En su momento me interesé por la obra de Arendt. Ésta me ayudó a hacerme consciente de cierta reflexión que, por fundamental (a mi entender), atraviesa de cabo a rabo la filosofía contemporánea.
Me he acordado de dicha reflexión al volver a oír de boca de Arendt que ella es una teórica porque la filosofía está sobrecargada por la tradición.
Reproduzco aquella reflexión mía, así:
por aquella expresión (la filosofía está cargada...) podemos entender, creo, dos cosas: o bien que lo está porque los filósofos hacen filosofía con una nomenclatura tradicional, greco-latina, o bien no sólo porque nominalmente es así, sino porque la filosofía que se hace, y en la medida en que se siga llamando así, posee un sentido o una dirección marcada por la tradición. El viejo asunto respecto al sentido del ser.
Durante el lapso en que cabría entender que dicha tradición tiene vigencia, se supone que cualquier clase de conocimiento fundamental posee alguna clase de noción, de certeza, acerca de la determinación por la cual se define eso común a toda existencia o cosa individual, o sea, por la cual se define el hecho general de que algo es, el ser.
La última gran conservación de esa noción trascendental está en Kant, quien, tras encerrar dentro del campo de lo inintuible determinados tipos de nociones, las aporías: Dios, el mundo, el alma; fundamenta una trascendencia consistente en la forma o condición de la experiencia en sí, de dónde su estética trascendental, su lógica, su moral, etc.
El problema en Kant, y que, a mi entender, hace saltar por los aires la sanas y críticas expectativas trascendentales de la Modernidad, consiste en que en Kant sobrevive una petición de principio, último pilar en pie de la tradición tras Kant, que es que, a pesar de todo, quepa comprender la experiencia (cada experiencia individual) bajo la noción de ser, de un trascendental, tanto como cada cosa bajo la noción de mundo (como idea reguladora, no como cosa existente; no hay experiencia de mundo), tanto como cada individuo bajo la noción de sujeto trascendental (cabe decir lo mismo que anteriormente), etc.
Dicha petición de principio, contemporáneamente, es cuestionada desde muchos flancos. Pienso en cuando la matemática transita, en el filo del siglo XX, hacia una forma puramente lógica, y cuando ésta se independiza de toda intuición pura entendida como petición de principio tradicional. Un ejemplo concreto: ahora, matemáticamente, resulta construible un espacio no kantiano, no homogéneo, no infinito, el espacio no euclídeo.
La lógica se independiza y la matemática, ahora logizada, es capaz de construir variados sistemas lógicos en función de una petición de principio antikantiana, a saber, no que respondan a una observación fenomenológica al respecto de la experiencia, de donde se deduzca como necesaria cierta intuición pura o forma de la experiencia (tiempo, espacio kantianos), sino sencillamente que tales sistemas sean en sí, lógicamente internamente, consistentes. Pienso en Frege. Pienso también en Wittgenstein: "de lo que no se puede hablar es mejor callarse"; pienso, claro, en la física contemporánea y en su estudio de las singularidades (!) físicas. Pienso en tantos y tan profundos ataques a la tradición, marca señera de la filosofía contemporánea.
La nitidez de esta identidad contemporánea es lo que aprendí leyéndola. Pero la posición de Arendt, o sea, cierta posición fundamental de gran parte de la filosofía contemporánea, no está exenta de problemas.
Si se lee "La condición humana" con esta perspectiva (la cual yo adopté durante su lectura), puede percibirse como Arendt evita la fundamentación de los elementos de la misma: vida, trabajo, humano, mundo, etc., en favor de cierta presunción de naturalidad, o de evidencia o patencia fáctica, al respecto de tales ideas. El contraste con Marx, por ejemplo, es impresionante (pienso en "el Capital", además lo pienso estudiado desde Marzoa). Puede que el edificio del idealismo sea inestable, pero no parece mucho mejor evitar cualquier intento de demostración por la vía de una retórica que quiera presentarse carente de referencias. La discusión es larga y creo no haber dicho casi nada.
Algunos extractos de "la condición humana" que recogí en su momento.
Una tautología lógica, o sea, vacía (¡pero lógica, o sea, posible dentro de los términos de la independencia lógica!).
“Me limito, por un lado, al análisis de esas generales capacidades humanas que surgen de la condición del hombre y que son permanentes, es decir, que irremediablemente no pueden perderse mientras no sea cambiada la condición humana”
Sin humanos hay no-mundo. Residuos idealistas en principio impertinentes, considerando la postura "teórica" de Arendt.
“La objetividad del mundo -su carácter de objeto o cosa- y la condición humana se complementan mutuamente; debido a que la existencia humana es pura existencia condicionada, sería imposible sin cosas, y éstas formarían un montón de artículos no relacionados, un no mundo, si no fueran las condiciones de la existencia humana.”
Contradicción: si hay un cambio en la condición humana, esto en ningún caso puede ser porque el humano lo produzca, porque si el humano, que es un ser condicionado, es capaz de afectar sobre sus propias condiciones, es que es independiente de sus condiciones, o sea, incondicionado. Pérdida de una noción fuerte de absoluto (=incondicionado); pérdida de distinciones duras entre accidental-esencial, ... ¿sólo un relato culto?
“El cambio más radical que cabe imaginar en la condición humana sería la emigración de los hombres desde la Tierra hasta otro planeta. Tal acontecimiento, ya no totalmente imposible, llevaría consigo que el hombre habría de vivir bajo condiciones hechas por el hombre, radicalmente diferentes de las que le ofrece la Tierra. Ni labor, ni trabajo, ni acción, ni pensamiento, tendrían sentido tal como los conocemos. No obstante, incluso estos hipotéticos vagabundos seguirían siendo humanos; pero el único juicio que podemos hacer con respecto a su “naturaleza” es que continuarían siendo seres condicionados, si bien su condición sería, en gran parte, autofabricada.”
Saludos