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TEMA: Elecciones Europeas: dialéctica del Estado del Bienestar

Elecciones Europeas: dialéctica del Estado del Bienestar 18 Jun 2014 15:10 #23694

  • Nolano
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Elías escribió:
Desde mi punto de vista el problema radica en si estos análisis son o no verdaderos. Todos estamos de acuerdo en el nivel de corrupción y en la mala gestión de los políticos. Pero supongamos que nos encontramos en una sociedad ideal ¿Sería posible mantener este sistema y asegurar todos los derechos que la sociedad demanda aunque la corrupción y la mala gestión no formara parte del sistema?
(...)
Al final quizá sea cuestión de rebajar todos nuestras pretensiones y de redefinir nuestros objetivos para alcanzar una verdadera felicidad pero asegurando, eso sí, unos mínimos a todos y especialmente a los más desfavorecidos (discriminación positiva).

Yo pienso que el problema de si esos análisis son o no "verdaderos" (la sostenibilidad del Estado del Bienestar en su diseño actual) es un problema de los sociólogos y los economistas (y demógrafos y científicos ambientales, etc.) pero no un problema de Filosofía Política. El problema para esta última es el de la "legitimidad" o no del poder. Evidentemente el Estado del Bienestar no es algo estático, sino un flujo continuo de intercambios de bienes y servicios. Y si dicho Estado obtenía una cierta legitimidad en cierto momento, creo que ha llegado un punto en el que esa legitimidad está siendo fuertemente cuestionada: en un hipotético "contrato social del bienestar" hay capas cada vez más numerosas de la población que creen que el poder político no está cumpliendo con su parte. Entonces el Estado del Bienestar pierde legitimidad, y aumenta la desafección hacia el sistema y hacia los partidos clásicos que han gestionado dicho sistema.

Es posible que la solución pase por lo que dices en tu último párrafo. Pero eso, ¿quién puede saberlo? Mi tesis es que esa solución, al menos de forma inmediata, no es posible. El propio Estado del Bienestar está generando, como su antítesis, una sociedad insolidaria. Las herramientas de análisis económico que utiliza la ciudadanía son las propias del imaginario del Estado del Bienestar y, bajo esas condiciones analíticas, es imposible elaborar un imaginario nuevo que promueva una solidaridad de orden diferente. De hecho, todos los programas de los partidos políticos, incluso los más presuntamente antisistema, se refieren a pensiones de jubilación, PIB, crecimiento, impuestos tradicionales (IVA e IRPF); no han hecho ningún esfuerzo (todavía) para elaborar un nuevo relato de la realidad económica y social. El propio Estado del Bienestar y su imaginario los tienen presos en sus redes dialécticas.
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


Jesús M. Morote
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Última Edición: 18 Jun 2014 15:46 por Nolano.
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Elecciones Europeas: dialéctica del Estado del Bienestar 18 Jun 2014 19:18 #23701

  • Rafel
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Muy interesante tu exposición inicial, Nolano. Aplaudo el esfuerzo de tratar este tema sin querer salirte de los márgenes de la filosofía política intentando dejar a un lado las inclinaciones políticas que uno pueda tener (aunque inevitablemente siempre acaben por hacer acto de presencia).

Dicho esto, paso a comentar algunas de tus ideas con las que no estoy de acuerdo, no con el ánimo de convencerte para que reconsideres tus planteamientos, sino con la expectativa más humilde pero, tal vez más importante, de quien ve en el disenso con respeto un instrumento que debería servir para enriquecer nuestras propias posturas sin caer en el terreno de la crítica demagógica o de la crítica que se sitúa en el terreno de la animadversión personal.

