la Iglesia y esclavizarla;[...]de análoga manera desearíamos también que la Iglesia tuviese plena y completa libertad independiente, y que nada tuviese que recibir, en el orden económico, de manos del Estado" Juan Vázquez de Mella, "La Iglesia, la curia romana y el Estado ateo, 29 de marzo de 1895). Si eliminamos la referencia a la autoría y nos quedamos con la reivindicación, en el imaginario mítico lo podríamos adjudicar a un sedicente krausista, o algo semejante.
Por otra parte la idea de la "unidad nacional" (que no deja de ser en el caso español una idea de origen liberal) cuando se asienta en la enseñanza y en el imaginario colectivo como un ideal de las gentes "de orden" es a partir de la primera restauración. No debiéramos olvidar que el nacionalismo, tanto catalán como vasco va a surgir del partido integrista de Nocedal, escindido del partido carlista, que va a replantear el mismo ideario religioso-fuerista pero adoptando el principio de las nacionalidades para cada uno de los "antiguos reinos". Creo que es un dato que puede compadecerse con el hecho de que los nacionalismos tardo-decimonónicos van a tener una notable impronta clerical, no así como los más contemporáneos (como el gallego) donde se va a interpretar la identidad nacional en línea con la identidad de clase desde categorías marxistas, hasta el punto de que el "nacionalismo de derechas" o "conservador" parece inviable.
¿Podría decirme que camino debo tomar para irme de aqui? preguntó Alicia; "eso depende, en mucho, del lugar al cual quieras ir" contestó el gato. "No importa mayormente el lugar" ; "en tal caso, poco importa el camino" "...con tal de que lleve a alguna parte..." "puedes estar segura de que todos...
El administrador ha desactivado la escritura pública.
Los siguientes usuarios han agradecido: Nolano, pulpo, Demóstenes,

Re: Separatistas y Separadores 11 Feb 2014 00:22 #19622

  • alekhine
  • Avatar de alekhine
  • DESCONECTADO
  • Estoico
  • Amicus Plato, sed magis amica veritas
  • Mensajes: 998
  • Gracias recibidas 908
Nolano escribió:
Creo que sé por dónde vas, citando ese texto de Unamuno. A mí también me sorprendió que García de Cortázar metiera entre los de "la otra España" a Unamuno y Ortega. Especialmente al primero, que, como es sabido, apoyó el Alzamiento Nacional, al menos hasta que topó con Millán Astray.
Esto me ha sonado un poco injusto con D. Miguel, "bueno y mártir" como su D. Manuel, maestro de la paradoja, que a principios de octubre de 1936 visitó a Franco para suplicar inútilmente clemencia para sus amigos presos en la cárcel salmantina. Días después se arrepintiría de ese apoyo inicial, y se produjo el célebre incidente en la Universidad con el fundador de la Legión. Luego escribió aquello de "Qué cándido y que ligero anduve al adherirme al movimiento de Franco...".
Estudiante de Grado
El administrador ha desactivado la escritura pública.

Re: Separatistas y Separadores 11 Feb 2014 11:23 #19633

  • Nolano
  • Avatar de Nolano
  • DESCONECTADO
  • Escolástico
  • Mensajes: 4043
  • Gracias recibidas 4075
No creo haber sido injusto con Unamuno; me referí tanto a su apoyo al Alzamiento militar como a su destierro en Fuerteventura y su enfrentamiento con Millán Astray. Lo que me parece indudable es que no es buen ejemplo para encajarlo en el mito de las dos Españas, precisamente por no ser fácilmente clasificable y encuadrable en una u otra de las dos Españas del mito.
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


Jesús M. Morote
Ldo. en Filosofía (UNED-2014)
Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla
El administrador ha desactivado la escritura pública.
Los siguientes usuarios han agradecido: alekhine
Tiempo de carga de la página: 0.179 segundos