A este respecto me gustaría añadir que la escasa diferencia que todos reconocemos en muchos de los planteamientos de partidos como PSOE, Ciudadanos, PP e incluso Podemos es totalmente cierta. Existe un consenso socialdemocrata muy importante en España, tanto a nivel partidos como entre el electorado.
Y la socialdemocracia, a fin de cuentas, es una solución de compromiso entre liberalismo y socialismo. Pero ciertamente no es del todo liberal, ni del todo socialista. A un liberal clásico o a un austriaco le habrá chirriado que Elías haya llamado "liberal" a Ciudadanos tanto como a él le escandaliza pensar en él PSOE como un partido realmente izquierdista.
Pero debemos ser capaces de reconocer la escora que llevamos. A nadie escandaliza que PSOE y Podemos quieran imponer regulaciones más inflexibles en materia laboral, y la mayoría de partidos se proponen subir los impuestos; sin embargo es impensable que alguien se proponga liberalizar sanidad o educación en España, o el sistema de pensiones. ¿Capitalismo salvaje? No sé dónde...
¿Y entonces en qué se diferencian las izquierdas y las derechas aparte de en el grado de socialdemocracia que quieren (unos más socialista, otra más libre)? Pues ahí entra nuestro amigo el Eco-feminismo y sus extensa familia de primos hermanos, todas las teorías de la liberación.
Algunas derechas echarán manos de la defensa de la Nación, y otras ni están ni se les espera en la batalla ideológica (preguntad por un tal Mariano). Esa derecha irá aceptando paulatinamente todo lo que construya la izquierda. Se las tragan de a palmo (matrimonio homosexual, aborto...) y tan a gusto.
Pero las izquierdas, demostrado que socialismo es barbarie y pobreza, se ven obligadas a recoger todas las banderas de los oprimidos del mundo (mujeres, homosexuales, negros, disléxicos e indios y todas las combinaciones posibles. Ah, y también el planeta. Oh, la causa planetaria...).
Y a cabalgar las contradicciones, a cabalgarlas hasta enterrarlas en el mar, vaya.
Y ahí ya comienza el casting. A ver quién consigue ser más cosas a la vez. Porque, en esta esquizofrenia identitaria, el que consiga ser a la vez transexual pero homosexual, de raza mixta, africano e indigenista, vegetariano y obeso todo al mismo tiempo se convierte en la versión renovada de La Victoria de Samotracia. Ser muchas cosas pero hacer muy pocas, característico de nuestro tiempo.
Pero no nos engañemos, para la izquierda esta colección de genialidades no es más que un medio para llegar al poder, que es lo importante. Porque los tiempos han cambiado, pero mandar, mandamos los mismos de siempre.
Y porque el progreso, bien entendido, consiste en pillar más subvenciones.
Por eso las mujeres harían bien en desconfiar de sus salvadores, como muchas hacen por cierto. Porque no necesitan institutos y observatorios que las enemisten con los hombres, necesitan que las dejen en paz, que son mayorcitas y saben muy bien lo que hacen.
Pero, ¿por qué dejar que la realidad estropee un buen dogma?
al fin y al cabo, todo el izquierdismo es una doctrina de intelectuales que tuvieron la arrogancia de creer que podrían planificar mejor la vida de todos.
Y eso no me lo invento yo, sino que lo dice aquí mismo Thokarion:
Desde luego, hay filosofía que sólo le resulta útil a unos pocos, que está muy ensimismada y encerrada en las instituciones sin comunicarse con "el vulgo". Muchas veces la filosofía académica es cosa exclusiva de ricos. No obstante, no se limita a ello, más cuando nos permite construir discursos y teorias con objetivos libertadores que el pueblo pueda hacer fácilmente suyos.
Admite, compañero, que te ha quedado un poco paternalista.