En primer lugar, me gustaría ahondar en el análisis que haces sobre la significativa escasa participación ciudadana en las últimas elecciones al Parlamento Europeo. No acabo de ver una relación directa entre abstencionismo y lo que consideras una crisis del Estado del Bienestar en cuanto sistema. El análisis del fenómeno del abstencionismo presenta una pluralidad de razones y motivos que no son fáciles de concretar, pero que, bajo mi punto de vista, presentan mayor relevancia para explicarlo que el que tú propones: primeramente, cabría señalar que el porcentaje de voto en el ámbito de las elecciones europeas ha sido tradicionalmente siempre más bajo que el de las elecciones de ámbito estatal o autonómico; por tanto, no es un hecho novedoso. Tal circunstancia seguramente sea consecuencia de la desafección y del desconocimiento general que se tiene sobre las instituciones comunitarias y del modo en que las decisiones y políticas que allí se toman pueden afectarnos. A ello habría que añadir la doble crisis que venimos padeciendo desde hace ya varios años: por un lado, la política, focalizada en el desgaste y descrédito que la clase dirigente y los partidos políticos tienen en un amplio sector de la sociedad, y, por otro lado, la económica, asociada en buena parte a la propia clase política que además muestra un alto grado de incapacidad para ponerle fin. Esto no trae otra consecuencia que la falta de identificación con los líderes o programas políticos y a considerar el abstencionismo como el más eficaz voto de castigo (alimentado por motivos tales como la falta de renovación y de credibilidad de las fuerzas políticas ante el incumplimiento de las promesas electorales, el carácter cerrado de las listas electorales, el descontento con el método tradicional de participación, etc.)

Personalmente considero que lo que se cuestiona con el abstencionismo no es el Estado del Bienestar, sino la propia estructura democrática que indefectiblemente se empobrece. Evidentemente, no podemos demonizar, como hace Savater, la falta de participación ciudadana activa, aunque vaya en detrimento del juego democrático, pero si que se hace necesario llevar a cabo un análisis de ese fenómeno. Aún así, no creo que debamos hablar, como tú haces, de "falta de legitimidad de los parlamentos electos" ni de que "expulsar a casi el 60% de la población no es, filosóficamente, aceptable". Y ello porque considero que la legitimidad de un gobierno no depende de la tasa de abstencionismo (ni del número de ciudadanos que le otorgan su respaldo en las urnas), sino que este nace del respeto a la legalidad electoral y del firme compromiso con el Estado y la sociedad durante el ejercicio del poder. Si se respeta la legalidad electoral no cabe hablar de expulsión porque ello lleva aparejada la idea de que es algo ajeno a las propias intenciones de los votantes, que, sin embargo, son los que voluntariamente se colocan al margen de esa actividad. Este fenómeno de empobrecimiento democrático lo que realmente pone en tela de juicio es la idoneidad de las instituciones estatales y debería abrir la posibilidad de regenerar la participación ciudadana mediante otros mecanismos distintos al del limitado voto en las urnas cada cuatro años.

En segundo lugar, y ya dentro del análisis de la situación del Estado del Bienestar,Nolano escribió:
El Estado del Bienestar se sostiene sobre una ilusión: todos creen que todos ganan; nadie pierde. Pero eso, en un mundo de recursos escasos, no es realmente posible, es sólo eso: una ilusión. Y, como toda ilusión, tarde o temprano acaba por mostrar su desajuste con las necesidades humanas y poner a los agentes sociales ante otra realidad diferente a la del imaginario en el que vivían. Y es que el sistema del Estado del Bienestar no es sino un gigantesco fraude piramidal: el bienestar presente se basa en la posibilidad de incorporación de nuevos participantes en la pirámide. Pero tarde o temprano la pirámide se desmorona: no se puede jugar indefinidamente a un juego de todos ganan.

En cambio yo pienso que el Estado del Bienestar se sostiene sobre un ideal: intentar paliar y equilibrar el hecho de que muchos pierdan y unos pocos ganen y se lo lleven todo. Y eso, en un mundo de recursos escasos se antoja como necesario. Pero ocurre que en nuestro mundo contemporáneo, dirigido por las grandes multinacionales con la connivencia de ciertas oligarquías políticas, el egoísmo y el extralimitado afán de riqueza impide que esa distribución sea real y efectiva. Eso nos lleva a la configuración de la sociedad piramidal, cuyo vértice está poblado por las élites de millonarios y políticos que se va distanciando cada vez más de una base compuesta por los trabajadores y los excluidos sociales. En consecuencia, cuando la crisis económica hace acto de presencia, la pirámide empieza a resquebrajarse por la parte más débil: no se puede jugar indefinidamente a un juego en el que tantos pierden.

Siempre que hay una crisis económica surge la necesidad de replantearse gran parte de los postulados y la funcionalidad misma del sistema. Así también ocurrió durante la crisis de la década de los años 70 que llevó aparejado el final del crecimiento económico, la inflación, la crisis fiscal y de recursos para el gasto público, pero sobre todo dio lugar al comienzo del desempleo masivo. Este replanteamiento lleva a que desde la derecha radical se considere al Estado del bienestar como un impedimento para el crecimiento y desarrollo y que se propugne un giro sistemático hacia el monetarismo y el laissez faire, mientras que desde la izquierda radical esa actitud se ve como una conducta defensiva por parte de la clase dominante. Pero si hacemos bueno el símil que planteas con la teoría de Horkheimer y Adorno, hay que considerar que al igual que los pensadores de la Escuela de Fráncfort pusieron en la palestra el ideal ilustrado señalando las consecuencias negativas que trajo consigo, no por ello lo sentenciaron a muerte, ya que el abandono de la racionalidad llevaría al triunfo del discurso débil de la postmodernidad que deja al hombre contemporáneo sin argumentos racionales válidos para discernir entre el bien al mal, la justicia y la injusticia, etc. En definitiva, así como Habermas habla de la Ilustración como proyecto inacabado, mal realizado o cuando menos parcial y necesitado de una autocrítica en profundidad, del mismo modo puede ocurrir que el Estado del Bienestar requiera ser revisado y reformado, sin eliminar por ello su esencia.

Si no voy equivocado de tu análisis se desprende que el causante de la actual crisis económica no es otro que el Estado del Bienestar que como consecuencia se encamina a su colapso. Pero también puede realizarse una lectura distinta invirtiendo los términos y considerar que es la crisis económica la que ha causado las principales grietas y contradicciones que presenta el sistema. Y así como se pueden dar razones a favor de la tesis de que la defensa de los pilares del Estado del Bienestar pueden trabar o dificultar la salida de la crisis, también pueden darse argumentos que permitan su mantenimiento, aunque no exento de ciertas reformas estructurales indispensables para poder adaptarse a la nueva realidad geopolítica: el Estado del Bienestar puede considerarse como un buen impulsor de sectores y actividades económicas potencialmente creadoras de empleo (tanto público como privado privado); la potenciación de los servicios sociales y de atención personalizada (a la gente mayor, a las personas dependientes, a los menores, etc.) pueden tener un efecto dinamizador sobre la economía y sobre el empleo; además, existe una relación positiva entre el gasto público social y la eficiencia y el crecimiento económico y, por tanto, también con la productividad y la competitividad, etc.

En tercer lugar, y de forma breve, quería señalar que aún me parece pronto para vaticinar si la conversión del bipartidismo en multipartidismo es un fenómeno que vaya a arraigar. En situaciones de crisis económicas de larga duración es frecuente que surjan alternativas políticas que propongan a su vez programas alternativos con los que regenerar la economía cuando no todo el sistema social pero en cualquier caso, aunque no se las debe desdeñar, no son respuestas por ahora mayoritarias; y las mayoritarias, con mayor o menor extensión, siguen defendiendo la vigencia del Wohlfahrtsstaat.

Como corolario a todo lo expuesto, me parece relevante considerar que la afirmación de que el Estado del Bienestar se encamina hacia su aniquilación por sus propias contradicciones internas parece a día de hoy demasiado radical. Lo que Nolano considera la dialéctica del Estado del Bienestar yo lo veo más bien como un conjunto de imperfecciones y errores del sistema fruto de la falta de adaptación a ciertas exigencias de la sociedad actual pero que pueden ser paliadas mediante reformas estructurales que permitan su continuidad, porque no sólo hay que tener en cuenta razones de eficacia económica y social sino también cuestiones de índole ético. En este sentido acabo recurriendo al pensamiento de Rawls que sostiene que para considerar a una sociedad como justa las desigualdades económicas y sociales deberían articularse de modo que, al mismo que redunden en el mayor beneficio de los menos favorecidos sean compatibles con el principio del ahorro justo y estén adscritas a cargos y posiciones sociales accesibles a todos en condiciones de equitativa igualdad de oportunidades. Estos principios de justicia rawlsonianos han sido atendidos con mayor interés en los modernos Estados de Bienesta, que cuando se han activado políticas de corte más neoliberal, que se han presentado como las única alternativa viable hoy por hoy. Considerar si esto es prioritario o no es considerar que se pueda contemplar una reforma del Estado del Bienestar, no como solución definitiva a esos problemas, sino como la mejor alternativa.
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Elecciones Europeas: dialéctica del Estado del Bienestar 19 Jun 2014 09:55 #23711

  • elías
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Sí, efectivamente, Nolano, lo que yo he dicho no es propiamente un problema de Filosofía Política.
Lo que sí me gustaría ahora es hacer una pequeña reflexión en torno al presunto Estado del Bienestar.

Cualquier estructura está constituida por una serie de notas. Estas notas pueden ser esenciales o adventicias (accesorias). Las notas esenciales serían el conjunto mínimo de notas que posee dicha estructura sin las cuales no sería posible la constitución del mismo. Eso sí, cualquier estructura, y por ser real, es constitutivamente dinámica. Un sistema no es que “esté” en dinamismo (lo cual significaría que ese dinamismo le es algo extrínseco) sino que “es” constitutivamente dinámico (el dinamismo sería algo intrínseco y constitutivo). Lo cual significa que a pesar de que dicho sistema evolucione serán siempre “el mismo” aunque nunca serán “lo mismo”. Y el caso paradigmático sería el del ser humano que para poder ser “él mismo” necesita no ser nunca “lo mismo”.En cualquier estructura habría que diferenciar (diferencia analítica pero no real) dos momentos. Uno estático (momento estructural) y otro dinámico (“dar de sí”). La realidad es un “de suyo” que constitutivamente “da de sí”.

Ahora bien, todo sistema no está solo en el mundo sino que interactúa con otras realidades sistémicas. Y esto hace que se produzcan adiciones y/o sustracción de notas en el sistema. Cuando esa adición o sustracción sólo afectan a las notas adventicias o accesorias del sistema entonces el sistema seguirá siendo “el mismo” pero no “lo mismo” (proceso evolutivo de dicho sistema). Ahora bien, cuando esa adición o sustracción afectan a las notas constitutivas o esenciales entonces la cuestión es bien diferente. Porque ahora no es que el sistema siga siendo “el mismo” pero no “lo mismo” sino que deja de ser “el mismo”. Es decir, se produce la “corrupción” del sistema. Desaparece el sistema para ser otra cosa. En fin, no sé si esta visión se corresponde con la Hegeliana.

Pues bien, el denominado Estado del Bienestar, como cualquier sistema, como cualquier estructura, posee ese conjunto mínimo de notas constitutivas que lo constituyen como tal. Y serán los especialistas los que nos digan cuáles son esas notas esenciales que lo constituyen como tal y que lo diferencian constitutivamente de otros sistemas.

El estado del bienestar se constituyó como tal a partir de la II Guerra Mundial. Y serán los especialistas los que nos digan cuáles son esas notas esenciales que lo constituyen como tal y que lo diferencian constitutivamente de otros sistemas.
Ahora bien, a partir de los años 80 se produjeron una serie de cambios guiados por Ronald Reagan y Margaret Thatcher. Como bien dice Rafel “ocurrió durante la crisis de la década de los años 70 que llevó aparejado el final del crecimiento económico, la inflación, la crisis fiscal y de recursos para el gasto público, pero sobre todo dio lugar al comienzo del desempleo masivo”. Ellos fueron los impulsores de una serie de medidas en los años 80 tendentes a la eliminación del intervencionismo por parte del Estado y el apoyo al denominado neoliberalismo económico.

Mi pregunta sería ¿estos cambios que se llevaron a cabo, la adición y sustracción de notas, fueron cambios accesorios o esenciales? Porque si fueron cambios adventicios lo que tenemos en la actualidad podrá seguir siendo considerado como el Estado del Bienestar mientras que si los cambios fueron constitutivos o esencial entonces lo que se produjo en aquel momento fue la “corrupción” del Estado del Bienestar y su sustitución por un nuevo sistema.

Dices, Nolano:

- “El propio Estado del Bienestar está generando, como su antítesis, una sociedad insolidaria. Las herramientas de análisis económico que utiliza la ciudadanía son las propias del imaginario del Estado del Bienestar y, bajo esas condiciones analíticas, es imposible elaborar un imaginario nuevo que promueva una solidaridad de orden diferente”

- “Y es que el sistema del Estado del Bienestar no es sino un gigantesco fraude piramidal”


Yo estoy de acuerdo con tu análisis. De lo que ya no estoy tan seguro es que las críticas deban de ser lanzadas sobre el Estado del Bienestar. Y no estoy seguro porque no sé si el Estado de Bienestar ya no existe.
Porque hay una cosa francamente preocupante y que supondría una perversión del lenguaje y de la realidad (y no lo digo por ti). Escuchamos diariamente las críticas que se hacen al Estado del Bienestar y de que dicho Estado debe de ser “desmochado” porque es insostenible.
Pero son realmente las cosas así. No será que en los años 80 se sustituyó el Estado del Bienestar por un Estado que podríamos llamar un Estado Neoliberal. Las críticas que se hacen desde el demos y la desafección de éste lo es con respecto al Estado del Bienestar o con respecto al Estado Neoliberal.
No será que los Neoliberales lo que pretenden es culpar al “difunto” de las tropelías que causan "vivamente" ellos para seguir profundizando, desarrollando y aplicando sus propias tesis.
¿Podría ser la reinstauración del Estado del Bienestar la solución a la crisis del Estado Neoliberal?
Última Edición: 20 Jun 2014 09:47 por Moderador 3.
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Elecciones Europeas: dialéctica del Estado del Bienestar 19 Jun 2014 11:14 #23720

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Dices, Germán: “No es que el Estado del bienestar sea el culpable de la crisis, es que con la crisis no se sostiene el Estado del bienestar, dale la vuelta Rafel, como hizo Kant....."

Pues bien, yo voy a dar una vuelta de tuerca más. No es que el Estado del Bienestar sea culpable de la crisis. Pero tampoco es que la crisis ponga de manifiesto la imposibilidad del Estado del Bienestar. Sino que la crisis es la plasmación práctica del Estado Neoliberal.
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Elecciones Europeas: dialéctica del Estado del Bienestar 19 Jun 2014 11:54 #23724

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Bueno, pues lo llamaré Marxismo. Y entonces diré que la culpa de lo que está pasano en España es debido a la existencia de un sistema marxista.
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Elecciones Europeas: dialéctica del Estado del Bienestar 19 Jun 2014 13:30 #23730

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Germán, por supuesto que no es un problema de nombres. Si quieres llamamos a los sistemas político-económicos 1, 2, 3 y 4;a, b, c, d ó Pedro, Manuel, Juan y Andrés.
Claro que lo importante no es como se nombren los sistemas sino como se constituyen.
Dices: “Lo malo no es el nomen, es la función, y el sistema padece una grave disfunción”. Sí claro, pero es que la función pende de la constitución. Por eso es tan importante saber de qué se está hablando. Si decimos que algo no funciona tendremos que saber qué es exactamente lo que no funciona y porqué no funciona. Y si queremos solucionar la cuestión tendremos que saber de dónde partimos.

No sé, es como si le dijéramos a un médico que se deje de decir si lo que uno padece es un cáncer o una pulmonía porque lo importante es que uno se encuentra mal y que hay que curarlo.
Última Edición: 19 Jun 2014 13:31 por elías.
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Elecciones Europeas: dialéctica del Estado del Bienestar 19 Jun 2014 13:53 #23733

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Un sistema socio-económico es tan real como lo es una piedra. Y tanto es así que nos influye a todos. Cuestión aparte es el modo de ser real.
Lo que trato de decir, Germán, es lo siguiente. Cualquier factor interno o externo influye sobre el sistema haciendo que éstos se modifiquen. Pues bien, en la actualidad sufrimos una crisis por una serie de factores. Pues bien, todos los factores no influyen de igual forma en un sistema. Los mismos factores pueden influir de una forma en una piedra y de otra bien diferente en un ser vivo. Y por tanto, para "sanar" dicha disfunción habrá que conocer cuál es el sistema sobre el cual se produce la influencia de esos factores.
Un factor no influye de igual forma en un sistema capitalista que en un sistema marxista. Y las formas de autocorrección (homeostasis) de esas influencias no son las mismas en un sistema marxista que en uno capitalista. Y esto de lo que te estoy hablando no tiene nada que ver con ideologías sino con la realidad de cualquier sistema.
Por eso hay que saber de qué sistema se está hablando para saber cómo corregirlo (si cabe la corrección) independientemente de la valoración ideológica que cada cual dé a ese sistema.
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Elecciones Europeas: dialéctica del Estado del Bienestar 19 Jun 2014 14:03 #23735

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Agradezco vuestros mensajes, Rafel y Elías, realmente enriquecedores para el debate. Vamos a ir por partes porque creo que la cosa merece reflexionar con cierto detenimiento en ciertas cuestiones. Mi primer borrador sobre este asunto tenía más del doble de extensión que el mensaje que publiqué. A pesar de la rigurosa poda al texto, todavía ha resultado demasiado extenso. Pero, aún así, hay muchas cosas que tuve que omitir; pero que irán saliendo en el debate.

En este mensaje, para no extenderme demasiado, voy a comentar solamente la primera parte del de Rafel. Más adelante me ocuparé de la segunda parte y del mensaje de Elías. Se trata ahora de la cuestión de la participación en las elecciones. En gran parte creo que estamos de acuerdo, Rafel; por ejemplo, cuando tú hablas como causa de esa gran abstención de "la desafección", "el desgaste y descrédito" de la clase política y dirigente, "falta de identificación con los líderes o programas políticos". Lo que me extraña es que de eso no extraigas la misma conclusión que yo: la progresiva invalidez del metarrelato vigente en las democracias maduras europeas.

Tu análisis, por otro lado, se basa, en parte, en lo que llamas la participación "tradicionalmente" baja en las elecciones al Parlamento Europeo. Doy las cifras de participación de los últimos 20 años:

1994: 59'14%
1999: 63'05%
2004: 45'14%
2009: 44'90%
2014: 43'81%

En mi opinión, eso refleja no una "tradición", sino un gran incremento de la abstención en un momento dado, y que no sólo no ha generado posteriores recuperaciones de la participación, sino un permanente goteo a la baja. A destacar, como creo que ha resultado evidente, que en Cataluña el voto se ha movilizado más en las elecciones de 2014 por la aparición del "debate soberanista", lo que, de no haber tenido lugar, hubiera aumentado las cifras de abstención globales más de las que se han producido. Estamos hablando de 20 años, por lo que no parece ni que haya un estancamiento de la participación ni que ésta dependa de factores de coyuntura, sino de algo más profundo.

El problema con la abstención es que, precisamente por el interés que hay por parte del poder de invisibilizar a la parte del demos que no ejerce el derecho al voto electoral, no contamos con análisis sociológicos de esa abstención. El encargar y publicar esos análisis daría visibilidad a esa parte que se quiere mantener invisible. En realidad, el debate postelectoral se ha centrado más en la aparición de "Podemos" (3'59% del censo electoral) que en una abstención del 52%. Esa ausencia de estudio del abstencionismo nos impide también, tanto a ti como a mí, el formular hipótesis o teorías sobre el sentido de la abstención, más allá de meras conjeturas.

Sin embargo, creo que puedo conjeturar con cierto fundamento lo siguiente: que también la abstención "se ha movido". Algunas de las fuerzas emergentes, como UPyD o Ciudadanos o Vox, creo que podemos aventurar que se han beneficiado en su crecimiento de antiguos votantes de otros partidos; y creo que en gran medida IU también. Pero creo que también podemos conjeturar que "Podemos" se ha nutrido en gran parte de nuevos votantes o de antiguos abstencionistas. En todo caso, sea como sea, tiene que haber habido trasvase (yo creo que importante) de votos entre los abstencionistas de 2009 hacia los votantes de 2014, y viceversa, desde los votantes de 2009 hacia el abstencionismo de 2014. Y la cuestión es que cabe sospechar que el movimiento ha sido desde antiguos votantes de los partidos clásicos hacia la abstención y en una porción relevante hacia otros partidos antisistema y desde la abstención hacia partidos antisistema. Incluyendo en el fenómeno la deriva antisistema de IU. La crisis actual del PSOE y su propia tentación de deriva antisistema parece que responde a un análisis similar al mío.

Teniendo en cuenta que (lo más relevante de los resultados, a mi parecer) el conjunto PP-PSOE ha pasado de concentrar el 80% de los votos en 2009 a tener sólo el 49% en 2014, creo que la representatividad del sistema de poder efectivo en España está puesta en cuestión. Y eso creo que afecta a la propia legitimidad del sistema, por mucho que los partidos en el poder miren hacia otro lado; e incluso los que han obtenido escaños (y cuantiosas subvenciones), hasta que la ley de hierro de D'Hondt les vuelva a poner en su sitio en las próximas Elecciones Generales, donde posiblemente un partido como "Podemos", con casi un 8% de los votos emitidos, no alcance más que a obtener 2 o 3 escaños en provincias grandes, de los 350 diputados en el Congreso.

Me parece, Rafel, que ves la "legitimidad" como algo estático, no como algo que hay que conquistar día a día o que se va perdiendo día a día. Las elecciones no legitiman, entendiendo "legítimo" en un sentido filosófico y no jurídico-positivo, sino que dan una presunción iuris tantum de legitimidad. Pero esa presunción puede ser impugnada perfectamente si el demos retira su afección al que detenta el poder. Hubo un caso claro en la participación de España en la Guerra de Iraq, donde la mayoría parlamentaria de Aznar actuó ilegítimamente, por ir contra la voluntad de la mayoría de los ciudadanos (y que, lógicamente, acabó como acabó). Es lo mismo que planteaba la doctrina escolástica y barroca de la resistencia legítima al tirano. La legitimidad del monarca se presume; pero puede ser impugnada si desaparece (aunque subsista la legalidad de su titularidad).

Un pueblo donde el 58% de la gente no va a dar su apoyo a tal o cual partido tiene un problema político; y gordo. Dar por supuesto que de esa parte del demos que se abstiene si votara, más o menos, resultaría un reparto y ejercicio del poder similar a los que resultan del voto de quienes ejercen ese derecho creo que es una suposición gravemente equivocada. Y que tarde o temprano tiene consecuencias políticas. Y, lo que es más importante, erosiona día a día, minuto a minuto, el respeto ciudadano hacia la Ley y el Derecho que emanan de poderes con déficit de legitimidad. Resulta hasta paradójico que un Parlamento Europeo que se creó y al que se le han ido reconociendo competencias crecientes en el ámbito de las instituciones comunitarias precisamente para corregir lo que se dio en llamar el "déficit democrático" de las instituciones europeas, por el predominio casi absoluto del Consejo Europeo constituido por los gobiernos de los países miembros en las decisiones comunitarias, acabe resultando elegido con menor apoyo electoral que los propios Gobiernos que forman el Consejo tildado de poco democrático.
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Última Edición: 19 Jun 2014 22:51 por Nolano.
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Elecciones Europeas: dialéctica del Estado del Bienestar 19 Jun 2014 22:15 #23766

  • pulpo
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Elías en esta frase haces toda una definición de la filosofía médica
No sé, es como si le dijéramos a un médico que se deje de decir si lo que uno padece es un cáncer o una pulmonía porque lo importante es que uno se encuentra mal y que hay que curarlo.
Es otro tema

Rafel dijo
Rafel; por ejemplo, cuando tú hablas como causa de esa gran abstención de "la desafección", "el desgaste y descrédito" de la clase política y dirigente,
Yañade Nolano
no extraigas la misma conclusión que yo: la progresiva invalidez del metarrelato vigente en las democracias maduras europeas.
Para un poco para que veamos la diferencia.
después hablaremos de la participación y la legitimidad. Por ahora nos quedamos aquí
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Elecciones Europeas: dialéctica del Estado del Bienestar 19 Jun 2014 22:35 #23769

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Te respondo brevemente, Pulpo, para señalar cómo veo esa diferencia de posturas entre Rafel y yo, cuestión en la que espero que profundicemos más adelante.

Entiendo que un metarrelato político, o narración legitimadora del poder, se fundamenta en la adhesión del demos a unos principios que hacen consistente o coherente la forma en que el demos se ve a sí mismo como grupo político organizado y sus relaciones con las instituciones que detentan y ejercen el poder sobre ese demos. En consecuencia, si hay una desafección hacia y un descrédito de la clase política, el metarrelato (o imaginario social de Castoriadis) hace aguas, pierde su consistencia o coherencia y abre el paso a un nuevo metarrelato o imaginario que viene a cubrir las deficiencias del precedente. Si Rafel aprecia esa desafección y descrédito, me extraña que impugne mi tesis de que el metarrelato vigente (el del Estado del Bienestar) ha generado una antítesis que dará lugar a un metarrelato nuevo. Precisamente la función del metarrelato es dotar al imaginario social de una consistencia que garantice la afección y adhesión al sistema vigente de poder; si deja de cumplir adecuadamente esa función, carece de sentido.

Posiblemente la discrepancia surja de nuestra diferente forma de ver el juego relato-metarrelato (tal vez, por ejemplo, Rafel no comparta los conceptos de Castoriadis o los entienda de forma diferente a la mía). Lo discutiremos y lo veremos, espero.
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